La naturaleza multidimensional del problema asociado a la calidad educativa en Colombia hace que el foco del discurso se concentre en una variable en olvido de las otras. En este sentido, la discusión sobre la jornada única que se ha venido desarrollando a lo largo de los últimos meses ha hecho que el problema de la formación docente esté siendo pasado por alto. Desde el año pasado, el gobierno nacional ha estado impulsando una reforma comprehensiva a los programas de pregrado en licenciatura como respuesta a esta situación. ¿Qué implicaciones tiene esta reforma?
Desde 2014, con la publicación del informe de la fundación Compartir sobre el tema, ha quedado claro que Colombia tiene un problema en la formación de sus docentes. Si bien es una afirmación que hiere bastantes susceptibiliades, los datos demuestran que los estudiantes que entran a las facultades de educación no son los más aptos para la labor docente, si tomamos como punto de referencia el hecho que suelen ser los estudiantes de puntajes más bajos en la prueba Saber 11 y más aún si se toma en cuenta el hecho que son los estudiantes de licenciatura quienes tienden a obtener los puntajes más bajos en las pruebas Saber Pro en las universidades que ofrecen dichos programas. Una situación que hace parte del círculo vicioso de representaciones negativas sobre la profesión docente y que afectan la calidad educativa del país.
En sus puntos generales, la reforma trata de responder a problemas crónicos de la formación docente en Colombia. Por ejemplo, la alineación de los programas bajo 9 ramas y 47 denominaciones garantiza que los aspirantes saben con una mayor precisión cuál va a ser la aplicabilidad en el mercado laboral del programa que están cursando. Esta alineación debe hacerse de acuerdo a los lineamientos y estándares curriculares existentes de tal manera que además de una mayor organización, la oferta de licenciaturas sea pertinente con el actual panorama. En el que es probablemente uno de sus puntos más importantes, la desaparición de las licenciaturas 100% virtuales o a distancia responde a una pregunta que se ha hecho sobre los programas de formación en licenciatura y que casi se cae por su propio peso; dada la naturaleza de la profesión docente. ¿Por qué no hay un componente práctico más grande en su formación?
Resulta sorprendente que las licenciaturas restrinjan el contacto de los estudiantes con el aula de clase solo hasta los últimos semestres de los programas; sin embargo, que las prácticas de aula deban valer 50 créditos dentro del pensum de los programas de licenciatura enmarca la formación docente en Colombia dentro del paradigma teórico del Conocimiento Didáctico del Contenido (PCK por sus siglas en inglés), mas específicamente, la idea que no solo es el conocimiento disciplinar del docente en un área determinada sino que este debe ser transformado por parte del docente para garantizar que los estudiantes aprendan lo que se espera que deban aprender. Más aún, significa que la docencia empieza a ser concebida desde su formación como una profesión con un importante componente práctico, y que esto de ninguna manera la demerita como algunos sectores han querido hacer creer, y que se alinea con la Evaluación de Carácter Diagnóstico Formativo que se centra en la práctica del docente en el aula como el criterio principal para determinar la competencia docente.
Como ha sido tradición, esta reforma ha sido cuestionada por sectores sindicales y otros vinculados al mismo. Los cuestionamientos se enmarcan en una narrativa cacareada y poco efectiva de sumisión a intereses extranjeros (el culpable de ahora es la OCDE), o reformas formuladas con criterio tecnocrático (puedo decir con conocimiento de causa que ese no es el caso) que enmascaran los intentos desesperados de mantener un status quo que favorece a ciertas élites dentro de organizaciones como FECODE o los distintos sindicatos regionales y que no tiene el más mínimo interés en mejorar la calidad educativa del país. Resulta claro que esta reforma, de llevarse a cabo en su totalidad no será la bala de plata que resuelva todos los problemas, a fin de cuentas aún hay problemas con la remuneración salarial de los docentes en colegios públicos (Será que uno de los graduados de las nuevas licenciaturas de la Universidad de los Andes aceptaría trabajar sin mayor rechiste por un salario de categoría 2A en el escalafón?) que hacen que no haya mucho interés en entrar a la misma. Y estos problemas deben ser atendidos si se busca una mejora integral, efectiva y estructural a la calidad educativa de la nación.
Creo que el problema abarca a todo un modelo educativo. Desde las reformas llevadas a cabo en los años 90´s con decretos tan nefastos como el de la promoción automática. La responsabilidad del aprendizaje se ha endilgado únicamente al docente. Olvidando la responsabilidad propia del alumno y de los padres en el proceso formativo. Buscando ahorrar plata. El alumno pasa, pero no aprende.
Las consecuencias sociales son nefastas.
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a un psicologo recien graduado le pagan casi el minimo, trabaja mas tiempo y es personal de confianza, un profe recien graduado se gana el doble y trabaja menos tiempo, pero al profe le toca aguantar que lo vituperen los alumnos gamines, que lo agredan los padres de familia, eso es lo que no se ofrece en el sistema educativo respeto y dignidad al docente
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