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Después de varios meses que el gobierno nacional lleva culpando la tasa de interés de los males económicos del país: caída del PIB, aumento de desempleo y especialmente la inflación, y posiblemente ante su constante presión, el Banco de la República de Colombia anunció el 20 de diciembre de 2023 que recortó su tasa de interés de política monetaria en 25 puntos básicos, pasando de 13,25% al 13%.

Si es bueno o malo, no es el punto que quiero tratar, pero sí que algunos economistas inmediatamente empezaron a hacer fiestas con los pronósticos para 2024, en especial en lo referente a la inflación, que parecería como si la tasa de interés tuviera poderes mágicos para controlar, entre otras cosas, ¡la inflación del país!

Ya tienen listos los decretos para subir la gasolina (a pesar que ya está más cara que en EE. UU. y se supone que era para nivelar con el precio internacional para no seguirla subsidiando); del ACPM; la energía -que ya dijeron que va a subir por el fenómeno del niño a pesar que sigue diluviando en varias regiones; los peajes -que tienen a muchos “reconocidos” economistas cacareando que no haberlos subido este año está desestabilizando al país y ellos tienen otra fórmula en que tampoco suben la inflación; el salario mínimo que justamente debe ser subido, pero cualquier estudiante de economía sabe que si lo suben simultáneamente con otros factores, al final del día, su poder adquisitivo será menor que el que tenían antes del aumento, como sucedió el año anterior, la historia se repite y todos la conocen, pero poco les importa al momento de repetir los errores.

Además de los decretos que están para la firma para encarecer artificialmente la vida de los colombianos, hay ordenes que inician en enero 2024, que ya vienen desde el inicio de este gobierno, en que el Congreso de la Republica le aprobó irresponsablemente una reforma tributaria dirigida no solo al decrecimiento, pero también a subir descaradamente la inflación. Algunas ya hicieron efecto, como la tasa a las hidroeléctricas que subieron aún más la energía, mientras se cacareaba que se iba a bajar desde la campaña; pero otras se han implementado parcialmente, ya que la pérfida reforma escalonó su entrada en efecto en el más sensible de los temas, el aumento del valor de los alimentos y bebidas ¡por favor! no me van a decir que la mágica tasa de interés también va a contrarrestar el impuesto a los alimentos y bebidas, de amplio consumo hasta en palacio, en especial a las materias primas para una gran  franja de alimentos, incluyendo de la canasta familiar.

Uno de los renglones más afectados por la política de decrecimiento es el de la vivienda, también influido por el aumento del UVR en la exorbitante cantidad de 3.4% este año, que afecta la venta de vivienda y la facilidad de pago de los ahora propietarios “ricos” que todavía pagan su vivienda y que nunca baja, suba o baje la tasa de interés, que se supone que lo afecta. También viene de atrás el aumento a los tiquetes aéreos con impuesto del 19%, igualmente en contraposición al anunciado impulso al turismo como el remplazo de los hidrocarburos en la financiación del estado, el cual de manera increíble acompañaron con la prematura reactivación del Impoconsumo, que afecta al turismo en todos sus aspectos, que combinado con el aumento diario del costo de alimentos, e insumos gastronómicos, ha llevado a cerrar restaurantes este último año, algunos que incluso habían sobrevivido a la pandemia, no pudieron con la inflación y la falta de demanda, por falta de poder adquisitivo de los potenciales comensales.

Algunos economistas nos desean un feliz año nuevo, mientras suben artificialmente el costo de vida, para que ese nuevo año no empiece bien y no sea tan feliz como supuestamente nos desean

A los ilusos economistas que creen que la tasa de interés del Banco de la Republica es mágica y va a bajar la inflación mientras suben desaforadamente los factores mencionados, siento mucho desilusionarlos y como lo dije en varios blogs el año anterior y el anterior a ese, subir todos esos factores al tiempo solo va a aumentar la inflación ya bastante alta, así algunos eruditos economistas hagan fiestas porque una inflación oficial del 10.1%, según ellos está bajando. Ya por lo menos se les quitó el cuento de que es un fenómeno mundial, porque en Inglaterra, Estados Unidos y muchas economías la inflación ha bajado a un digito y muy cerca de pasar a decimales, no por el 9.7% que algunos dicen que vamos a tener en el año, sobre todo para las discusiones del salario mínimo.

Y hablando del salario mínimo, cualquiera que sea el porcentaje que acuerden, con las alzas que piensan impulsar por decreto, su poder adquisitivo será absorbido y para febrero se darán cuenta que es menor que el que se tiene hoy en día, del que se tenía el año anterior y el anterior a ese, el ritmo de alzas es mayor que cualquier aumento que se haga de ese salario mínimo, la «mágica» tasa de interés no va a poder con la inflación y por ende mejorar o ni siquiera mantener el poder adquisitivo de cualquier salario mínimo que se acuerde o decrete.

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