Realmente esa polarización es en todas las redes sociales, pero nos vamos a detener en Twitter porque supuestamente es la tribuna donde los conceptos que se emiten son ‘estructurados’, de personas ‘pensantes’, de ‘eruditos’, de ‘opinadores’ y donde se responde por lo que se piensa, se dice y se hace.
Al comienzo, hace más 11 años, esta red tenía esa identidad, pero se fue distorsionando, hasta el día de hoy, donde los fake news, el bullying, la desinformación, el irrespeto, la injuria, la calumnia, la manipulación, entre otros vejámenes, son la comidilla del día.
En esta red muchas personas se creen analistas, críticos, dueños de la verdad absoluta, jueces, y caen en un juego muy peligroso y hasta mortal, cuando fijan posiciones y emiten ‘noticias’ sin corroborar, sin documentar, sin confirmar.
Son muchos los casos que podríamos poner de mal ejemplo acá, pero remitámonos a tres en particular.
El fin de semana pasado la concejal de Colombia Humana y de la Unión Patriótica, Heidy Sánchez Barreto, trinó de manera irresponsable lo siguiente.
Esto generó un caos y fueron vandalizadas 16 ambulancias en Bogotá.
Según reportó el Distrito, «16 ambulancias que atendían emergencias durante la caótica noche sufrieron ataques vandálicos con piedras y palos, rompiendo sus parabrisas e impidiendo cumplir con sus misiones médicas. Además, también se atacaron a los tripulantes de estos 16 vehículos, profesionales de la salud quienes resultaron lesionados».
La concejal, en lugar de aceptar que cometió un error irreparable, se le escuchó arrogante y desafiante cuando la llamaron de WRadio para aclarar el hecho.
Otra irresponsable declaración la protagonizó la jefe de prensa del Senador Gustavo Petro, María Antonia Pardo.
Ella, en ‘Space’ (herramienta de Twitter para tener chats de audio en vivo), refiriéndose al bebé que murió en una ambulancia porque bloqueos ilegales no la dejaron pasar y que venía de Chocontá a Bogotá, dijo: «El bebé habría muerto igual, lastimosamente; yo hablé directamente con los implicados».
Ayer, en la mañana, intentó aclarar su posición en WRadio, pero quedó peor, dejando en los oyentes frustración y perplejidad.
Y un tercer mal ejemplo es el del Senador Gustavo Bolívar, quien al criticar la más reciente portada de la Revista Semana, en la cual su jefe político Gustavo Petro es protagonista, se fue lanza en ristre contra los Gilinski, dueños de la revista, y que, según él, son dueños de Bancolombia. Un rato después corrigió, pero ya el daño estaba hecho. Esperemos que los desadaptados no vandalicen esas oficinas.
Lo más peligroso de todo es que, al ‘corregir’, el Senador Bolívar puso en riesgo las oficinas de los otros bancos. En fin, el grado de irresponsabilidad de este señor Bolívar no tiene límites y Petro, en silencio. Decían las abuelas: «El que calla otorga».
Los casos de la concejal Heidy y del Senador Bolívar, además del repudio de la opinión pública, deben ser investigados por la justicia penal. El de la Jefe de Prensa de Petro es una opinión desafortunada que la obliga a una disculpa. En los dos primeros hechos, en lugar de reconocer su ligereza e irresponsabilidad, los protagonistas se muestran convencidos que hicieron lo correcto, en el caso de la comunicadora, quedó peor al aire cuando intentó aclarar.
En Twitter son descomunales los improperios, los insultos, hasta las amenazas de muerte y no hay una regulación.
Lo triste es que los directivos de esa red social no miden a todos con el mismo rasero, hemos visto que, a algunas personas, por menos, les han suspendido temporalmente o cancelado definitivamente su cuenta y a otros no se les toca.
En 2016 el escritor y filósofo italiano Umberto Eco, en una entrevista para el diario español ABC, criticaba duramente a las redes sociales y afirmaba que «éstas le daban espacio a ‘legiones de idiotas’ y agregaba que herramientas como Twitter y Facebook permiten que la opinión de los ‘necios’ tengan la misma relevancia que ‘la de un premio Nobel’.
También decía que «las redes sociales son un instrumento ‘peligroso’ porque no permitían conocer quién está hablando».
En esa entrevista, Eco cuestionó fuertemente el periodismo:
«No estoy seguro de que haya mejorado el periodismo, porque es más fácil encontrar mentiras en internet que en una agencia como Reuters», y complementó: «En el viejo periodismo, por muy asqueroso que fuese un periódico, había un control. Pero ahora todos los que habitan el planeta, incluyendo los locos y los idiotas, tienen derecho a la palabra pública. Hace un tiempo se podía saber la fuente de las noticias: agencia Reuters, Tas…, igual que en los periódicos se puede saber su opción política. Con internet no sabes quién está hablando. Incluso Wikipedia, que está bien controlada. Usted es periodista, yo soy profesor de universidad, y si accedemos a una determinada página web podemos saber que está escrita por un loco, pero un chico no sabe si dice la verdad o si es mentira. Es un problema muy grave, que aún no está solucionado».
Sin duda, las palabras de Umberto Eco toman más fuerza ahora y es momento de hacer un ‘mea culpa’. ¿Cuánto daño se le hace a Colombia y a la humanidad, en general, al usar esas redes de manera equivocada?
En definitiva, las redes sociales, y principalmente Twitter, son una muestra a escala del país que tenemos y si no mejoramos nuestro comportamiento ahí, entonces, ¿cómo podemos esperar que haya paz, consenso y diálogo en Colombia?
Periodista
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Las cosas por su nombre. El problema no es Twitter, sino el uso que hacen de ella los tres personajes arriba descritos, entre muchos otros. Pero la Colombia Humana si tiene una densidad mas alta de sociópatas que el común de la población colombiana (que ya es alta, de por sí). Sin embargo, regirán el destino de este platanal a partir del año entrante, y nos fusionarán con el bravo pueblo de los semáforos de inmediato.
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