El 2015 en Madrid, en el marco de Madrid Fusión, conocí a Alejandro Cuellar y me encantó la apuesta de su cocina alimentada con plantas silvestres. Durante tres días enamoró a los visitantes del evento con sus aromas del Pacífico, de la selva amazónica y los recuerdos de una infancia marcada por el huerto. Platos modernos, ricos, sorprendentes, en un stand que tuvo lleno completo todo el tiempo. Colombia apenas se daba a concer como promesa culinaria y él, un cocinero que hablaba del producto como un argumento de paz, de la cocina silvestre, del país y de todo lo bonito que es viajar y cocinar, se pasó tres días charlando, cocinando con entrega, pasión y un gran amor por las flores. La suya que ya era una ‘Cocina Viajera’, hacía honor al lema de ese año de Madrid Fusión.
Triste partida de un creador de sensaciones que entendió pronto la riqueza y variedad del producto colombiano y que ofició desde sus multiples proyectos, el arte de crear redes a traves del conocimiento, la solidaridad y la cocina. ¡Hasta Siempre!
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