En el reciente hecho que tuvo como víctima a mi madre –y por el que debo agradecer la cantidad de mensajes y sentimientos de solidaridad de lectores y amigos–, entramos a Urgencias de la Clínica Shaio, con la que tiene convenio Aliansalud, la EPS a la que está afiliada. Sea el momento para reconocer el alto valor profesional y afectivo del personal médico y de enfermeras, camilleros y auxiliares de ese centro de salud.
Era el día posterior al lunes festivo del primero de noviembre. La sala de espera no daba abasto. Cerca de 70 personas esperaban su turno. Alguien me explicó que eso siempre pasaba después de los “puentes”. Me sorprendió la cantidad de motociclistas que acudían, el número de personas con lesiones en pies y piernas, y por supuesto, la notable afluencia de adultos mayores.
Si afuera las dolencias y quejas borboteaban, adentro parecía un hospital de guerra. De los cubículos estrechos en que cabían dos camas –cada una de ellas con los respectivos acompañantes, todos movidos por angustias diferentes–, salían gemidos que se entreveraban con los sonidos monótonos de las máquinas salvadoras y las llamadas de atención.
Había gente en los corredores. Esa primera noche que mi mamá compartió con una señora que venía grave de Chiscas, Boyacá –a 410 kilómetros de Bogotá–, algunos la pasaron en sillas Rimax, haciendo esfuerzos para dormir y estar ahí, adonde los había conducido un favorable Triage. Los espacios resultan sofocantes y el amanecer dilata las horas. Piensa uno cómo significa una bendición no terminar contagiado o contagiando, en situaciones en las que un estornudo puede ser letal.
La afluencia a los servicios de Urgencias se ha multiplicado en el mundo, y todo parece indicar que las condiciones de agobio y precariedad son la norma y no la excepción. Quiero pensar que fui yo quien fallé en el rastreo de las estadísticas de atención y congestión en las Urgencias hospitalarias de Colombia. Me sorprendió el monitoreo oportuno y semanal que en ese rubro maneja Chile. Asumo la responsabilidad y espero que el Ministerio de Salud y la Superintendencia respectiva tengan un panorama que le puedan presentar con exactitud al país.
Que se atienda a tantas personas en Urgencias –unas con mejores y más expeditos resultados que otras– es otro factor para analizar un asunto que no emerge fácilmente en los brotes de malas noticias que son pan de cada de día en un océano de silenciosos beneficios: lo que ha significado para millones de personas su pertenencia al sistema de salud.
Infortunadamente, lo multitudinario positivo no tiene reporte ni crónica –no es así el espíritu de las noticias—, mientras las aristas negativas se amplifican en la estentórea divulgación.
El sistema de salud, y su visible apéndice de las Urgencias, merece ser un mejor escrutinio. Pero como refiere una interesante tesis desarrollada por estudiantes de Medicina de la Universidad del Rosario, “en Colombia, la “investigación” se limita al ámbito periodístico subjetivo y superficial, en el que se expone el problema desde el punto de vista de la comunidad, luego se critica de forma destructiva a otra víctima (el servicio de urgencias) y al final, no se propone solución real alguna”.
En todo caso, la experiencia humana es sobrecogedora. Allí confluyen diversos sentimientos. En el caso de mi madre, y finalmente, cubiertos, casi todos, por el vendaje de la gratitud.
WWW.CARLOSGUSTAVOALVAREZ.COM
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ESCALA NEDOCS PARA MEDIR CONGESTION EN URGENCIAS:
ESTUDIO DE VALIDACIÓN EN COLOMBIA
AUTORES: Jenny Amparo Castro Canoa, Eliecer Cohen Olivella, Alberto Lineros Montañez, Ricardo Sánchez Pedraza.
UNIVERSIDAD DEL ROSARIO, FACULTAD DE MEDICINA, NOVIEMBRE DE 2010
http://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/2250/52714969.pdf
Tener que ir a URGENCIAS es una experiencia traumatica en cualquier lugar del mundo, cuando las personas llegan «con las tripas en la mano» es una verdadera urgencia, pero cuando no es asi, tiene uno que ver desfilar por delante una cantidad de casos de toda indole.
Tambien es bueno saber, que mucha gente abusa de las Urgencias por cualquier dolor impidiendo la atencion a quien verdaderamente lo necesita.
Bravo a la clinica Shaio por la atencion que le brindaron a su señora madre y que, esperando no tener que ir personalmente, hacen que uno se reconcilie con el servicio.
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