El amor por Bogotá es como ese que se le tiene a la familia, que se da por sentado: «Yo peleo todo el tiempo con mi hermano, es inmamable, no me lo soporto. Pero lo quiero, ¿no ve que es mi hermano?». «Mi mamá sabe que la amo. Nunca se lo digo pero ella sabe, es obvio». ¡PUES NO! No es obvio. El amor, además de sentirse, se debe expresar. De hecho, mientras más se manifiesta más crece. (Aprovecho para recalcar: díganle a la gente que quieren cuánto la quieren, aunque no sea tema de este escrito).
Hace unas semanas escribí una entrada llamada «Bogotá mejor entre todos», y cuando pensé escribirla me imaginaba un post muy Walt Disney, en el que al final todos nos tomamos de las manos y cantamos con los pajaritos bogotanos alrededor (o sea, los copetones) y todo eso. La vaina es que el post no salió como esperaba, porque cuando lo escribí acababa de ver gente hablando mal de Bogotá, cosa que me disgustó y terminé escribiendo algo lleno de varillazos, como regañando. Y pues… esa no era la idea.
Entonces este es mi segundo intento por contar el cuento pero mejor contado. A ver: Muchos queremos a Bogotá. Uno siempre quiere la tierra donde nació. Otros la quieren porque han vivido acá mucho tiempo, porque acá consiguieron trabajo, porque acá conocieron al amor de su vida, o porque acá construyeron muchas cosas. Otros más están empezando a quererla por las mismas razones, porque acá hay muchos grandes amigos. Y es que Bogotá se hace querer, tiene muchas cosas bonitas.
Pues bien, ya está bien de solo quererla, o de quererla de palabra nada más, porque con eso no basta. Hay que quererla, decírselo y, sobretodo, demostrarlo. Todos decimos «yo soy muy buen ciudadano, yo jamás tiro un papel a la calle, jamás me cuelo en Transmilenio«, pero estoy seguro que TODOS hemos hecho algo que no quisiéramos confesar, porque qué oso. Y no nos culpo, las malas costumbres se pegan. Cuando yo era niño era normal ver basura en la calle, era normal que la gente tirara papeles al suelo. Afortunadamente eso ya cambió, creo que gracias a las alcaldías de Mockus, que tanto nos enseñaron. Fueron momentos históricos.
El mensaje que quiero transmitir es para todos los que vivimos en esta ciudad (aunque aplica para todas). Los bogotanos ya no somos solo los que nacimos acá, sino también los que viven acá, trabajan acá, facturan acá, manejan acá, usan Transmilenio, etc. etc. El tema en general está en darnos cuenta de qué estamos haciendo mal y cambiarlo. Es que cuando la masa actúa de una manera, se ve tan normal que nadie piensa que quizás está mal, hasta que alguien nos lo hace notar. Por ejemplo, acá es normal encenderse a pito aunque el semáforo lleve en verde cero coma dos segundos. Es normal (otra vez) cruzarse la calle aunque el semáforo esté en rojo para peatones, o peor, cruzar la calle por un lugar diferente de las cebras (para eso son esas rayitas blancas). Es normal justificar malos comportamientos «porque voy de afán». Y es que uno siempre anda de afán en Bogotá. Hasta hace un tiempo era impensable entrar comiendo a Transmilenio, no se podía ni entrar con paquetes grandes, maletas. Ahora no solo se puede comer en esos buses sino que se suben a vender chiclemanícaramelo, para su mayor economía 5 en 2.000. Ahora es normal que un bus de esos huela a Tostacos. Ahora es normal que se suba el rapero lastimero con cachucha a medio poner. O el man con arpa a tocarnos un joropo. CON UN ARPA. En estico se nos sube todo el festival del coleo con vaca y todo.
