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Como muchos de ustedes, yo viví mi infancia y adolescencia entre los 80 y los 90. En aquellos tiempos, el televisor de mi casa fue mi mejor amigo porque, como les pasó a muchos, no pude salir frecuentemente a la calle en esa convulsionada época. Con el tiempo he descubierto que, para nuestra generación, la tv es mucho más que entretenimiento, es un referente que aparece con frecuencia en las conversaciones.  No soy el único que lo descubrió, seguramente hace algunos años algún ejecutivo de un gran estudio de Hollywood despertó una mañana creyendo haber encontrado la fórmula para salir de la crisis: Acudir a la nostalgia de los niños de los 80’s.

Es un hecho que la crisis de Hollywood hoy pasa por la falta de buenas historias. Al parecer, después de 100 años de contar algunos relatos memorables, Hollywood está optando por dos opciones: La mejor de ellas es reclutar talento en otros países y la más facilista es acudir a fórmulas como el remake, las adaptaciones de comics o best sellers de la literatura (fenómeno del que hablé aquí) y el reencauche de productos audiovisuales del pasado, aprovechando la nostalgia del público. 
Acudir a la generación que hoy tiene entre 30 y 45 años es, además, un gran negocio.  Muchos de mis contemporáneos (y posiblemente yo mismo) nunca crecieron del todo y con el tiempo se han vuelto coleccionistas de todos los productos de franquicias como Star Wars, Star Trek, The Avengers, DC Comics y otras. Adicionalmente, muchos de nosotros ya tenemos hijos a quienes queremos llevar y antojar de estos productos como excusa para no sentirnos culpables por gastar grandes sumas en la compra de «muñequitos». De todas formas, ellas también gastan en Hello Kitty, lo que es un consuelo. 
Así las cosas, ver la cartelera de cine de los últimos años es como despertar una mañana cualquiera de 1988 y prender el televisor para ver Los superamigos, reunidos para salvar a la humanidad por medio de sus superpoderes maravillosos (como el de los gemelos fantásticos que podían transformarse en muchas cosas pero no tenían imaginación para pensar en algo diferente a un águila y un cubo de agua). Mientras tanto en el salón de la justicia, el cine de Hollywod nos ha traído películas de Superman, que van desde las clásicas protagonizadas por Cristopher Reeve, pasando por la catastrófica Superman Regresa y llegando hasta la que promete rescatar la saga, producida por Cristopher Nolan, el mismo que salvó a Batman de las garras de Joel Shumacher, director odiado por todos los fanáticos del hombre murciélago por su versión del «batman con pezones» como diría el mismo George Clooney.
Además de las superestrellas del grupo, el modesto Linterna Verde y una insípida gatúbela protagonizaron dos de las películas más detestadas de los últimos tiempos.  A parecer Marvel, el eterno villano de DC, gana sobradamente la pelea cinematográfica. 
De la casa de Stan Lee, los niños de los 80’s han visto en los últimos años tres películas de Blade, cinco de los X-Men (incluyendo el spin-off de Wolverine), cuatro de Spiderman y tres de Iron Man. Adicionalmente, hemos visto películas de otros personajes como Hulk, Thor, Capitán América y a todos ellos reunidos en Los Vengadores. Lo más sorprendente es que la pelea entre las dos casas de comics arroja las cifras más impresionantes de la industria, que pueden consultar aquí
Pero cualquiera podría argumentar que estos personajes nacieron antes en los comic y que no necesariamente son propios de la tv de los 80’s. Será necesario,entonces, repasar los programas que veíamos de niños para definir si es cierto que muchos han sido llevados a la pantalla. Yo recuerdo que, además de los superamigos me divertía viendo los dibujos animados de Hanna-Barbera encabezados por las familias más famosas de la época: Los Picapiedra y Los Supersónicos. Los prehistóricos han sido llevados al cine de manera desafortunada un par de veces con actores en vivo y algunas veces con películas animadas, como aquella memorable de 1987 cuando Los Picapiedra conocieron a Los Supersónicos. De Hanna-Barbera eran también otros personajes como El oso Yogui, cuya triste película no cometí el error de ver y Scooby Doo, que popularizó los finales facilistas en las películas y que ha sido llevado al cine ya en cuatro oportunidades. 
