Nos cuenta un fiel lector de nuestra columna que por razones de trabajo debe viajar muy seguido fuera de Bogotá, y que cuando regresa a la ciudad siempre toma taxi de la empresa autorizada en el Aeropuerto.

Ha notado que el 60 por ciento de dichos taxis tiene el taxímetro ‘dañado hacia arriba’, porque él tiene un punto de referencia, el puente de la 26 con Boyacá, y que los taxis que no lo tienen adulterado (el taxímetro), marcan 80 unidades al llegar a la oreja de dicho puente, desde el Aeropuerto. Asegura el denunciante que los taxímetros adulterados marcan 90, 95, hasta 110 unidades.

Cuando ocurre eso, él le advierte a los conductores que ese taxímetro no está bien y ellos le dicen, olímpicamente: «Págueme hasta aquí o me devuelvo hasta el Aeropuerto con usted».

Agrega nuestro amigo lector que el 99 por ciento de los conductores de esos taxis, al salir con carrera, activan un ‘botoncito’ que incrementa automáticamente la tarifa con los 4.000 pesos de recargo por ser desde el Aeropuerto, pero al llegar al destino, le cobran nuevamente al usuario esos 4 mil.

Él se ha quejado con la empresa de taxis en la caseta naranja del Aeropuerto, y ellos le niegan tajantemente que los 4 mil pesos estén incluidos en el arranque de la carrera.

En una oportunidad hizo parar una policía de tránsito para hacer la denuncia, porque al llegar al punto de referencia (el puente de la 26 con Boyacá), ya marcaba 95 unidades, y al quejarse con el taxista, él decidió regresarlo al Aeropuerto. Para su sorpresa, la agente que atendió su denuncia le dijo: «Nosotros lo único que podemos mirar es que el taxímetro no tenga la fecha vencida en el sello, de resto, nosotros no podemos hacer nada más, si está dañado o adulterado nosotros no podemos hacer nada» y el taxista complementó esa respuesta con: «Si no le gusta váyase en bus y no coja taxi».

Dice nuestro lector que ha tratado de hablar con varias personas de esa empresa de taxis seleccionada por Opain para prestar el servicio, pero que todo ha sido en vano. «Nadie defiende a los usuarios», afirma con vehemencia.

Nuestro denunciante pide una investigación y, además, asevera: «Si esto lo hacen con uno, que le sienten el acento de rolo, como será con los extranjeros ¿Harán los mismo en la terminal de transporte?».

Después de este incidente nuestro amigo lector subió al segundo piso y cogió un taxi normal, no de la empresa autorizada por Opain, y en la curva de la Boyacá con 26, su punto de referencia, estaba marcando 77 puntos, muy por debajo de lo que cobran los taxis ‘oficiales’ o autorizados por la concesión del Aeropuerto.

Este periodista intentó conseguir un pronunciamiento de la empresa de taxis o de Opain pero no fue posible.

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Giovanni Agudelo Mancera

Periodista

Tarjeta Profesional #8356 Expedida por el Ministerio de Educación Nacional

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