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Luego del resultado de las elecciones de ayer queda una conclusión muy importante y urgente de implementar: El Voto Obligatorio.

Así como al que está reportado en las centrales de riesgo lo vetan de por vida para obtener un crédito, se debe crear una base de datos en la cual se consulte quién votó y quién no.

Aquella persona que haya sufragado tendrá derecho a todos los beneficios del Estado y del sector privado, por ejemplo subsidios, fondos de solidaridad, becas, créditos educativos con bajo o cero interés, viviendas gratuitas, programas de empleo, entre otros.

No es justo que en un país con tantos problemas y de todo orden, como lo es Colombia, la abstención haya marcado 59.93 por ciento. Ese desinterés y esa apatía deben terminar. Si no se logró cautivar al elector con propuestas entonces que sea el Voto Obligatorio el que erradique esa falta de participación ciudadana en las elecciones.

Lastimosamente esa abstención también lleva a la polarización, porque no solamente son los candidatos quienes polarizan, son los colombianos que no votan quienes permiten que el debate se resuelva entre dos personas. Si el ciudadano no está conforme con sus gobernantes o con sus candidatos entonces que lo exprese en las urnas, así sea votando en blanco, pero el quedarse en su casa esperando a ver a quien eligen no resuelve nada, por el contrario, ganan los mismos para seguir haciendo más de lo mismo.

En un país donde la gente no toma conciencia de lo importante de ejercer su derecho al voto entonces no hay más remedio que implantar el Voto Obligatorio, y quien no lo haga, entonces que se atenga a las consecuencias y que quede vetado para todo.

Muchos lectores dirán que es una medida antidemocrática. Lo que no es democrático es no votar, permitir que la mermelada o el miedo se apoderen del debate electoral, y que otras opciones políticas no ganen por falta de apoyo. Si ningún candidato le gusta al elector entonces que lo exprese marcando el voto en blanco, para protestar u obligar a repetir las elecciones, con otros protagonistas.

El que no vota ´no tiene derecho al pataleo´. Cómo es posible que alguien se pueda quedar en su casa indiferente esperando que otros decidan por él. Eso es no tener sentido de pertenencia con su país. Si no es a las buenas entonces a las malas, que se imponga el Voto Obligatorio para que quien gana tenga legitimidad, porque un presidente elegido con solo el 30% del censo electoral no tiene eso, ¡Legitimidad!

Habrá quienes argumentarán que esa medida es arbitraria y que se debe usar métodos pedagógicos. Eso ya no dio resultado amigos lectores, en Colombia la gente no tomó conciencia de la importancia de votar y por eso ahora se le debe obligar en bien del país.

Otra conclusión que se puede sacar de la jornada electorera de ayer es que las maquinarias, la mermelada, el miedo y la desinformación son más poderosas que las propuestas diferentes que no están contaminadas de politiquería. Siguen ganando quienes tienen el poder del Estado para hacer campaña y los candidatos de los caudillos, porque la gente vota es por él, por el caudillo.

Con tantos problemas que tiene Colombia por resolver, el debate se redujo a la guerra y a la paz, y la gente se comió el cuento. ¿Quién dijo que la paz le pertenece a un candidato o que la guerra es responsabilidad de otro? La paz le pertenece a todos y la guerra la hacen los enemigos del pueblo.

El desempleo, la salud como negocio, la privatización de la educación superior, los modelos neoliberales, el capitalismo salvaje, los monopolios económicos, esos son los que generan pobreza y por ende descomposición social que lleva al conflicto, y por eso Colombia debió votar por quienes tienen políticas serias para acabar con estos flagelos, no por quienes los causan. Lastimosamente, como dice la canción, es tarde ya, y en segunda vuelta no hay nada que hacer, porque ni el voto en blanco es opción. Serán cuatro años más de un país polarizado, pero implementando el Voto Obligatorio, y de inmediato, las próximas elecciones presidenciales serán a otro precio.

Como diría el Totono Grisales, queda un ´Sin sabor amargo´ con el resultado de las elecciones de ayer, y por lo que será la segunda vuelta. Los países merecen sus gobernantes y Colombia no es la excepción. A la gente que votó por la mermelada y la ultraderecha le gusta como venimos, como vamos y para donde vamos. Los que votaron por las otras opciones merecen un aplauso, y quienes no votaron, que después no se quejen, porque no tienen derecho.

Para terminar, unas reflexiones rápidas.

Que no hagan cuentas alegres los candidatos ganadores pensando que los votos de las otras opciones se los van a quedar olímpicamente, no señores, los votos no son endosables.

Que los candidatos ganadores y algunos medios de comunicación no sigan polarizando más este debate electoral, porque solo van a lograr más abstención y más desinterés, incluso, aquellos que votaron por ellos pueden no hacerlo en segunda vuelta pensando que ya todo está escrito. Es momento de dejar de hablar de paz y de guerra y de mostrar propuestas serias y verdaderas que se puedan ejecutar y pensar en el país y no en su bienestar personal.

Y la última, que aquellos candidatos que no llegaron a segunda vuelta, no paren ahí, y piensen seriamente en crear una verdadera tercería, fuerte y sólida, para que en cuatro años, junto con el voto obligatorio, logren arrebatarle el poder a las maquinarias y al caudillismo.

Se me olvidaba, aparte del Voto Obligatorio, que las elecciones sean entre semana, y en día laboral, de ocho de la mañana a seis de la tarde, para que la gente no se quede en sus casas haciendo pereza y viendo como el país elige a los mismos con las mismas.

giovanniagudelomancera

periodista

síganos en twitter @giovanniagudelo

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