¿Santos o Zuluaga? Piense bien su voto para que después no se queje

El conductor del taxi me decía, mientras con excelente puntería, y esperando que cambiara el semáforo, tiraba al bote de la basura del separador la encuesta que acababa de leer, que los colombianos somos como el marido al que la mujer le pone ´cachos´ cada rato, le pide perdón y él vuelve con ella, para luego ser traicionado de nuevo, o como la mujer a la que el esposo le pega todos los días, así sea por sospecha, y sin embargo permanece a su lado, incluso, cuando no la agrede piensa que ya no la quiere. Y se refería a eso porque estaba molesto con los resultados que marcan un empate técnico entre el candidato de la reelección y el de ultraderecha. Según él, y estoy de acuerdo, la gente tiene muy mala memoria y a la hora de votar se le olvida todo el mal que estos políticos le han hecho al país.

Cuando el taxista me dejó en la portería del edificio, luego de traerme de la cirugía periodontal, (la más dolorosa de las nueve que me han hecho en el cuerpo), el portero sacó energúmeno de mi casillero el periódico con otra encuesta similar, y sin disimular que ya había leído mi tabloide sin permiso, (cosa que me enfurece demasiado, nadie puede leer mi prensa hasta que yo lo haga), me dijo más furioso de lo que yo estaba, ´´Don Giovanni, usted que es periodista debería escribir algo para que la gente no cometa una brutalidad al votar´´. Con esa frase se salvó de mi regaño y le pregunté ´´ ¿Y usted por quién va a votar?´´, sin vacilar me respondió, ´´Pues por nadie, voy a votar en blanco´´.

Tomé el ascensor tan confundido que ni siquiera marqué el piso al que me dirigía y duré casi cinco minutos sin moverme del primero, pensando qué me dolía más, si la cirugía o el resultado de las encuestas, hasta que el ´todero´ abrió la puerta y marcó el 12, uno más arriba del mío. Mientras subíamos me dijo, ´´Don Giovanni, la gente si es muy sinvergüenza, ¿si leyó la encuesta?´´, entonces pensé, (ya eran dos los que habían leído abusivamente mi periódico), y muy serio, no amigable como siempre, le pregunté, ¿Y usted por quién va a votar?, sin dudarlo me respondió, ´´Pues por nadie´´.

Cuando entré al apartamento, mi suegra me recibió con la siguiente perla, ´´ ¿Si vio Giova que están empatados Santos y Uribe no?´´. Traté de explicarle que no era Uribe sino Zuluaga pero ella no sabe quién es él, (me refiero a Zuluaga).

Me senté exhausto en el sofá a ver todos los noticieros, de los 100 canales que tengo en el cable, de los cuales muy pocos valen la pena, (me refiero a los canales, y a los noticieros también), y no podía creerlo de verdad, la gente premiando una campaña electoral sucia y desleal, donde se han sacado los trapos al sol de parte y parte, y en la cual es evidente que este par de candidatos no tiene límite para lograr el poder, no importa lo que cueste y lo que haya que hacer. ´El fin justifica los medios´ parece ser la consigna de ellos mientras que algunos medios de comunicación y algunos periodistas se prestan para hacerles el juego.

Mi suegra, al verme tan malhumorado, guardó silencio durante los informes que yo veía estupefacto, (algo que para ella es imposible porque nunca deja escuchar nada, y si se queda callada, le salen letreros en la frente), pero ya a punto de intoxicarse preguntó, ´´ ¿Giova, entonces por quién hay que votar?´´. Siempre le respondo de inmediato sus interrogantes pero esta vez tardé casi un minuto en contestar, tanto que ella pensó que no le había escuchado y repitió la pregunta, ahora más fuerte e igual de malhumorada que yo, ´´ ¿Giova, que entonces por quién hay que votar?´´.Le respondí simultáneamente la misma frase que le escribía a una amiga que me preguntaba lo mismo por el WhatsApp, ´´Entre esos dos que entre el diablo y escoja´´, y agregué en forma vehemente, ´´Tocará por Peñalosa, es un tipo honesto y nada corrupto, pero esa política neoliberal que propaga puede ser peor que la mermelada o la ultraderecha´´. Mi suegra quedó en silencio y mi amiga se desconectó, entonces comprendí que no me entendieron nada de lo que dije, almorcé mi compota en silencio y solo en la sala, porque mi suegra se fue a rezar sus oraciones.

Acto seguido me puse a escribir este artículo, el cual hasta hoy publico, porque estaba esperando que cambiara la tendencia de los votantes, lo cual, para desgracia del país, no sucedió. Definitivamente la gente, por un lado, está conforme con los paros de maestros, con los paros agrarios, con el duopolio en la televisión, con privatizar o vender todo lo público, con la inseguridad y con el desempleo, (aunque se diga que cayó a un digito), y con la mermelada, y por el otro lado, está conforme con no ganar horas extras, recargos, dominicales y festivos, con los pésimos servicios de salud, con los TLC que tienen arruinados a los campesinos y medianos empresarios, con las ´chuzadas´, con agro ingreso seguro, con la ´Yidispolítica´ y la ´Parapolítica´.

En mis 33 años de ejercer el voto, jamás había estado en esta encrucijada para tomar la decisión de por quién votar. Es claro que por los dos que lideran las encuestas, ¡jamás! votaré. Por Peñalosa lo haría, sabiendo que es un tipo honesto y nada corrupto, y además, para que no gane ninguno de los ´favoritos´, pero su neoliberalismo, su prepotencia y falta de humildad me producen un gran rechazo hacia él. Por Martha Lucía ¡nunca!, ella se vende como el cambio pero ha estado y simpatiza con la política de quien está detrás del candidato de la ultraderecha, y por Clarita, de mil amores lo haría, ella de verdad si representa el modelo político a seguir que necesita Colombia, pero debido a que su movimiento no tiene un gran caudal de electores, votar por ella es quitarle votos a Peñalosa para dárselos a los de arriba. Ahora bien, en blanco sería como votar por el Polo, no sería suficiente para evitar que la mermelada o la ultraderecha ganaran.

Le consulté entonces, por el pin del BlackBerry, a mi asesor de cabecera, Pepe el vendedor de aguacates del barrio, quien de inmediato me respondió: ´´Con tal que no haya reelección soy capaz hasta de votar por Zuluaga´´.

Comparando estas elecciones con el fútbol, si hiciera lo que me dijo Pepe, me pasaría algo parecido al partido del sábado entre Barcelona y el Atlético de Madrid, siendo el último nuestro rival en la final de la Champions, (soy hincha del Real Madrid), le hice fuerza para que ganara el título con tal que los azulgranas no sumaran otra liga, pero el próximo sábado será a otro precio.

Sin embargo, la política y la democracia no son como el fútbol, en términos sencillos, es mejor votar por convicción, así no gane nuestro candidato, y no tener que arrepentirse cuatro años, por haber sufragado en contra o para que no ganara alguno, y con la tentación cada día de cortarse el dedo. O lo que es peor, no votar y luego ver impotente como quien ganó el poder hace de las suyas y uno ´sin derecho al pataleo´.

Conclusión, el voto es secreto, y el mío es tan secreto, que ni yo mismo se por quién voy a votar.

De lo que si estoy seguro es que seré cero abstención y tal vez voto en blanco.

giovanniagudelomancera

periodista

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