Llegan a mi memoria también otros programas infantiles como Los Pitufos, Meteoro, El Show de los Muppets, Los Transformers, Las Tortugas Ninja, Astroboy, Supercan, El Inspector Gadget y los Thunder Cats. No hay que hacer un gran ejercicio de memoria, pues todos ellos ya han sido llevados al cine (o están a punto de hacerlo) cambiando los dibujos animados tradicionales por actores, con resultados más bien patéticos. Parece que bastara con que estos personajes de la infancia aparecieran en pantalla para que la película sea exitosa, pero en la práctica es decepcionante ver como se desdibujan los personajes originales en guiones flojos, de chistes fáciles y llenos de estereotipos.  Para ser más «originales», los genios de los grandes estudios inventan subtramas rebuscadas como poner a los pitufos en Nueva York, incluyen a megasexys como Megan Fox en Transformers o invierten todo el presupuesto en rebuscados efectos especiales. 
De las series que veíamos a escondidas de los padres, porque no eran exactamente para niños, recuerdo especialmente a los Dukes de Hazzard, El llanero solitario, El Auto Fantástico, El Superagente 86 y Los Magníficos.  Los granjeros que huían de la ley a bordo del General Lee saltaron al cine con la actuación estelar de un par de «jackass»: Jhony Knoxville (Jackass) y Sean William Scott (American Pie) y el misterioso enmascarado, su caballo «Plata» y su amigo nativo americano estarán en nuestra cartelera en los próximos días con la actuación de Jhony Depp haciendo una versión indígena de Jack Sparrow.  El genial automóvil Kit que habla con su dueño y está lleno de gadgets es hoy una pieza de museo y sería ridículo adaptar su historia en la época actual cuando los carros nos hablan, ordenan nuestra agenda y se parquean solos; el que sí pudo revivir fue el súper agente 86 que fue reinterpretado por Steve Carell, un buen heredero del gran Don Adams.  Los Magníficos, por su parte, fueron adaptados en 2010 para recrear las andanzas de este grupo de mercenarios que hacen «trabajitos» por su cuenta; los primeros paramilitares que vimos en la pantalla, antes de Los 3 caínes. 
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Pero no solo hubo tv en nuestra infancia, también escuchamos cuentos infantiles y jugamos los primeros videojuegos.  Es por eso que Hollywood estrenó ya algunas películas basadas en videojuegos de la época como Mortal Kombat, Tron, Mario Bross y Ralph El demoledor (que a su vez recoge personajes de juegos como Pacman, Street Fighter y Sugar Rush, entre otros).  
Por el lado de los cuentos, crecimos escuchando las historias de los hermanos Grimm, Pinocho y Alicia en el país de las maravillas, entre otros. Como los niños de los 80’s ya no están para cuentos de hadas, los productores encontraron la manera de llegar a ellos: Actualizando en clave de cine de acción sus cuentos tradicionales.  Los últimos años nos han traído a una caperucita malevola, varias Blancanieves góticas, una Alicia en el país del 3D sicodélico y hasta a Hansel y Gretel mercenarios, fuertemente armados. ¡Pura magia de Hollywood! 
Mientras los estudios siguen pensando en la mejor manera de sacarnos dinero contando las mismas historias, los espectadores de todo el mundo damos la espalda a buenas historias, con presupuestos más modestos, que son capaces de conmovernos, entretenernos y ponernos a pensar al mismo tiempo.  
Lo peor de las fórmulas es que funcionan y es muy probable que, después de leer este texto, a usted también se le ocurran nuevos ejemplos, salga corriendo a buscar una de estas películas o desempolve el Delorean que tiene en su garaje para viajar al 26 de octubre de 1985. 
Pd: Agradezco a mi hermano Mauricio Rivera, por la memoria y colaboración para este texto. 

Espere en mi próxima entrega: Padres memorables del cine

Para ver otros textos sobre cine y cultura visite Jerónimo Rivera Presenta

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