Hoy en día, en varios sectores de la sociedad, es «normal» colarse en Transmilenio. Quizás esas personas no se han dado cuenta de que está mal sino que incluso lo ven como un derecho. Yo quedé de una pieza, entre anonadado y triste, cuando vi en noticias que una pareja se coló en una estación y se subió al bus con todo y niña (yo le calculo unos 5 años de edad). Pues cuando los policías van a sacarlos ¡¡LA PAREJA LOS ENCENDIÓ A GOLPES Y MORDISCOS!! Hasta cuchillo sacaron. ¿Ah? ¿Podrá ser? Explíquenme eso. ¿Cómo es que uno se cuela en un bus y cuando la policía le dice a uno que se baje uno los agarre a golpes? La única explicación que encuentro es que estas personas están convencidas de que tienen todo el derecho de colarse. Y claro, la niñita eso es lo que está aprendiendo. Para ella los malos son los policías. Vean acá la noticia completa.
Investigando otro poco me encontré con que no es la primera mordida transmilesiana. Hace unos seis meses dos pasajeras se agarraron a mordiscos por un puesto. (Si quieren ver la noticia hagan clic acá)
Pues bien, si esas personas consideran «normal» agarrar a cuchillo a un policía que les impide colarse en Transmilenio, quizás ustedes y yo veamos normal otras cosas que tampoco lo son. Pensémoslo bien, no somos una sociedad perfecta y el primer paso es aceptarlo. Yo soy de los que cruza un semáforo peatonal aunque esté en rojo, si no viene carro, en lugar de esperar los 45 segundos que demora en cambiar. Pero acá, públicamente, me comprometo a dejar de hacerlo. Lo empecé a hacer desde ayer.
Si estamos en un trancón, vemos normal llenar cada espacio con nuestros carros, hacer tres y hasta cuatro carriles donde solo había dos. Sí señores, no se hagan. Yo sé que muchos lo han hecho. NO ME QUITEN LA MIRADA. Allá, el de barba que está silbando y mirando por la ventana. No se me haga el pendejo. Según vi en Facebook esta semana, «en Alemania si el tráfico se detiene, los conductores se estacionan en las orillas para permitir el paso a vehículos de emergencia«. Admirable. Y lógico, si me lo preguntan. Pero acá en Colombia sucede lo contrario. Si la foto fuera acá, habría otras dos filas de carros (la mayoría taxistas), las motos estarían serpenteando y esquivando a los vendedores de maní y de bolsas de basura. Y claro, cuando llegue la ambulancia no tendrá por dónde pasar. ¿O me equivoco? Obvio es así. Y es «normal».
¿Sabían que no es normal que una moto se adelante entre los carros? ¿Sabían que lo normal es que ocupen los carriles como cualquier otro vehículo, llámese carro, bus, buseta o taxi? ¿Cuántos de ustedes tienen moto? ¿Y cuántos se han atravesado entre los carros para estar de primeros cuando el semáforo cambie? «Es que voy de afán», «es que para eso compré moto». Porque lo vemos normal, aunque no lo sea.
¿Cuántos se han metido a empujones en un Transmilenio? ¿Cuántas han atravesado bolso para poder pasar de un lugar a otro en el bus? ¿Se imaginan cómo sería nuestro pequeño mundo si dejáramos salir a la gente antes de entrar? ¿Cuántos de ustedes encienden a pito al carro de adelante porque se demoró 5 miserables segundos en arrancar? Todo es lo hacemos porque lo vemos normal, aunque no lo sea.
Claro, no desconozco que muchos de los problemas son macro, son estructurales, son problemas de la malla vial, del trancón, del accidente, son cosas que se nos salen de las manos, pero no por eso tenemos que volver esta vaina una anarquía. No se justifica. Que el alcalde se encargue de los problemas grandes, pero nosotros encarguémonos de los pequeños, del día a día.
Entonces, a lo que nos invito es a que reflexionemos y pensemos en todas esas cosas que hacemos mal y que contribuyen al desorden. Pasemos de pensar que queremos a Bogotá y demostrémoslo. Por un día, uno solo, crucemos por las cebras (como les decía antes, esas rayas blancas que hay en las avenidas en cada esquina, son para eso). No pasemos semáforos en rojo (ni vehiculares ni peatonales). Solo por un día dejemos de pitar. Un miserable día.
