Una papa caliente a la que nadie quiere meter mano. Es la ‘democratización de la información’, proyecto de ley que presentan miembros del Pacto Histórico del Gobierno de Gustavo Petro que consideran necesario que en Colombia se expida una nueva ley que le dé un revolcón a los medios informativos de Colombia.
El proyecto de ley plantea que haya una redistribución del espectro electromagnético para entregárselo a medios comunitarios y regionales, que el 33.3 por ciento de las frecuencias existentes en el país y que actualmente están en poder de los medios tradicionales y más poderosos de la prensa colombiana cambien su rumbo, cambien su dueño o meterlos en cintura.
La propuesta habla de tocar a los privados, pues le apuesta a un cambio rotundo con la participación de nuevos protagonistas.
El Pacto Histórico que llevó a Gustavo Petro a la presidencia lo presiona, le exige la urgente y necesaria reforma de los medios, su democratización y pluralización de nuevas voces que, según el proyecto y sus protagonistas, les permitirán a nuevos periodistas mayor libertad y mejores condiciones laborales a los comunicadores.
Se abre paso en los pasillos del Congreso de la República la propuesta más agresiva, ácida y alarmante para los monopolios y dueños de los poderosos medios de comunicación.
Medios informativos que por más de un siglo han manejado, orientado y monopolizado las comunicaciones en Colombia. Familias que han traspasado por generaciones el manejo de la información en el país.
Así lo definen los promotores de la reforma a los medios de comunicación.
En este gobierno de propuestas semanales, como la reforma tributaria, la reforma política, la redistribución de la tierra para los que la trabajen y la necesiten, la legalización de la marihuana y el impuesto a la cocaína, ahora el Pacto Histórico saca de lo más profundo de su sus iniciativas la reforma a los medios de comunicación, propuesta que levanta ampollas, miradas de indiferencia, desvía las miradas, levanta temores, resistencias y miedos a quienes por años han venido sustentando el manejo, pautas y condiciones de las comunicaciones en Colombia.
El trasfondo plantea, según sus impulsores, la democratización de las comunicaciones y lo más novedoso y atrevido: la redistribución del espectro electromagnético, es decir, barajar y volver a repartir licencias que hoy están en poder de poderosos medios de comunicación y otros en poder de brujos, evangélicos, pastores, cristianos, evangelistas, promotores de productos de salud para todo tipo de enfermedades y consejeros para la autoestima.
Frecuencias radiales que, en esta nueva repartición, el Pacto Histórico propone utilizar en la educación, la cultura, la diversidad y la importancia del campo y el regreso a él, el conocimiento de la agricultura, la formación política y programas que enseñen qué es y para qué sirve la democracia, lo que han denominado. ‘la democratización de las comunicaciones’.
Esta reforma que genera controversia busca regular los medios, tanto públicos como privados, la redistribución de la pauta y el acceso al espectro electromagnético.
Democratizar es la palabra del proyecto que le servirá al Gobierno para poner en cintura a los medios, tener el control y la vigilancia y así poder hacer una reasignación del espectro electromagnético y abrir espacios a nuevos actores comunitarios y alternativos.
Además, esta iniciativa busca que los dineros en publicidad también tengan el mismo porcentaje con respecto a los medios tradicionales y públicos y modificar la ley de medios 1978 del 2019. Y el tema va más allá: garantizar la accesibilidad a internet.
Esta nueva propuesta de miembros del Pacto Histórico cambiará todo el sistema comunicativo actual, transformando los medios de comunicación.
Pero la propuesta taladra más a fondo: tocar a los privados pues le apuesta a que plataformas como Direct TV, Netflix o Amazon paguen impuesto hasta del 10 por ciento sobre las ganancias mensuales que estos monopolios obtienen.
Amanecerá y veremos.
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