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Esta vez no hubo un árbitro a favor de Brasil ni de los intereses de la FIFA. No existió un juez español permitiendo la ´carnicería´ y las patadas malintencionadas de los jugadores anfitriones. Esta vez los alemanes no se dejaron intimidar, ni de la ´encerrona´ del medio campo brasilero entrenado para desconectar a ´puntapiés´ el circuito de juego de los talentosos jugadores del equipo contrario, ni de la ´torcida´ o hinchada de la ´verdeamarela´.

Fue tan superior Alemania que parecía estar en un entrenamiento, al final Mesut Özil les perdonó el octavo, y les permitió, como se dice en el potrero, ´el gol de la honrilla´ por medio de Óscar, gol que no merecían, porque quedaron honrados, y esa honra la perdieron cuando sacaron a Colombia con ´antifútbol´, ´amangualados´ con la FIFA, sin demostrar el ´jogo bonito´ con el cual enamoraron al mundo y conquistaron cinco coronas.

La culpa de todo esto no la tiene ni siquiera los jugadores de la Selección Brasilera, la tiene la FIFA, ente político y manipulador, que metió la mano en el Mundial para favorecer sus intereses económicos, y llevar a la semifinal a un equipo de muy bajo nivel, que por el hecho de ser anfitrión y de estar pasando su país una crisis financiera, según ellos, tenía que llegar como fuera al título. Pero siempre el talento y el buen fútbol predominan por encima de las manos oscuras de los dirigentes de la FIFA. Alemania fue inmenso, y tendrían que haberle pitado en contra siete penaltis inventados, o catorce faltas ´fabricadas´ cerca al área, para que Brasil hubiera empatado.

El árbitro mexicano Marco ´Chiquidrácula´ Rodríguez perdonó un par de amarillas a jugadores brasileros por juego brusco y simulación, pero en líneas generales estuvo bien. Había cierto miedo porque él fue el juez que no vio el mordisco de Luis Suárez, sin embargo, aunque no tuvo arbitraje perfecto, cumplió. Es más, creemos que la FIFA no lo volverá a designar como castigo por no haber ayudado a Brasil.

Nadie sabe, ni el más erudito de los comentaristas, si Colombia hubiera sido goleada también por los ´teutones´, tal vez si, tal vez no, creemos que no, teníamos fútbol suficiente para hacerle un buen partido a los alemanes si Brasil no nos hubiera sacado a punta de pata y pito. Pero lo más justo era una semifinal con ellos, (nos referimos a los alemanes), dos selecciones que mostraron juego exquisito. Ahora Holanda debe ganar a Argentina, (el combo de Messi no ha hecho méritos para estar ahí), y que la final sea la ´máquina alemana´ vs la ´naranja mecánica´.

Colombia se siente vengada y recuperó su amor propio, lástima el gol de Óscar, hubiera sido mejor que no convirtieran ninguno. Y no solo nuestro país siente un fresco, Croacia también, a ellos también les ´metieron la mano´ en el primer partido. El árbitro le regaló un penalti a Brasil y le anuló un gol legítimo a los croatas.

Brasil es un país hermoso, su gente aún más, su selección es querida y admirada por todo el mundo, pero la FIFA metió su oscura mano y ´se tiró´ el Mundial, puso a pelear a dos países, (Colombia y Brasil), que se quieren, solo por pensar en sus intereses económicos, en sus caprichos políticos y en preservar su maquinaria corrupta.

Nos duelen las lágrimas de los hinchas de Brasil que estaban en el estadio, mucho más la de los niños, la televisión mostraba sus rostros inconsolables. También nos entristece la amargura de todos los seguidores de la selección Brasilera, en su país y fuera de él, pero el juego limpio debe prevalecer, porque el fútbol es lo más parecido a la vida real, tiene revanchas, y tarde o temprano, y aunque parezca una frase de cajón. ´la justicia cojea pero llega´.

La FIFA y sus dirigentes corruptos, a quienes se les comprobó que recibieron millonarias prebendas para designar Qatar como sede para el mundial 2022, (y quien sabe que otras cosas han hecho y no se saben), tienen que apartarse de la competencia, deben tomar distancia de árbitros, jugadores, técnicos, periodistas, políticos, magnates, jeques, en fin, se tienen que limitar a organizar los mundiales de forma transparente y honesta, sin intervenir de manera descarada en el juego para favorecer sus intereses. Además, debe comportarse como lo que es, una entidad sin ánimo de lucro, y no una institución permeada por dirigentes que aspiran a reelegirse per sécula seculórum, para enriquecer sus arcas y la de sus aliados.

Los jugadores brasileros se repondrán de esta derrota, (si nos repusimos los colombianos del nueve a cero de Londrina), incluso la ´torcida brasilera´, pero el precedente quedó sentado, la FIFA no tiene que intervenir, su juego sucio debe terminar. Los futbolistas son profesionales y superan estas derrotas, muchos de ellos juegan en los mismos clubes aunque sean de diferentes países y de diferentes selecciones, los hinchas también superan los fracasos, y los habitantes de los pueblos también, pero esta cachetada a la FIFA por parte de la selección alemana, esta bofetada a este ente corrupto por parte de la ´maquina teutona´ debe tener repercusión y transcendencia por mucho tiempo hasta que se tomen los correctivos y salgan de las directivas personajes sin ética.

La FIFA no puede ser juez y parte. No puede organizar, legislar, designar, castigar, presionar, intervenir, manipular, cobrar y disociar como le venga en gana.

Todos sabíamos que Brasil no tenía una buena selección, que estaba jugando muy mal, que no merecía llegar a la final, pero la FIFA lo quería meter a como diera lugar y se llevó por delante el sueño de un país como Colombia, la imagen de los árbitros, el buen rendimiento de otras selecciones, y sobretodo, y lo más grave, la credibilidad de quienes confiaban en la transparencia de los mundiales.

Si Alemania nos hubiera ganado, de seguro lo habrían hecho limpiamente, con fútbol, no con patadas, y si les hubiéramos ganado, lo habríamos hecho con el talento y la alegría que caracteriza a nuestra selección. En todo caso, el ´Fairplay´ siempre habría estado presente.

¡Viva Alemania, Viva Colombia y Viva el juego limpio!

Se nos olvidaba, la tecnología se debe aplicar en el fútbol, la terquedad de los dirigentes de la FIFA para implementarla corrobora sus intenciones de manipularlo todo y de no corregir los errores garrafales de los árbitros a su servicio. Y no solo ponerla en práctica para jugadas discutidas, se debe usar para monitorear y castigar el juego brusco que intimida y daña a los talentosos.

giovanniagudelomancera

periodista

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