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Varios de los servicios públicos que tenemos en Colombia, son prestados por monopolios, o casi, que colocan las condiciones que ellos consideran a los clientes, a quienes les exigen que tienen que ser perfectos o de lo contrario se otorgan el derecho de poner multas u otros cobros; y si hay reclamo, buscan alguna excusa, en extensos documentos de diminuta letra de un contrato que cada ciudadano tiene que haber firmado, si quiere que le presten el servicio que solo ellos proveen.

Un ejemplo es la empresa de gas, una empresa que envía un recibo con pago al mes siguiente y si el día que llega el recibo está ocupado y no lo paga inmediatamente, puede embolatarse, cosa que le puede pasar a cada cliente una vez al año, por fuera de cualquier tendencia de no pago. Mientras unas empresas envían un mensaje al celular recordando que en dos días se vence la factura, esta empresa no, se queda callada, escondida y el día de desconexión da el zarpazo, tocan a la puerta, y exigen desconectar el servicio. Así el cliente muestre el recibo pago de ese día que se acordó, insisten en cortarlo, porque se creen en el derecho de hacerlo por no pago, así se demuestre que si pagó. Consideran un merecido castigo, lo cortan o el funcionario le informa “no lo corto pero le llega su multa”, con el recibo pagado en la mano.

Ya se que eso se soluciona pagando con suficiente tiempo todos los recibos, pero no siempre se da, porque no todos los clientes son perfectos, requisito sin equanum de la empresa monopólica, gracias a la potestad de ser los únicos que pueden proveer el servicio. Gran diferencia con la compañía de celular, que saben que si maltratan al cliente al día siguiente se van para otra empresa que provee servicio de telefonía celular y al cambiar puede incluso encontrar mejores planes y hasta mejor servicio. Por eso ellos si le envían un mensaje avisándole que su factura está pendiente y que quedan dos días para pagar y además no cobran reconexión, ni se les ocurre poner abusivas multas, un total despropósito en tiempos de tarifas excesivas, que además no paran de subir, en especial en las empresas monopólicas.

Es sabido que lo único que trae los monopolios es injusticia, abuso y en muchos casos excesivas tarifas o mal servicio, sino pésimo. Lo cual se está demostrando en los altísimos costos de los pasajes aéreos y que tiende a empeorar, asi como su servicio y cobros adicionales incluso volando, cuando cada vez quedan menos aerolíneas, por la gran carga que ha recibido en tasas e impuestos a tiquetes, que a pesar de las innumerables evidencias dicen que continuaran como si nada, además de las alzas de combustibles, sin importar el efecto en el turismo.

Turismo que es muy importante, pero no es vital, puede que en determinado momento ya uno no pueda volar y no viaje, o viaje por carretera, o en el caso del gas, se quede sin el servicio y se pase a estufa y calentador eléctrico. Pero si eso pasa con la salud, la cosa es a otro precio, la salud si es vital, si no lo atienden, si le sacan el contrato de 20 hojas en Arial 3 y le dicen que en la hoja 17 no cumplió con el requisito para ser atendido o remitido a un especialista o a ser hospitalizado y no tiene ninguna otra entidad que le preste el servicio, el castigo o la multa puede ser la muerte.

En el caso de un monopolio a la salud, y peor por parte del estado, sin un ente superior independiente que dirima y corrija ¿en que posición quedamos los colombianos?

Por lo menos en servicios públicos hay por encima una Superservicios, que aunque casi nunca sirve para nada, porque normalmente da la razón a la empresa de servicio público, asumiendo que el cliente no pagó por conchudo o mala paga, o gastó más de lo que quiere pagar, hay también la oportunidad de usar herramientas legales por fuera del control de quien provee el servicio. Pero en el caso de la salud, siendo el estado el ente monopólico ¿a quien se va a quejar? ¿A otra entidad del mismo estado? ¿Será que esta se va a enfrentar al servicio del estado que más presupuesto/poder va a manejar en el país?

¿En serio, alguien cree que algún ente del estado nos va a defender ante un reclamo por mal servicio de salud del gobierno? Y si lo hace ,¿va a tomar el correctivo antes que el paciente muera? Yo, que me considero bastante optimista, me permito dudarlo. Y en medio de la polarización, el ente de control y el de supervisión no van a tomar acción a favor de un paciente, lo primero que van a hacer es tildarlo de opositor, que quiere destruir el sistema y que al gobierno le vaya mal, sin importar si tiene o no razón con su reclamo, o si está en peligro de muerte.

Este temor lo confirman los rumores de que ya no habrá tutelas, en el maremágnum de páginas del proyecto, adendas y declaraciones. Asunto de la mayor gravedad, ya que deja por fuera a los jueces, todo el poder en el ejecutivo y eso pensando en Bogotá o en las grandes ciudades, pero aun peor para una persona en un lugar bien apartado y eso que uno de los argumentos es que la reforma a la salud es para atender esos lugares apartados, donde no han llegado los centros de salud, a pesar que los pueden hacer llegar sin necesidad de cambiar la ley, esta para nada prohíbe que lo hagan; y aun más, contempla el derecho fundamental a la salud, por el cual lo tienen que hacer, pero a pesar que con la ley vigente de tantos años no lo han logrado, nos quieren hacer creer que con una nueva, que diga en ese aspecto lo mismo, al día siguiente de aprobada, si van a llegar a los confines del país, con el mejor grupo de especialistas, o lo incluido recientemente, un excelente yerbatero o sobandero ¡A estos si que va a ser fácil reclamar una falla procedimental! o exigir cumplimiento oportuno.

Mucho se habla de la reforma a la salud, nadie por optimista que sea puede asegurar que un sistema del que solo se tenía un título en la campaña y a marcha forzada se ha venido diseñando (antes que el gobierno pierda aceleradamente su popularidad con base en el continuo deterioro del costo de vida, del valor del peso, de la seguridad, etc.), va a reemplazar de un día para otro un muy buen sistema de salud que tenemos hoy (construido y mejorado continuamente en 30 años), que nada de lo que demanda para su optimización requiere de una nueva ley, solo hacer cumplir la existente, que repito incluye el derecho a la salud y la prevención, ya explicado en otro blog. Eso ya está en la ley y lo único que hay que hacer es cumplirla, no cambiarla.

Independiente de la retorica y tecnicismo que sin éxito tratan de explicar la necesidad de una nueva ley, mas que de un nuevo sistema, y del valor del honor que le quieren dar a ganar la contienda política de su aprobación, nadie puede negar el sentimiento de impotencia que tenemos los colombianos para impedir que nos cambien el sistema de salud unos cuantos, por algo que el único beneficio que puede mostrar es para quienes están haciendo el cambio. Hay muchas reformas pendientes y muchas ganas de cambiarlo todo, pero cualquier cosa que salga mal con la salud, se medirá en número de muertos ¡El cambio no puede ser quedarnos sin salud!

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