Menos es más – cuando volver a lo simple es felicidad

Ante la confusión de demasiadas cosas, opiniones e información, vuelve a lo básico. Parece un consejo trivial. Pero no lo es. Mucho menos ahora, que vivimos en la era de la atención, con nuestro foco siempre de un lado al otro como un barco sin ancla. Ten en cuenta que nuestro cerebro no se diseñó para este nivel agitación. De hecho, ahora sabemos que el cansancio, a veces, tiene como raíz el mal hábito de cambiar el foco de atención muy rápidamente. Del teléfono, al computador, del scroll de FB al de IG. Recibiendo información, sin filtro, sin pausa ni descanso.

Lo básico es devolverse. Es saber qué es importante y priorizarlo. No es fácil porque hemos creado una cultura que vende un falso sentido de urgencia en cada mensaje publicitario. Pero, es un entrenamiento vital, si queremos realmente ahondar en una práctica de autocuidado.

Lo básico es darle importancia a lo sencillo. Mi esposo tiende la cama, por ejemplo. Lo hace consciente y deliberadamente porque dice que así comienza el cambio. Lo básico es respirar y conectar. Es charlar y detenerse para apreciar lo bueno. Es ser conscientes a la hora de comprar, y no malgastar. Es revisar la infinidad de cosas, ropa, objetos que acumulas en casa, y regalar lo que no usas.

También aplica a los temas de la comida. Hay tantas teorías sobre cómo comer. Pero entre más conocimiento, no parece haber más claridad. Pero lo esencial nunca defrauda. Así que si estás confundida sobre cómo comer, devuélvete al inicio. Aprende a comer despacio y a masticar la comida. Toma agua. Huele tu comida y mírala. Comienza por ahí. Cuando tengas eso resuelto, miras qué quitas o qué pones.

Siempre hay maneras de simplificar la vida. Hazlo. Menos es más. Garantizado.

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