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Si Avenida Brasil fue un suceso en todos lados (menos en Colombia, a pesar de levantarle la nariz a RCN y tras herir ciertas susceptibilidades) ahora agárrense otra vez pues la moda es un seriado turco lamada «Las Mil y una Noches» (Binbir Gece), que ha conmocionado la televisión chilena al superar en rating hasta transmisiones de partidos de fútbol.

La trama mezcla una vieja premisa: el amor de una madre por su hijo versus una propuesta «indecente». Y la verdad es que tiene buena pinta. Por alguna razón el canal Mega decidió asumir su doblaje y emitirla en horario estelar, muy por encima de consideraciones laborales o patrióticas.

No es la primera producción turca de la que oímos hablar. Telemundo apostó por Aşk-ı Memnu, llamada por ellos Pasión Prohibida, una historia apartada del clásico culebrón que tuvo un mediano éxito y resultó la última gran producción de la ex reina y actriz recientemente fallecida Mónica Spear

El hecho es que los canales ya vieron cuál es el camino a seguir: productos exitosos internacionales llegarán ahora en su versión original a un precio cómodo para ellos y posiblemente rentables en su emisión o con un riesgo menor que el de una producción local. Este fue uno de los reclamos de la Asociación Colombiana de Actores, expresados la semana pasada en una plenaria que contó con el respaldo de algunos partidos políticos y el nuevo Ministro de Trabajo, Lucho Garzón. 

Vamos por partes:

1) Las telenovelas extranjeras fueron en su momento (sobre todo en la década de los 80) la una fuente principal de atracción del público nacional. Producciones mexicanas y venezolanas (tipo Los ricos también lloran o Cristal)  se emitieron en Colombia con un éxito importante, aún a pesar de monumentales éxitos criollos como Pero sigo siendo el rey o Los Cuervos. Incluso varias estrellas de la época vinieron a grabar a Colombia (con resultados dispares, hay que decirlo, no hay que escarbar tanto al recordar a Andrés García o Adela Noriega) lo que abrió otro frente de batalla: las excentricidades en la contratación  de estos «figurones» en claro detrimento de los actores locales. De tal modo que polémica siempre ha existido, no solo por la compra de «latas» sino por la igualdad de condiciones.

2) Con la llegada de los canales privados, la posibilidad de las coproducciones con titanes de la industria y las ventas al exterior se incrementaron, aunque representaran un riesgo para la calidad de lo que había hecho la televisión colombiana hasta el momento. Cómo olvidar las discusiones por el acento neutro o el «retroceso» al proponer historias rosas aparentemente ya superadas. Pero había que hacerlo y es así que vivimos el nuevo milenio presenciando decenas de telenovelas «de fábrica». Algunos actores colombianos lograron reconocimiento internacional, pero luego entramos en la onda del «remake» y algunas historias fueron compradas para hacer su versión propia, cuya rentabilidad si acaso iba al creador del argumento original y buena parte de la venta a los canales. Así que la internacionalización actoral (un momento de consolidación importante para cualquier persona que se dedica a ese oficio) enfrentó tropiezos de este calibre y creó el dilema de «criollizarse o miamizarse»

3) Ya con la instalación de productoras tipo Sony o FOX se empezó a atender la demanda de su mercado objetivo principal: la comunidad latina en EE.UU. Llegó el auge de las narcoseries y ocasionalmente de las «novelas graciosas» y de ese modo también se impuso la moda de grabar todo tipo de historias para almacenarlas en anaqueles, esperando la ansiada luz verde para salir al aire y asumiendo muchas veces tristes destinos durante su emisión. Para colmo de males ¡también nos pusimos a hacer versiones de otras historias! Muy pocos son los casos en que funcionan y bastantes las producciones que pasaron a acompañar la basura bajo la alfombra.

Ni hablar del futuro de la televisión en los próximos 5 años que ya describió la Revisa Semana, en el que la multicanalidad obligaría a los canales a invertir más en producciones extranjeras para atender la posible demanda por la especialización de canales.

Todo este recorrido ¿para qué? Es importante que a los actores (y directores, libretistas, técnicos, entre otros) se les reconozcan condiciones dignas de trabajo así como las remuneraciones correspondientes por ventas de las telenovelas o series en que hayan participado. Sin embargo es importante que pongan en la balanza la situación actual del mercado (al menos en televisión) pues poco a poco el escenario se torna cada vez más desfavorable y ni la intervención del Gobierno podría evitar una eventual catástrofe. Aplaudo la organización, pero también promuevo la reflexión por lo que considero ha sido un absoluto sometimiento a las tiránicas leyes de los canales, frente a las cuales han preferido callar en vez de alzar la voz. Si se paralizó Hollywood con la huelga de escritores…¡DE ESCRITORES! hace varios años ¿qué se necesita para que el gremio que sostiene la industria pueda poner las cosas a su favor? ¡Que prime la solidaridad!

Nos oímos en Radio Distractor para tocar este y otros temas la próxima semana….solo por www.stereojoint.com Miércoles 6:00 p.m.

@juanchoparada @radiodistractor

juanchopara@gmail.com 

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