Por un día guardemos el papelito en el bolsillo y esperemos a ver una caneca o lo botamos cuando lleguemos a la casa. Por un día respetemos la fila, la del bus, la del cine. Por un día aguantémonos las ganas de escupir el chicle en la calle. Por un día dejemos de hablar mal del alcalde (el actual y el anterior). Por un día dejemos de quejarnos tanto, en redes sociales y en persona. Vean que así se empieza, luego se vuelve un hábito (dicen que si algo se hace 21 días seguidos, se vuelve hábito). Y hasta rico se siente, saca uno pecho porque se siente mejor ciudadano. Créanme, funciona.
Lo que les decía del chicle me hizo pensar en una nota que casualmente salió esta mañana (en la que estoy escribiendo) sobre Mockus, en la que habla de esto mismo. Les comparto el enlace. Y es que eso que está haciendo Mockus también será histórico. Estamos viviendo un momento histórico en la ciudad. Qué rico poderle contar a los nietos «por allá en los tiempos de Mockus… yo le aporté a mi ciudad, yo puse mi granito de arena», mientras tomamos chocolate caliente con la cobija en las piernas.
Luego de que seamos mejores ciudadanos con la ciudad, empecemos a ser mejores ciudadanos con los otros ciudadanos. Sonriámosle al vigilante del edificio, echémosle un chiste pendejo. Digámosle «Buenos días» al cajero del banco como si lo creyéramos, al final se vuelve cierto. Sostengámosle la puerta abierta al que viene detrás, aunque no se digne a decir «gracias». No se estresen, hay gente así. Despertémonos cada mañana como si fuera el día más feliz del mundo. Si el taxista se nos atraviesa, en lugar de amargarnos el día y encenderlo a pito, démosle el paso con toda la obviedad posible, cosa que lo dejemos pensando. Si la señora nos empuja para entrar a Transmilenio, sonreímos y le decimos bien duro «siga tranquila mi señora, si mañana no me empuja y me avisa prometo quitarme más rápido» y sonreímos. Si manejamos taxi, llevemos al pasajero donde nos pide y no usemos la excusa de que vamos a entregar turno.
Invito a los que tenemos redes sociales a que publiquemos fotos bonitas de Bogotá. A que contemos cosas bonitas de Bogotá en los estados. Como hace mi amiga Carolina en Facebook: la leyenda dice «I love Bogotá». Y de paso les recomiendo en Instagram las cuentas @bogotart e @igersbogota. Mostrémosle al mundo que Bogotá es bonita. Y también hagamos que lo sea (más).
Es más… los invito a que me compartan esas fotos y las mejores las publicamos acá en el blog la próxima semana, con los créditos del caso. Y en mi Facebook. Si quieren compártanlas en Twitter con un hashtag, digamos… #BogotáEsBonita, y yo las comparto con mis seguidores y todo eso. También los invito a que cuenten en los comentarios qué hacen por Bogotá, algo como «hoy le abrí la puerta del banco a una señora que venía atrás. Ni me miró, pero qué carajos, fui amable«. Para que nos demos cuenta de que no estamos solos, de que no somos los únicos que hacemos cosas amables. Háganlo ustedes, yo no quiero hacerlo porque yo ya echo mucha carreta acá. Este espacio es para ustedes.
Para cerrar… dije que lo hagamos por un día. Bueno, ojalá lo hagamos 21 para que se vuelva hábito. Ojalá lo hagamos 365 días. Mientras más personas lo hagamos y por más tiempo, más real se hará, más fácil se hará, más gente se nos unirá. Con cada granito se hace una playa. Aunque Bogotá no tiene mar, pero tiene ciclovía.
Hace ocho días no publiqué, les pido excusas. Créanme, cuando no publico me duele más a mí que a ustedes, jajajaja. De hecho, me angustia no terminar la historia de La Tenista. Pero algún día, carajo. Algún día.
Esta semana en mi blog recomendado les traigo el blog de moda «Petra Says«. Péguenle una mirada y me cuentan.
