Quedé impactado con las cifras del VIH/Sida entregadas por el Gobierno Nacional, a propósito de la conmemoración del Día Internacional de Lucha contra el SIDA. De 65 mil afectados que se encuentran reportados en el país, ¡el 76% son hombres! ¿Y de edades entre los 25 a 29? Si a nivel mundial la tendencia es similar (más de 33 millones de afectados) entonces los hombres somos culpables de una temible pandemia.
¿Por qué los hombres no nos cuidamos? ¿Qué poder nos hace creer en el mito de la invulnerabilidad, al punto de tirar a diestra y siniestra? ¿Falta de educación? ¿O más bien exceso de una mala educación?
Me encuentro en ese rango de edad. He tenido sustos de todo tipo, y ya me hice la primera prueba del VIH/SIDA, una sensación parecida a la extracción de un ojo con un tenedor chiquito. Era necesario. El temor es inmenso pero igual tras conocer el resultado negativo, (hay que repetirla para reconfirmar) queda uno con el sinsabor de por qué pasé por esto, teniendo conocimiento de condones, alternativas de placer distintas al coito y demás que no pongan en riesgo mi integridad.
Seamos directos en este aspecto: el hecho de tener pene nos genera un volumen increíble de teorías sobre el ser macho, el placer y la culpa. Ser macho es ‘culiar’ mucho. El placer inicia y termina con cinco o seis venidas gloriosas y la culpa simplemente no existe, pues el que no se cuida es el otro o la otra. Con semejantes argumentos queda totalmente claro el porqué estamos propagando enfermedades. Los machotes, especialmente, los heteros, pues ya no es únicamente ‘cosa de gays’.
Acá los heterosexuales arrastran la cobija y contribuyen con su comportamiento a que sus compañeras terminen engrosando la poco honrosa lista de amas de casa con VIH/SIDA. Y en el caso de los gays, pues que no se diga otra cosa más que el autocuidado suena a física cuántica cuando el sexo a contrapelo (el bareback) manda la parada, y no importa si cuentan con pareja estable, la ley de la ‘papaya puesta’ igualmente domina el panorama arcoiris.
Si alguien que me lea ha reflexionado sobre este asunto, piense también en lo que representa el sexo para usted. Uno dice guaaau que delicia, ayer lo hice toda la noche, pasado mañana tengo otra cita…y mi novia, con la que tendré sexo hoy no tiene ni idea. ¿El sexo es cuestión de cantidad? ¿Existe ese escalamiento o nivelación que se equipare a la ecuación más # de polvos = más hombre?
No faltará el que apele al discurso de la animalidad. ¡Pues claro que somos animales! Solo que no andamos en cuatro patas, tenemos plumas o nos sirven en navidad como lechona rellena de arroz. Los instintos van de la mano con la razón, una propiedad que suele convertirse en la piedra en el zapato para ciertos hedonistas pomotores de erecciones fáciles y valores de Rambo o cualquier jugador de fútbol oloroso a AXE, ante los cuales caen rendidas mujeres (u hombres según la preferencia) Una cosa es seducir, encantar y gozar con la cabeza bien puesta. Otra muy diferente es venderse como ejemplo de la manada mientras en la intimidad es un vil polvo de gallo, un niño que busca a su mamá para que le nalgaditas, un sádico, un impotente o un portador de VIH/SIDA que no es consciente de su estado. Mentir para destacarse será una alternativa en esta cultura del ejemplo, del ‘vea a su papa, todo un varón pa las que sea’.
Mujeres, ustedes también pueden opinar. ¿Los hombres hemos sobrevalorado el sexo? ¿En qué medida somos responsables de contraer y propagar el VIH/SIDA?
Para ver campañas y otras reflexiones sobre el tema los invito a leer este artículo del portal europeo Café Babel generation AIDS, con unos spots bastante impresionantes.
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