No he leído un solo cómic y la película la recuerdo vagamente. Watchmen no ha estado en mi ADN y no pretendo que lo sea, por mi aversión a casi todo lo que se refiere a multiversos con sus héroes y anti héroes de diversos calibres. Aún así, la nueva apuesta de HBO, creada por un ex Lost, Damon Lindelof, es un acierto que camina en el filo de la navaja entre crear una identidad propia a partir de unas premisas bien definidas o una antología de referencias que exigen mayor comprensión si se conoce el entramado que la sostiene. Todo esto amparado por una dosis de distopía que hace crítica social con un Robert Redford de presidente y una legión de supremacistas blancos dispuesta a imponer su orden.
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Lindelof sabe que le podía jugar una mala pasada dejarse llevar por el fanatismo que despierta la obra de Alan Moore y Dave Gibbons. Así que extendió los linderos de una obra considerada en principio inadaptable, pero que aún así (poderoso caballero es Don Dinero) se llevó a la pantalla grande con un exceso de calco en manos del apenas rutilante Zack Snyder. Watchmen, la película, desconcertó a la crítica, dividió a los seguidores y dejó con un palmo de narices a quienes simplemente ansiaban recrearse con otro tipo de superhéroes. Es la paradoja de las series basadas en material de culto: si se pasan al mainstream, parecen obligadas a tomar partido entre complacer a exigentes conocedores o atraer a curiosos, y el equilibrio no ha sido la norma en todos los casos.
En ese orden de ideas ¿a quién le habla Watchmen? Quizás para los no fans como yo se sienta densa, por momentos solemne, pero a la vez con una suerte de cargas de profundidad que no se detienen en cuestionar los regímenes totalitaristas, la justicia por mano propia, la necesidad del caos y el sentido del deber que, como suele pasar, crea conflictos éticos y morales. Por otra parte, el trasfondo del conflicto racial que Lindelof expone desde un inicio con los hechos reales ocurridos en Tulsa (Oklahoma) a inicios del siglo XX se mantiene a tono con las preocupaciones actuales que, por momentos, nos regresa a épocas donde la diferencia de pensamiento o de color de piel ya eran motivo de represión.
Justamente ese ambiente opresivo es el que se refleja en la atmósfera que recrea la producción: oscuridad, penumbras, planos abiertos de cielos ruinosos, que resumen muy bien el mundo desconocido o ignorado por la comunidad, donde se tejen conspiraciones o combates, en contraposición a los días relativamente tranquilos. Claro que las peleas son esporádicas, pues Watchmen no es en esencia una serie de acción (sería un insulto para Moore, quien ya se ha manifestado lo suficiente sobre cualquier adaptación de su obra). En esa medida es que se aprecia la distancia que Lindelof hace del material primario y su versión fílmica para ofrecer un espectáculo visual con el balance entre drama, intriga y reflexión que logre enganchar al esquivo público.
Y para ello se arropa con elementos que articula muy bien a su propósito. Regina King, la ganadora del Óscar como actriz de reparto en este 2019, vuelve a colaborar con Lindelof desde The Leftlovers, interpretando en esta ocasión a Ángela Abar, una vigilante enmascarada que trata de llevar una vida normal. Pero en Watchmen eso es un decir. King hace mancuerna con el rostro clásico de Don Johnson, quien para muchos será el perpetuo Sonny Crockett de Miami Vice. Y palpita en este primer episodio el enigmático personaje que encarna Jeremy Irons. Es un lujo ver más rostros del cine contemporáneo en la pantalla chica. Pero de los aciertos más destacados de Watchmen es la música creada por Trent Reznor y Atticus Ross. Desde la banda sonora de Perdida o La Chica del Dragón Tatuado, esta pareja ha sabido envolver cada una de las tramas en las que participan con sonidos inquietantes, con el toque industrial que caracteriza al creador de Nine Inch Nails.
En suma, Watchmen es una experiencia disfrutable si uno se aparta de sus raíces para verla como una serie distópica que tiene algo para contarnos sobre el mundo de hoy. Si le conceden más méritos por la transformación que hace de sus orígenes no es segura la reacción, pero igual regala tantos momentos a los fanáticos que es imposible abstraerse de su aura “rara avis” entre las sagas más populares de novelas gráficas, que no busca ni necesita emparentar con las de los tradicionales héroes con capa o superpoderes. Mientras se deciden a buscar en su pasado, vean la serie cada domingo por la noche en HBO.
Con pie derecho arrancó el Bogotá Fashion Film Festival (BogFFF)
Una nueva apuesta que agrupa a los creadores audiovisuales del sector de la moda en el país. El Bogotá Fashion Film Festival logró convocar en su primera versión nacional a más de 50 producciones colombianas que dan cuentan de los procesos artísticos de diseñadores en piezas que ahora encuentran un espacio para su visualización.
Las producciones seleccionadas se proyectarán este lunes 21 y martes de 22 de octubre en la sala Porfirio Barba Jacob del Centro Cultural Gabriel García Marquez de Bogotá, con entrada gratuita. Del mismo modo se realizarán conferencias de entrada libre en la Biblioteca Luis Ángel Arango que abordarán temas sobre fotografía de moda, cómo se hace un Fashion Film o el componente de la moda en el lenguaje cinematográfico, entre otros. La premiación se celebrará el miércoles 23 de octubre a las 11:00 a.m. en la misma biblioteca. Las actividades gratuitas se complementan con la exposición “Contrastes” de los fotógrafos Camo y Juan Moore en el Centro Comercial El Retiro, en el norte de la ciudad.
Andrea Olmos, directora del Bogotá Fashion Film Festival (BogFFF), y Juan Moore, uno de los fotógrafos invitado a la exposición fotográfica “Contrastes” que dio inicio a la primera versión del festival, conversaron en nuestro podcast sobre el alcance de este evento y las inevitables conexiones entre moda, estilo y ciudad. Lo pueden escuchar en el siguiente enlace. Más información en @BogotaFashionF1 en Twitter, @BogFFFOficial en Instagram o su sitio web www.bogfff.com
Halloween de nuevos artistas en The Grange Venue
Nada mejor que apoyar al talento nacional que uno sabe que es muy bueno. Por esa razón, este 31 de octubre pásense por The Grange Venue, la segunda sede del ya legendario bar de rock capitalino que trae en esta ocasión una fiesta de disfraces con música en vivo de lujo. El Halloween Club Party es para gozárselo de principio a fin y contará con la presencia del gran amigo y excelente músico Juancho Gutiérrez, junto a tres artistas más como Vinny The Kid, Not Berlin y Cris Danzfill. Espero lo disfruten. Boletas a la venta en las sedes del bar o en el día del evento. Allá nos veremos.
juanchopara@gmail.com
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