A Plutarco se le atribuye la famosa frase “el odio es una tendencia a aprovechar todas las ocasiones para perjudicar a los demás”. Hoy, las palabras del biógrafo, ensayista griego y profesor de filosofía moral en Roma se ven reflejadas en la manera como este sentimiento ha hecho metástasis en Colombia desde las redes sociales, las campañas políticas, los medios de comunicación, las protestas estudiantiles o hasta cualquier partido de fútbol. El odio es un flagelo que sigue cultivándose en nuestra sociedad.
Esta tendencia a perjudicar a otros es un denominador común en muchos países del mundo. Por ejemplo, la Comisión de Derechos de la Persona y Derechos de la Juventud de Quebec en Canadá publicó recientemente el resultado de un estudio sobre el odio que hizo parte del plan de acción del gobierno 2015-2018, el cual refleja la radicalización existente, con miras a prevenir, actuar, detectar y aprender a vivir todos juntos. La Comisión se centró en los actos de odio basados en raza, color, origen étnico o nacional y religión.
Es así como mientras en Quebec estudian actos de naturaleza xenófoba, especialmente islamófoba, y lo definen como “una forma virulenta y particularmente grave de discriminación que resulta en manifestaciones extremas de emoción, hostilidad o aborrecimiento”, en Colombia la Organización de Paz y Reconciliación revela en su Tercer Informe de Violencia y Dinámica electoral 2019, que los políticos en contienda están ordenando eliminar físicamente a sus competidores. Del debate de ideas hemos pasado a los asesinatos políticos. Un comportamiento reiterativo en la historia del país.
Tras la inscripción de candidatos se desataron muchos hechos violentos. El Tiempo publicó un balance de candidatos asesinados, incluyendo el caso de Karina García Sierra, la segunda aspirante del Partido Liberal ultimada, pero las denuncias de esta colectividad no dejan de llegar a la Fiscalía. Prueba de ello es la del aspirante a la Alcaldía de Pasto, Javier Álvarez Montenegro, quien viene recibiendo mensajes intimidatorios y de manera constante.
En total hay amenazas electorales en 114 municipios del país, ante lo cual el Ministro de Defensa afirma que se han tomado las medidas pertinentes para brindarles seguridad a los candidatos en lo que resta de la contienda electoral que nos llamará a las urnas el 27 de octubre. Si bien la violencia política en Colombia no nació ayer, ha tenido sus picos altos y bajos. En el siglo XX, y lo corrido del siglo XXI, se han intensificado los conflictos relacionados con la violencia política y así lo sustenta Fernando Suárez, especialista en Estudios Políticos y candidato a magíster en Estudios Humanísticos de la Universidad EAFIT de Medellín.
Suárez nos da un panorama completo del origen de la violencia en Colombia, entre lo que se encuentra razones que ya conocemos de sobra: inequidad, falta de participación política, de acceso a la tierra, de oportunidades, de justicia, surgimiento de guerrillas, paramilitarismo, narcotráfico, escalonamiento del conflicto etc. Es un estudio valioso que, unido a los documentos, testimonios orales, fotográficos y material audiovisual que nos ofrece el Centro de Memoria Histórica acerca de las violaciones de las que trata el artículo 147 de la Ley de Víctimas y restitución de Tierras, es el perfecto antídoto para quien sufra de amnesia en nuestro país.
Lo triste es comprobar que, a pesar de tanta documentación sobre la realidad colombiana, parecemos ese pueblo “que no conoce su historia y está condenado a repetirla”. Quizá es porque como sociedad civil no asumimos nuestra indiferencia, ni el odio que diariamente engendramos alrededor, un detonante del cual nunca nos ocupamos. Por eso vale la pena reflexionar sobre qué tanto odio destilamos diariamente desde nuestras columnas como periodistas, en los salones de clase como profesores o estudiantes, en medio de la contienda política, en nuestro lugar de trabajo y al mismo interior de nuestras familias.
Parece un ejercicio inerte, pero no lo es. El reciente titular del Hoy Diario “se enfrentaron a golpes seguidores de ‘El Mello’ y Caicedo en Aracataca” es un wake up call para nosotros como electores, porque no podemos aumentar más el odio entre quienes aspiran a la Gobernación del Magdalena. Y si por allá llueve, por aquí no escampa, porque a los aspirantes a la alcaldía de Bogotá no se les confronta por sus ideas, sino por quien los odia más en twitter, cada tendencia que imponen los supuestos «seguidores” es un baldado de animadversión que sigue engendrando más y más violencia.
Ni qué decir de las protestas de los estudiantes, que proponen ser pacíficas, pero en medio de éstas se infiltran encapuchados envenenados con odio, atacando buses de transporte público y tratando de incendiar un instituto como el Icetex. ¿Con qué fin? Si es cierto el rumor de que están tratando de similar una Primavera Árabe desde las universidades de Bogotá para crear un efecto dominó en las del resto del país, pues ojalá sus ideólogos que están llevando de la mano a sus alumnos a marchar no se dejen llevar por el odio que generan sus ambiciones personales, para crear una inestabilidad política que no necesitamos. ¡Deje así, gracias!
No puedo dejar de referirme al periodismo colombiano, manchado por tantas denuncias en torno a la ética de quienes ejercen como poseedores de la verdad revelada, lo que comprueba una vez más que no hay peor moralizador que aquel que moraliza. Estamos cansados de quienes usan sus espacios periodísticos para dar batallas jurídicas, manipular a la opinión pública, sembrar más odio, polarización y crear una especie de victimhood culture o cultura de la victimización. Es decir, periodistas que se caen para que los levanten. ¡Ya basta!
