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Los idólatras del ‘Presidente Eterno’ cobraron nuevos bríos después de la lectura del anuncio siguiente:

“¿Anhela usted cometer uno, varios o todos los delitos contemplados en el Código Penal Colombiano?»

“Que el temor de la cárcel no lo prive de placer tan singular. Somos la única empresa capaz de lograr que la Justicia reconozca al cabo su inocencia y lo declare de inmediato en libertad total. Nuestro propósito consiste en elaborar todo tipo de testigos y de circunstancias atenuantes para los delitos que usted cometa».

“Nuestras tarifas se precian de ser las más baratas del mercado judicial, y la vigilancia de nuestros servicios la ejercen efectivos del Centro Democrático».

“Servimos, no competimos”.

Hasta aquí la publicidad que le dio entrada en el pujante comercio judicial colombiano a la primera Fábrica mundial de testigos y circunstancias atenuantes.

Una empresa que se convirtió en poco tiempo en la abogada más eficaz de la rufianería colombiana, gracias a la seriedad de su trabajo y a la singular calidad de sus productos.

Incluyendo, claro está, al Presidente Eterno.

Una firma que intenta librar a Uribe del carcelazo con que la Corte Suprema lo quiere premiar. En fin, una firma que produjo y donará a la defensa del acusado las circunstancias atenuantes siguientes:

  • Uribe es por sobre todo aquel célebre ganadero que por amor a su rebaño le prestó inmejorables servicios de salud a la ‘Patria amada’. Encantadores servicios como los de autodefensas unidas y “falsos positivos”. Queda claro entonces que Uribe no puede ser juzgado como hombre de Estado… sino como hombre de Establo.
  • Uribe es el único líder universal que alargó por cuenta y riesgo propios la lista de los Derechos del Hombre. Fue él quien creó, agregó y puso en práctica otro derecho: el de morir dignamente. Entre las más conocidas y aplaudidas aplicaciones de este derecho sagrado se hallan los “falsos positivos”.
  • El Código Penal Colombiano no es ya lo que era antes. Por amor a Uribe, las inteligencias superiores del Centro Democrático lo convirtieron en un libro nuevo, que titularon: Compendio de delitos que pudo haber cometido Juan Manuel Santos. Así las cosas, Uribe ha de ser juzgado por los delitos contenidos en otro código: en el Código de honor de las vacas indulgentes.
  • La culpa nunca sonríe. Uribe jamás lo hace. Una sonrisa suya sería un atenuante inobjetable. Esther Balac, que desde EL TIEMPO ha mejorado el polvo nuestro de cada día, sostiene que el polvo mañanero pone en el rostro una sonrisa permanente. Bien podría Paloma Valencia recomendarle a Uribe esta reconfortante terapia.

Pero, eso sí, advirtiéndole al Presidente Eterno que un polvo es algo que se hace con alguien, y nunca, nunca contra alguien.
Paloma-just.

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