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Usualmente culpamos a la televisión de los males de la sociedad. Le achacamos el comportamiento de nuestros hijos, la inmadurez de la juventud y la fracturación de las familias, entre otros. Y en buena parte es una fama bien ganada ya que son numerosas las sanciones impuestas a los canales por la difusión de programas no aptos para la audiencia infantil.

Multas que sobrepasan los 300 millones de pesos parecieran ser enormes cantidades de dinero pero para los canales, especialmente los privados, son sumas irrisorias que se pagan con las ganancias de la publicidad y que además les dan mucho más rating.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que las franjas televisivas hace mucho tiempo dejaron de existir, no solamente por la entrada de la televisión por cable en donde, por la diferencia horaria, facilmente podemos ver programas con contenido para adultos a las 6 de la tarde hora Colombia, sino además porque la oferta televisiva es tan variada que esto ha traído como consecuencia la fragmentación y segmentación de las audiencias. Si a esto le sumamos que los niños tienen acceso a una enorme cantidad de información por otros medios electrónicos con conexión a Internet que son 7/24 el panorama es mucho más complejo.

Los profesores Germán Arango y Manuel González, en un artículo titulado «Tendencias juveniles en Colombia: fragmentación generada por un consumo multicanal«, publicado en la Revista Palabra Clave de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Sabana, afirman que «la dinámica de las transmisiones digitales vía cable y satélite, caracterizadas principalmente por la sobreoferta de contenidos, ha obligado también a una nueva relación entre el medio y su público, generando de paso un compleja reclasificación y redifinición de las audiencias«. En otras palabras, las audiencias han cambiado porque los medios, en este caso la televisión, han cambiando, se han diversificado, y unos se ajustan a los otros.

Creemos que los niños solamente ven programas infantiles y no es así. Un estudio adelantado hace un par de años por la extinta Comisión Nacional de Televisión indicó que el 50% de los niños prefieren ver novelas y seriados mientras que solamente un 27% prefiere los dibujos animados. Si a eso le sumamos que, de acuerdo con el mismo estudio, un niño colombiano pasa en promedio entre 3 y 4 horas diarias frente a la pantalla, el asunto comienza a complicarse.

Si las franjas de audiencias dejaron de existir, si los niños están expuestos las 24 horas del día a una enorme cantidad de contenidos de difersas fuentes, orígenes, clases e intenciones, entonces vale la pena como padres de familia preguntarnos qué están viendo nuestros niños. Y también cabe preguntarse ¿qué estoy haciendo para que los niños no estén tan indenfensos frente a los contenidos mediáticos?

Ahora bien, si soy de aquellos que se sienta en el sofá todo el día a ver, escuchar y navegar cuanta cosa se pueda, no paso tiempo con mi familia, no oriento, no acompaño a mis hijos frente a a los contenidos mediáticos, vale la pena preguntarse nuevamente ¿qué están viendo nuestros niños?

 

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