El punto crucial de las demandas docentes en el pasado paro de los meses de abril y mayo ha por fin, visto una resolución definitiva con la presentación de la Evaluación Diagnóstico Formativa por parte del Ministerio de Educación Nacional. ¿Que implicaciones tiene? ¿Representa un cambio significativo?
La evaluación representa un cambio de paradigma con respecto a la evaluación de competencias que era contemplada en el decreto 1278 como el mecanismo de ascenso y reubicación docente en Colombia. Mientras que la actual evaluación tenía un enfoque de competencias que trataba de establecer una valoración desde los conocimientos disciplinares y metodológicos del docente, esta nueva evaluación parte del punto que la mejor manera de tener una idea sobre la competencia de un docente en su labor, es, precisamente, a través de una observación de sus prácticas de aula. Por otro lado, el componente de retroalimentación, existente en el papel pero ausente de la realidad en la actual evaluación empieza a inocular la idea en el magisterio colombiano que la evaluación deja de ser una instancia de castigo y determinante de represalias para convertirse en un proceso que le permita al docente hacer una retroalimentación sobre sus prácticas.
Quizás este elemento sea un primer paso en eliminar esa odiosa costumbre, imperante en el magisterio colombiano, de confundir los comentarios sobre la práctica con ataques ad hominem. Así mismo, uno de las principales objeciones que se habían esgrimido frente a la evaluación por competencias, relacionada con la idoneidad de la Universidad Nacional de Colombia como entidad que aplica y califica la evaluación, quedaron resueltas con la asignación de dicha labor al ICFES, entidad la cual, claramente, tiene un mayor grado de idoneidad para llevar a cabo este proceso.
Sin embargo, hay algunas preguntas frente al sistema de evaluación que deben ser resueltas por parte del MEN. La mas saliente tiene que ver con el medio mismo de la evaluación. La necesidad de un proceso expedito hace que, necesariamente, el video sea la herramienta mas apropiada para la presentación de las clases a valorar por parte de los docentes. Sin embargo, queda la pregunta sobre quién es el mas apropiado para realizar dicho video. Si bien que sean los docentes mismos resulta lo mas expedito, también es cierto que eso siembra dudas sobre la objetividad de las clases. ¿Serán representativas de la realidad de un salón de clases, de la realidad de las prácticas de ese docente particular? Quizá, para futuras ediciones, resulte conveniente pensar en una alternativa como la chilena, donde la grabación de las clases es realizada por una empresa externa en la que no haya cuestionamientos frente a la objetividad que puedan tener los videos grabados por los docentes.
La nueva evaluación diagnóstico formativa es, definitivamente, un logro en la evaluación docente como mecanismo de aseguramiento y mejora de la calidad. Resulta imperativo que el Ministerio haga un trabajo de socialización de la misma, alejada de agendas políticas como lo pudiera hacer FECODE o los sindicatos regionales, para que los logros que esta representa se mantengan en el tiempo.
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