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Mientras en Venezuela el presidente Nicolás Maduro mantiene cerrada la frontera con Colombia y se dedica a perseguir a la población local, con el argumento de buscar delincuentes, en Estados Unidos el precandidato republicano Donald Trump promete la construcción de un muro que divida a ese país con México, con la justificación de que la población mexicana está conformada por ladrones y violadores. Los dos, diferentes en su origen y aspecto, pero parecidos en la forma de actuar (y sobre todo de hablar), son ejemplos de cómo la política puede desaprovecharse para hacer grandes cosas y dejar legados que perduren en el tiempo.

Resulta una paradoja que Venezuela, teniendo las reservas petroleras que todos conocen, presente uno de los mayores niveles de desabastecimiento de productos básicos de la historia, índices de inseguridad sin precedentes y una economía golpeada por la inflación desbordada. La oposición, desde las cárceles, procura hacerse escuchar, y los medios de comunicación, acusados, en la medida que hacen cualquier crítica al Gobierno. En medio de esa situación, el cierre de una frontera es el mejor distractor para concentrar a la opinión pública en aspectos diferentes a los que conciernen a la problemática del vecino país. Es toda una salida a la presión mediática y de la población que reclaman un cambio en Venezuela.

https://youtu.be/B-JphMvIeIA

Y esa es la misma estrategia de Trump, un precandidato sin mucho que ofrecer en términos programáticos, ideológicos o propositivos, pero que ha captado la atención por medio de iniciativas polémicas. A través de un discurso excluyente, que un segmento de la opinión pública ha querido comprar, sustentada en la crisis financiera, ha insultado a sus compañeros de partido, periodistas y figuras reconocidas en Estados Unidos. Sin embargo, los pronósticos de analistas definen el fenómeno publicitario como una burbuja que estallará antes de la consulta republicana. La mayoría coincide en que los resultados apuntarán a Jeff Bush (republicano) y Hillary Clinton (por el lado demócrata).

https://youtube.com/watch?v=3t2MV9IQClU

Hablar de cierres de fronteras, visas y muros, es hacer un viaje al pasado. Es un discurso que va en contra del proceso de globalización en el que se sumergen los mercados, las poblaciones y las culturas. Los procesos de desmonte de estas terribles decisiones pueden durar una eternidad, y Alemania es un ejemplo de ello. Actualmente, en medio de tensiones, Corea del Sur sueña con la reunificación de Corea del Norte, y una escena similar sucede con la población entre Israel y Palestina. Históricamente, las poblaciones padecen con este tipo de conflictos porque suelen quedar familias divididas a cada lado de la frontera.

Por eso, Colombia debe administrar la coyuntura de una forma estratégica y conciliadora. Hay que facilitar todo el apoyo institucional posible para contrarrestar los índices de inseguridad que el Gobierno vecino reclama, sin elevar el tono o responder con el ánimo de complicar la situación. Se debe enviar un mensaje internacional para rechazar cualquier muro que divida nuestras fronteras y, por el contrario, promover la anhelada unión entre Latinoamérica.

En el tintero: No dejen de ver esta broma que le hizo el presidente Barack Obama en 2011 al precandidato Donald Trump durante una cena de beneficencia:

Por: Juan Manuel Ramírez Montero / Especial para diario Portafolio / http://goo.gl/9P5YMT
www.egonomista.com / Twitter: @Juamon y @egonomista

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