Norma Aleandro es un nombre con estrella. En sus venas corre la pasión por actuar especialmente en el teatro, al que profesa una auténtica devoción. Aun así, el cine le ha prodigado momentos únicos: estuvo en La Historia Oficial (Luis Puenzo, 1985) la primera película argentina en ganar el Globo de Oro y el Óscar en la categoría extranjera/habla no inglesa. Resulta muy emotivo verla presentar los nominados en la ceremonia de 1986 junto al actor Jack Valenti y recibir el triunfo justo allí en el estrado.
El papel de Alicia le reservó enormes alegrías en medio de los sinsabores de su producción. La vida en el exilio tras una serie de atentados contra su vida y el temor a las represalias de la dictadura cívico-militar que atravesaba su país natal, Argentina, solo fueron razones para armarse de valor y llevar a la gran pantalla esa reflexión sobre la naciente democracia que le dio la vuelta al mundo. Curiosamente la tuvimos en Colombia hace más de 30 años en la gira de la obra “Sobre el amor y otros cuentos sobre el amor” antes de la entrega de los premios de la Academia, como lo recuerda la Revista Semana.
Su romance con el éxito en la Meca del cine continuaría tres años después cuando fue nominada al Óscar como mejor actriz de reparto en la producción basada en la vida de la escritora mexicana Gabriela Brimmer, Gaby, a True Story.
Y aún le alcanza la magia para dar más brillo a la película de Juan José Campanella, El Hijo de la Novia, nominada a mejor película extranjera en la ceremonia del 2002. Parece que desde ahí le heredó la suerte a su compatriota Ricardo Darín.
Varias de estas historias no las quería hacer inicialmente, pero terminó convenciéndose de su participación y ahí están los resultados. Son solo ejemplos del excepcional talento de una actriz prodigiosa, imponente y de gran sensibilidad.
“El Jardín de Bronce”, el exitoso debut literario del arquitecto y libretista argentino Gustavo Malajovich, es un thriller psicológico en toda forma que llamó la atención de HBO Latinoamérica para llevarlo a la televisión, regresando al sendero allanado por Epitafios hace más de una década. El drama de una pareja que pierde a su hija y los terribles sucesos que se desencadenan a partir de él se traslada a la pantalla chica en una cuidada realización que incluye a Aleandro en un importante rol antagónico, el cual podemos apreciar cada domingo en la noche, un buen entremés para acompañar el próximo estreno de la séptima temporada de Game of Thrones.
Gracias a este canal conversamos vía telefónica con ella sobre este nuevo reto profesional en la llamada era dorada de la televisión.
De todos los temas que abordan la novela y su adaptación ¿cuáles le impactaron más?
Me interesaron todos los temas, especialmente el cómo llevan la trágica historia de una familia en la que desaparece su hija, la búsqueda de esa hija y lo que se va encontrando en su búsqueda. También se habla de la trata de personas, del esclavismo y me parece muy interesante cómo lo va mostrando el autor, es una larga pesadilla en el que Fabián Danubio, el papel de Joaquín Furriel, recorre este mundo misterioso que va bajando a un infierno donde mi personaje oculta el secreto de ese infierno que develará en el último capítulo.
¿Cómo describe a Doris, su rol en El Jardín de Bronce?
Es un personaje desagradable el que hago, es una mujer que no tiene empatía con el prójimo. Se ha hecho cargo de su sobrina y la atiende cuando está mal pero no le demuestra amor ni cariño. Es una mujer seca, fría, dolida con el resto de la humanidad. Al final se verá qué pánico lleva encima.
Ahora encontramos este tipo de personajes conflictivos que enfrentan dilemas morales y éticos encabezando historias constantemente…
Creo que en la buena literatura nunca faltaron estos temas y estas profundidades en los seres humanos. Antes, en ciertas corrientes del cine y en televisión se buscaba llevar como protagonistas personajes con caracteres más complejos y negativos. Hoy en día no es un problema mostrar esta clase de personajes como protagónicos.
Fabián y Lila, el matrimonio de “El Jardín”, es una relación que no atraviesa por un buen momento antes de la desgracia. Como intérprete y directora de la obra “Escenas de la vida conyugal” y esposa en su vida personal ¿cuál es su visión de las relaciones de pareja de hoy?
Lo interesante de hoy en día es que los problemas se plantean directamente. Antes era mucho más pudorosa la manera de presentarlos. Ahora se muestran tal cual y eso es beneficioso porque todo el mundo puede entender que el matrimonio puede afrontar todo tipo de problemas pero también todo tipo de felicidades. Este caso muestra una pareja que no está bien y se ve claramente que Lila tiene un secreto, que no puede con él y no puede seguir conviviendo con ese secreto, es demasiado trágico.
¿Cómo vivió la experiencia de trabajar con dos directores?
Es muy cómoda. Ya había trabajado con Hernán Goldfrid en la película Música en Espera, pero no con Pablo Fendrik. No hay tal diferencia en el tipo de filmación que se hace para esto que estamos hablando de televisión. HBO y Pol-Ka armaron una producción que es exactamente igual que la producción de cine, cómoda para los actores y para los técnicos.
¿Qué tan importante es ver que se lleven a la televisión esta clase de contenidos?
Para mí es un avance muy grande que estamos teniendo con esto. Siempre uno añoró los bellos personajes y los buenos textos de la televisión, que de pronto existían pero no era lo común. Ahora, como espectadora de HBO y de otras productoras que hacen este tipo de trabajos en la televisión a mí no me molestan, igual voy a seguir yendo al cine. Es la eterna pregunta de si el cine va a terminar. Yo no creo que se termine, tiene otra magia. En todo caso me parece que la calidad a la que se está intentando llegar en la televisión en la mayoría de los casos ocurre por buenos libros, directores, buenos elencos. Es un camino admirable y esta prueba que hacen estas empresas me parece lo mejor que nos puede pasar como espectadores, y como actores ni hablar.
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Humor y locura en Casa E
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En nuestro país sobran los buenos actores, y en esta oportunidad recomiendo verlos en la quintaesencia de su profesión. Casa E trae para esta temporada a Ramiro Meneses en la comedia “Taxímetro Adulterado”, un montaje que tiene la habilidad, en medio de su extensa duración, de recordar los mejores momentos de Meneses en el cine y la televisión nacionales.
Por otra parte, Marcela Valencia, de la compañía Teatro Petra, se enfunda en la piel de 15 personajes para evidenciar las trabas por las que atraviesan las mujeres cuando buscan ser escuchadas. “Yo no estoy loca”, dirigida por Fabio Rubiano, toma elementos cotidianos que revelan los complejos de nuestra sociedad sobre el rol femenino en una decidida mezcla de sátira con denuncia. Ambas producciones están en temporada durante el próximo mes.
@juanchoparada
Gracias Natalia!!!
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Excelente poder entrevistar a una artista de la talla internacional de con Norma Aleandro!!! Feliciatciones Juancho. Espero poder ver esta nueva producción!
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