Aprovecho para contarles que #ATrinoHerido, el programa radial, estrena casa y horario. Ahora nos vamos para la Superestacion.fm, cosa que nos tiene felices. Los esperamos desde febrero los lunes de 7 PM a 10 PM. Pilas que llamo lista.
Y en el blog Soy Anónimo, esta semana tenemos las confesiones de una mujer. De esas que solo se dice a sí misma. Acá les dejo el enlace.
Todas las entradas, están en: http://blogs.eltiempo.com/marmotazos/ O si quieren que les llegue al correo cada vez que se publica un Marmotazo, en el botón «Seguir a este blog +” que encuentran al comienzo, bien arriba, tienen la opción. ¡Así no se pierdan ni una!
Pero si quieren les recomiendo algunas entradas anteriores: “Primero yo, segundo yo“, “¿Por qué seguimos solteros?“, «Sal con alguien valiente».
También estoy en Facebook, Linkedin e Instagram. Y me encuentran en Snapchat como gamboaomar.
Encontré este blog tarde pero me gusto sobre todo por el tema, adoro mi ciudad y peleo y trabajo por ella gracias por hacernos reflexionar
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¡Gracias por leer y comentar!
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excelente articulo, en Bogotá lo que hace falta es cultura ciudadana, mucha agresividad, poca tolerancia y modales, la policía tiene que cumplir con su deber y nosotros como ciudadanos tenemos que respetar y cumplir con lar normas éticas de las zonas públicas por que es un espacio para todos, con la ayuda de cada persona Bogotá va poder ser agradable para los Bogotanos y extranjeros
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¡Gracias, Gabriel!
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Yo la verdad trato cada día de hacer todo lo que dices con la esperanza que se unan más y más ciudadanos a estos comportamientos.
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¡Genial! Ojalá muchos tomemos ejemplo.
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Estuvo enriquecedor el artículo, yo que me consideraba un buen bogotano sentí el impacto. Cuantas veces pude haber obrado mal pensando que estaba bien porque es normal? ufff me dejaste cosas para pensar. Para comenzar yo también me comprometo como peatón a respetar el semáforo sin importar que pasen o no los autos.
Lo único fuera de contexto es lo de no criticar a la administración, digo, no lo hago todo el tiempo pero una cosa es ser un buen bogotano y otra es desentenderse de lo que la alcaldía hace o no hace… guardar silencio en esos aspectos no lleva a nada bueno a Bogotá
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¡Gracias Camilo! Por lo general los mejores ciudadanos son los que más se cuestionan, para los demás «todo está bien». Y de acuerdo, o se trata de desentenderse ni de librar responsabilidades. Esto es de todos y el que tiene el poder para hacer cambios rápidos es el alcalde. Ojalá nos guíe bien.
Saludos.
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BOGOTÁ TE AMO Y SIEMPRE TE AMARÉ
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<3
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Estuvo chevere el marmotazo de hoy, yo soy de las que piensa que los pequeños actos de amabilidad traen cosas positivas siempre y no solo para quien los recibe.
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Gracias Stephany 🙂
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Mientras nos sigan metiendo el tm a la fuerza, a cambio del metro, seguirá el malestar. No existe ninguna justificación para que la capital del país continúe sin metro, ese cuento se lo inventaron para mantener las arcas llenas de los dueños de tm sin pensar realmente en la ciudad.
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Tiene mucho sentido de pertenencia, muestra mucho afecto pero no se dice detrás mío sino detrás de mí. Bóxer Leo.
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Muchas gracias por la observación 😉
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Es imposible pensar que la polarización va a desaparecer pronto: era de esperarse que los petristas traten de capitalizar descontento así sea inventando cosas o tratando de masificar el pánico. Pero una cosa es cierta, y es que el proceso de educación ciudadana con la dupla Mockus-Peñalosa ya está en marcha, así que se verá si puede más el resentimiento de unos cuantos contra la voluntad de tolerancia de la mayoría de los bogotanos, que estamos ya hartos de la situación actual.
