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Solemos quejarnos de la falta de compromiso de los demás. De nuestros gobernantes para con sus deberes con la nación a su mando, de nuestros legisladores hacia el pueblo que los eligió, de muchas empresas para con la sostenibilidad de su entorno, de los proveedores que no cumplen, de los empleados que no dan más allá de lo estrictamente establecido en el contrato, de nuestros amigos para cumplir sus promesas, de los estudiantes para con sus carreras… en fin, e incluso en algún momento de inspiración somos capaces de admitir nuestra propia ausencia de voluntad para comprometernos con algo. 

Pareciera ser que la falta de compromiso es el mal de nuestro siglo.

Pues tengo una visión diferente. Y me atrevo a decir que esto no es cierto. Compromiso es lo que abunda, pero la confusión está al momento de hablar del tipo de compromiso que cada uno tiene. Porque todos estamos comprometidos con algo, el tema es ¿con qué?
El gobernante o el legislador que no están cumpliendo lo prometido, sí están comprometidos pero con su beneficio personal, con lo cual, harán todo lo que esté a su alcance para cumplir con ello: legislar a favor de grupos específicos o aprovechar información privilegiada para anticiparse con negocios lucrativos, por ejemplo.

La empresa que exhibe políticas claras de Responsabilidad Social en sus manuales y carteleras, pero que soborna en busca de contratos, no invierte en el desarrollo o implementación de tecnologías limpias o no cuida de sus empleados ¿con qué sí puede estar comprometida? ¿De repente con mantener una fachada que les permita obtener ganancias sin cuestionamientos de la sociedad o aplicar a concursos para los cuales se requiere tener política de RSE?

Sigamos hilando más finito. No se puede decir que un estudiante que no cumple con sus trabajos no está comprometido en general. No está comprometido con su rendimiento académico y con su aprendizaje, pero sí lo puede estar con pasarla bien y con reforzar su capacidad de encontrar buenas razones para cada incumplimiento. O que hay del esposo infiel comprometido con su propio placer y no con la fidelidad a su pareja.

Recientemente en una sesión de coaching una coachee declaró que nunca se había comprometido con algo y cada vez que mencionaba la palabra compromiso abría sus brazos como tratando de señalar algo grande, pesado.

Al avanzar en la conversación pudo empezar a detectar que había espacios en donde se había involucrado y cumplido como terminar su carrera o, hoy en día, su relación de pareja, pero no había relacionado esto con la palabra compromiso, porque al mencionarlos no los veía como algo complejo y pesado, así que descubrió que tenía la capacidad de comprometerse, solo que hasta ahora sin darse cuenta la idea de lo que significaba compromiso era una barrera para que pudiera replicar logros en otras áreas de la vida.
A partir de esto, su primer paso fue empezar a definir con qué estaba comprometida en su vida, qué resultados le estaba dando y declarar sus nuevos compromisos acorde con los resultados que ahora empezaba a buscar.

¿Por que menciono este caso? Porque cuando puedo identificar en realidad con qué estoy comprometido, con qué están comprometidos mis equipos, mis socios, mis amigos, mis empleados, y qué resultados puedo mejorar si tomo conciencia de  ese punto, puedo intervenir de forma más acertada. El coaching nos aporta herramientas muy valiosas no solo para la detección, sino para la intervención.
La huella personal, la huella de nuestra empresa es la huella de nuestro compromiso, no existen el uno sin el otro. Es el reflejo de nuestra autenticidad, está forjada con el trabajo diario, avanza con la fuerza que imprime el mensaje que enviamos al mundo, se gana paso a paso el respeto de las personas y empresas a las que queremos y servimos, nos hace diferentes de los demás y nos da luz propia.

De eso se trata, y esa es la propuesta. Que nos detengamos a mirar y detectar si estoy comprometido con lo acertado. Si mi compromiso es solo conmigo y mi satisfacción personal ¿qué resultados estoy obteniendo?¿cómo han quedado mis relaciones, a quienes ha impactado, hasta donde me puede llevar ese compromiso?

Si mi compromiso como empresario está solo puesto en las utilidades financieras ¿qué resultados está dejando mi gestión en la lealtad de quienes están conmigo?¿es sostenible en el largo plazo mi operación?

Es el compromiso acertado que asumimos el que pone en movimiento los mecanismos del cambio y la transformación, cualquiera que sea el mismo, tanto a nivel personal o laboral. La iniciativa y la acción efectiva surgen de una actitud de profundo compromiso con algo que se quiere lograr.

El compromiso genera acción, pero es a su vez una acción en sí mismo. ¿A qué tipo de acciones quiero comprometerme? El compromiso no acontece hasta que una persona lo declara y acciona en forma consecuente. El individuo a través de su acción comprometida comienza a construir una realidad diferente. ¿Qué realidad quiero construir ¿¿Qué realidad queremos construir como sociedad?

 

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