Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.
Desde mi último post sobre la difícil relación entre el público y el cine colombiano, he recibido muchos mensajes, aquí y en redes sociales, de lectores que comentan cuánto les molesta el cine nacional. Las razones de tal molestia tienen que ver, principalmente, con la violencia (ya mencionada ampliamente en el texto pasado), la repetición de fórmulas y la «chambonería», una característica que suele estar asociada a un mal llamado «cine popular» y que hace presencia en algunas películas colombianas.
No soy yo quien deba defender el cine colombiano, pero sí quiero poner algunos puntos para la reflexión con la única autoridad que me otorga haber visto más del 70% de las películas que se han estrenado en el país en los últimos 25 años. Es cierto que aun falta mucho por explorar en una industria incipiente como la nuestra, pero no debemos ser pesimistas.  

Desde 2004 (momento en que entró en vigencia la ley de cine), en Colombia se han estrenado 98 largometrajes de ficción (cifra alentadora si  tenemos en cuenta que en toda la década del 90 se estrenaron 24).  Igualmente, la supuesta uniformidad del cine colombiano se ha ido desvirtuando por la apuesta de algunas películas por el cine de género. Aunque existe una supremacía de los diferentes subgéneros de la comedia y el thriller, en los últimos años hay intentos interesantes de hacer cine de terror, bélico e histórico, así como cine de autor. 
el paseo.jpgCon respecto al «cine popular», hay que reconocer que el nombre de Dago García y sus producciones genera odios y afectos en el público nacional.  Su producción «El Paseo» es una buena muestra de esto.  A pesar de que se trata de la película más rentable en la historia del cine colombiano, ha sido duramente criticada por la gran mayoría de los cinéfilos. Casi todas las producciones de Dago comparten igual suerte: Beneplácito entre el público y ataque de la crítica. Aunque gustan al gran público, esto no quiere decir que sean las mejores, ni que representen las características del cine colombiano (o de los colombianos). 

Estas películas tienen varios aspectos en común: Son historias televisivas llevadas a la gran pantalla sin cambios en el lenguaje audiovisual, presentan situaciones sencillas y chistes fáciles y son protagonizadas por actores de la televisión reconocidos y queridos por el público. Para que la industria del cine funcione, es necesario que se hagan estas películas.  Al atraer a un gran público, dinamizan el mercado y permiten que otras historias de mayor calidad se hagan. El riesgo, sin embargo, es que ahuyenten a un público cinéfilo escéptico o desconfiado con el cine nacional que opte por no volver a ver películas del país.

El cine hecho en Colombia debe seguir avanzando hacia la consolidación de nichos de mercado entre la audiencia.  No hay una sola Colombia ni un sólo público colombiano, por lo que es de celebrar que se hagan películas para todos los gustos. 

Como algunos me lo pidieron, comparto una lista personal con mis 20 películas colombianas favoritas. Pueden verla aquí

Para ver otros textos sobre cine y cultura, los invito a conocer mi blog www.jeronimorivera.com

En Twitter: @jeronimorivera

Esperen la próxima semana:  Que la película no me guste no significa que sea mala 

Compartir post