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Una caverna de impresionantes dimensiones ha permanecido escondida entre montañas durante miles de años, un tesoro natural que protege la cordillera oriental de Colombia, del cuál pocos han contado su historia.

¡Mira el video!

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En la insaciable conquista dada entre los años 1.500 y 1.600, españoles fueron enviados en búsqueda del nacimiento de un gran y mítico río al que los indígenas llamaban Yuma o río de la alta montaña, en su desesperado intento siguieron el caudal en expediciones que les tomaron meses o incluso años. Fue entonces cuando de la boca de los mismos nativos, escucharían la historia de un legendario tesoro que cambiaría el rumbo de la travesía, el Dorado.

Foto: Esteban Diaz / @estebanexplora

Ajustaron la ruta y atravesaron por la que hoy se conoce como Serranía de los Yariguíes que comprende diversos ecosistemas de alto impacto para el país. Sirviéndose solo de la ayuda del río minero que cruzaba por las altas lomas de Vélez llegaron a tierras dominadas por grandes comunidades indígenas entre ellas Muiscas, Muzos y Tisquizoques quienes habitaban la región, siendo estos últimos los protagonistas de mí recorrido.

Foto: Esteban Diaz / @estebanexplora

No se sabía entonces de la existencia de un santuario sagrado, una poderosa caverna en donde los indígenas buscaban conectarse con sus dioses, que dio lugar a importantes ritos y ceremonias y en el que actualmente se siguen descubriendo hallazgos arqueológicos. En esta imponente región montañosa habitaba un cacique, el cacique Tisquizoque el mismo quien de su nombre dio origen a su tribu, esa que aprendió sin destruir a convivir con su entorno y aquella que me daría posibilidad de recorrerla con mis propios pies.

Fue así con la llegada de los españoles que el cacique tenía en riesgo a su tribu y la protección de su territorio, quien posterior estaría ante una decisión que cambiaría su historia, amenazas se dieron lugar, ofrendas continuas eran pactadas para no quemarlo vivo frente a su tribu, la fiebre del oro había llegado y no iba a detenerse.

Foto: Refugio Munay / refugiomunay.com

El cacique cansado del yugo preparo su movida, mandó a organizar una gran fiesta en regalo a sus opresores. Y los españoles, mientras disfrutaban de música y bebidas no sabían que el plan se llevaba a cabo. A su señal, los guerreros deberían ejecutar rápidamente su orden,  y así fue como al grito de Tisquizoque saltaron y acabaron con ellos dando su muerte.

La paz duro poco. En represalia a la decisión del cacique, la corona española exigió venganza y fue así como durante varios años la persecución terminaría en el lugar que me trajo a escribir esta historia. Al verse acorralado, Tisquizoque huyó hacia la caverna que en su salida cuenta con una caída de agua de 300 metros en donde tomaría la decisión de saltar por ella antes que entregarse vivo, dando paso en la historia al lugar que ha preservado durante años su legado.

Foto: Refugio Munay / refugiomunay.com

Las ventanas de Tisquizoque están ubicadas en el municipio de Florián en el sur del departamento de Santander, después de recorrer 180 km desde Bogotá entre lo que parecía un infinito camino de trocha, logré llegar algo cansado, pero al final encontré mi recompensa, pregunté a Don Jorge un señor que estaba fuera de su tienda por la caverna.

— “Mijo, lo que busca se ve en esa loma”, señaló.

— ¿Cómo llego?

— Caminando se echa una horita”.

Compré algo de frutas, bocadillo, agua y comencé a caminar, la vía a pesar de ser destapada es transitable y mientras rodeas la montaña puedes avistar diferentes especies de aves. La primera parada se realiza al encontrar la puerta de piedra que anuncia la llegada para iniciar el descenso.

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Llegué a un puente colgante en el que sólo se escuchaba el sonido del agua corriendo debajo de mí, me transporté al pasado, era increíble imaginar que familias indígenas pisaron esta misma tierra, cultivando o pescando mientras protegían la montaña. Ahora es turno de ascender y mis ojos empiezan a ver en la cima un enorme hueco, es tal el tamaño de esta enorme obra de la naturaleza que te hace sentir sin ego, es la entrada de la caverna que se presenta ante nosotros.

Aquí es agradable perder el tiempo imaginando rituales o ceremonias porque la energía que se siente en el lugar te hace pensar que el cacique aún permanece aquí, los sentidos se agudizan, percibir la corriente del aire mientras recorres su interior, miles de formaciones rocosas adornan con texturas y sombras y la ligera vibración de las golondrinas te hacen sentir parte del lugar.

Foto: Sebastián Sotelo / facebook.com/s.sotelo.photography

aquí, los sentidos se agudizan, percibir la corriente del aire mientras recorres su interior, miles de formaciones rocosas adornan con texturas y sombras y la ligera vibración de las golondrinas te hacen sentir parte del lugar.

En su interior se han encontrado múltiples hallazgos arqueológicos que han sido preservados en la alcaldía municipal, pero uno de los mejores tesoros ha sido encontrado por escaladores profesionales que han llegado en búsqueda de sus exigentes paredes, es importante recalcar que solo personas con un alto nivel de experiencia deberían intentarlo, como es el caso del escalador colombiano Miguel Ángel Garcia que lleva muchos años liderando este deporte en la zona a través de su refugio llamado Munay y quien siempre insiste que si nuevas personas quieren venir a este lugar sean verdaderos amigos de la montaña, caminantes que tienen claro el concepto de la conservación, rechazando el turismo masivo.

Foto: Refugio Munay / refugiomunay.com

Foto: Refugio Munay / refugiomunay.com

Si desea conocer esta maravilla natural de manera autentica le recomiendo contactar a los chicos del Refugio Munay, un verdadero espacio responsable con el medio ambiente que lo recibirá de manera amable.

Contacto: 3016598773
https://refugiomunay.com/

Lo invito, apreciado lector, a que se apropie del territorio; a que se atreva a descubrir la cara oculta del país y que recuerde siempre que el verdadero color del oro es verde.

ESTEBAN DÍAZ

Sígueme en Instagram: @estebanexplora

¡Vamos a recorrer la Colombia inexplorada!

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