Por eso mi admiración a María Resisa, quien pasó dos décadas trabajando como reportera investigadora, corresponsal extranjera, jefa de la oficina de Manila y Yakarta para CNN. Luego dirigió la división de noticias del canal de noticias de televisión más grande de Filipinas, ABS-CBN, para fundar después su propio medio de comunicación llamado Rappler. Fue personaje del año 2018 en la Revista Time y el mundo entero conoce la batalla que libra en contra del presidente Rodrigo Duterte, pero es una periodista que no se victimiza.
Fotos: Juan Manuel Vásquez
www.jmvasquez.com
felipe715167 En efecto no se menciona en el blog todo lo que implica el comportamiento del aparato judicial., ahí hay mucha tela de donde cortar, desde el escape de Aida Merlano, el paro de la rama judicial a nivel nacional, etc, etc Mientras no haya justicia, no habrá paz en el país, eso es un hecho. Gracias por leer y compartir su opinión Saludos
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El odio y la discriminación innegablemente existen….la solución viene del interior de cada uno y de su intensión de cambiar……si nos unimos haremos un mundo mejor!
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Increíble que el artículo ni siquiera mencione el decadente aparato judicial de este país como motor de la violencia. La violencia se puede practicar libremente en este país, porque no hay un estado de derecho que condene al violento. Países como Vietnam o India son mucho más pobres que Colombia, con más inequidad y menos participación política, pero comparados con esto son un remanso de paz.
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sansonbattalla, ahí es donde esta la diferencia creer que la impunidad es perdón y no injusticia, creer que es mejor tener violadores y asesinos dictando leyes y catedras de moral en lugar de perseguirlos con justicia, creer que la palabra «PAZ» es la solucion cuando apesar de que se conoce su significado se utiliza parasuplantar la realidad.
Aveces las victimas aprender a amar a sus verdugos, creo que es en la sociedad que vives, porque no conoce la PAZ ni la Guerra, no ha vivido la sosobra del secuestro o la extorsión, eso no se improvisa. la Justicia es lo que se requiere, sin impunidad, sin componendas. La venganza es otro estado y no se puede comparar ni con la justicia ni con la «PAZ», la venganza es la que utilizan los victimarios…no las victimas.
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Tanto odio hay,porque la ultraderecha nazi fascista,dividió al país entre los seguidores de uribe y, los que se oponen a él..
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Preocupange que la protesta estudiantil en Bogotá haya estado manchada por actos de vandalismo y que los candidatos sean amenazados y asesinados por los mismos opositores , eso es inaceptable. El Gobierno se ha quedado corto en asumir medidas de seguridad contra la violencia política.
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saludos: «PAz» no se trata de una palabra; se trata de una actitud y de un proceso. Si usted desconoce los intríngulis de una negociación que permitió desarmar a casi 10.000 de esos tipos, en los que se contempló una justicia de tipo transicional, más reparativa que punitiva, tan del gusto no de los que añoran «justicia» sino venganza, es mejor que no opine sobre lo que conoce a medias. Esos tipos jamás hubieran entregado las armas con una condena de 40 años de presidio de por medio ni el Estado ha sido capaz de derrotar a esos individuos en más de medio siglo. Así que no repita el manido discurso uribista de «paz sí, pero no así», porque eso es aún más grave que el odio ya que linda con la hipocresía.
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Excelente articulo, Colombia es un pais en el que la gente no se analiza ni se conoce. Quizas si el psicoanalisis fuera tan popular como lo es en Argentina las personas aprenderian a manejar y controlar su rabia interna y problemas con los demas. Falta dialogo, pero dialogo de verdad, no esa fantochada que se hizo en cuba a escondidas de todo el mundo.
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Exelente trabajo periodistico y ademas edificante en medio de lo que viene destilando, como dice ella misma: El veneno del odio, este es el tipo de periodismo que se necesita para bajarle el tono a la polarizacion en que nos hemos enfrscado y no el periodismo sensacionalista, amarillista y cizañero, que en lugar de generat un control social y consiliador, lo que hace es abrir la brecha del odio y los enfrentamientos que la postre terminan con resultados fatales, como se viene evidenciando ne este periodo electoral
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Realmente es preocupante cuando la gente no entiende. Entre muchas de las razones de tanto odio considero a más principal la falta de justicia, nos han creado una sociedad donde cada día hay más impunidad, por otra parte la Constitución fue creada con esas falencias, aparte de que la gente no esta bien informada de alguna manera. Consecuentemente como que alguna parte de ésta sociedad crea que todo se arregla con la palabra «PAZ» y lleguemos a tener hoy en el congreso, candidatos que han asesinado en alguna forma…por eso es que hay tanto odio. No puedo entender como violadores, asesinos, secuestradores, extorsionistas son…Perdonados…que clase de justicia es esa?. Cuando leo algunos documentos o veo noticias de sucesos macabros, ilegales, siniestros…y encuentro defensores de sus actos, a´poyados por los que suelen llamar estadistas, entiendo que nunca se han tenido que defender de la desprotección del estad y la Injusticia, eso es lo que sucede. Perdona, PAZ, porque no reclaman Justicia, así seria un estado ideal, donde se le tema a la Justicia y no a los Jueces, a las cárceles y no a los delincuentes, al daño en bien ajeno y no al ESMAD. Gracias. DIOS nos proteja e ilumine.
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