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De acuerdo, no será fácil. Por eso creo que debemos recordarnos todo el tiempo lo que debemos hacer. Es una cosa de toooodos los días. Porque los cambios comportamentales están demasiado arraigados. Pero ya Mockus nos demostró que sí se puede. Sigamos intentándolo 🙂
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Para reflexionar… gracias, como siempre.
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Gracias a ti por comentar 🙂
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Muy bueno su artículo, tiene toda la razón. Yo creo que este amor por Bogotá se debe inculcar desde la familia, para mi es la base y el soporte de todo, lo demás viene por añadidura. Un feliz y próspero año y no deje de escribir. Gracias Omar
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Muchas gracias, Ligia. Procuraré escribir semanalmente. Que sea un propósito.
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Omar feliz año, y como siempre excelente blog, gracias por hacernos reflexionar en que tan buenos ciudadanos somos, y apuesto a que somos varios que cuando no encontramos el blog publicado quedamos vestidos y alborotados.
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Jajaja. Vestidos y alborotados. ¡Gracias Juan Francisco! Mi reto es que este año sea sagrada la publicación cada jueves. ¿Será que la logro?
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Tiene razón. La educación en cultura ciudadana debería «desnaturalizar» conductas generalizadas, como la que menciona, realizadas ya incoscientemente por la repetición ante la ausencia de sentido colectivo y de autoridad. Pero precisamente por eso es tan difícil y requiere un esfuerzo permanente; en esta ciudad la agresión es permanente y la gente ni siquiera es consciente de ello. Pero escritos como este hacen creer que es posible el cambio, sobre todo si uno recuerda la experiencia positiva de la alcaldía de Mockus.
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Gracias Carlos. De hecho a mí lo que me genera esperanza es saber que Mockus está metiéndole mano a la cultura ciudadana. Creo que hay una luz, jajaja.
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No soy Bogotano, no vivo en Bogota, pero si he ido por cuestiones de trabajo y es muy bonita, ademas creo que aplica para cada ciudadano de este bonito pais, si todos tratamos de hacer mejor ciudad a ese pedazo de tierra en el que vivimos seguramente, no solamente tendremos una mejor Bogota, sino un mejor pais. Excelente Blog.
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¡Muchísimas gracias! Por acá bienvenido 🙂
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Omar feliz añooo!! Gracias por un post bien elaborado, hecho con el corazón y con la necesidad ferviente que seamos mejores ciudadanos, y de paso, mejores personas. Y tienes razón, Bogotá es hermosa, mi compromiso lo inicié hace un año y ahora me desplazo en bici para ir de la oficina a la casa…y disfruto el paisaje, los bellos atardeceres, las postales que nos entrega la ciudad…pero definitivamente si hace falta unas cuantas clases de civismo y cultura ciudadana para todos. Pero el cambio no inicia si no arranca cada uno de nosotros…yo pondré mi granito de arena y te enviaré un par de fotos hermosa de nuestra tierrita, ala!
Un abrazo y feliz día.
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¡Feliz año para ti, Sandra!
Ojalá todos pongamos de nuestra parte, a ver si logramos hacer una ciudad mucho más bonita.
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Me uniré a tu campaña #BogotáEsBonita. Me gustó eso. Que buen post (aunque si nos hace falta ver qué pasó con la tenista… pero bueno, dicen que lo bueno tarda en llegar) definitivamente es un tema de conciencia a nivel individual. Hay que empezar por cada uno, por uno mismo incluso porque cuando se alcanza la masa crítica el cambio se termina de dar por inercia. Quizás cuando la alcancemos lograremos recuperar la Bogotá que todos amamos.
Y, sí hace falta que escribas, cuando no lo haces se te extraña… pero a veces también es bueno hacerse extrañar.
Un abrazo!
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Qué linda. Gracias Vivi 🙂
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Hola Omar, no considero que debas arrepentirte en lo mas mínimo del blog anterior, en el expresaste lo que muchos estamos sintiendo. Lo reitero queramos a Bogotá, es nuestra ciudad y si, entre todos podemos hacerla cambiar, sacar su lado positivo.
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Gracias por darme moral, jajaja. Un abrazo 🙂
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