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Bogotá, 27 de enero de 2014

Señores de RCN televisión

Les escribo esta carta para quejarme por su falta de respeto con los televidentes y antes de seguir, advierto que no soy uno de ellos. Desde hace varios años ya, elegí no sintonizar más su canal, ya que considero que sus contenidos son bastante mediocres. Recuerdo que cuando veía su noticiero, las notas políticas eran parcializadas, omitían tendenciosamente algunas informaciones y solían halagar al poderoso. Sus telenovelas eran flojas, de chiste fácil y argumentos repetidos; hasta la parrilla de películas que ponían los domingos era una perpetua nostalgia de los años 80 y 90.

Parece que la cosa no ha cambiado mucho por estos días. En redes sociales me entero de que en su canal no quieren mucho a Petro y que informan en consecuencia. Leo también que su noticiero no es más que una búsqueda insaciable de conductores borrachos y videos de robos en cámaras de seguridad, que no aportan mayor información al televidente. Me cuentan que rellenan sus secciones de farándula con publirreportajes y que su principal fuente de información es Twitter. Ustedes han elegido el morbo por encima del análisis y la rigurosidad, y no los culpo por eso, porque creo comprender las dinámicas políticas y económicas que los supeditan.

Pero más allá de todo ese embrollo de intereses y desinformaciones que me hicieron alejarme de vuestra tele, y que afectan a millones de personas que consumen sus productos, les escribo esta carta porque quiero hablarles de mi mamá.

Ella es una buena persona que no ha tenido muchas alegrías en su vida, en parte por mi responsabilidad. Pero el caso es que uno de sus pocos placeres es sintonizar todas las noches Noticias RCN y quedarse pegada al televisor hasta que termina su novela favorita, llamada “Mamá también”.

Por lo que le oía cuando hablaba entusiasmada de esta novela, se trata de unas niñas de colegio que quedan embarazadas. Por azares del destino e incapacidad creativa de sus libretistas, estas jovencitas comparten un salón de clases, escenario que permite vincular las tres historias. Hay una profesora abnegada, vaya novedad, que hace hasta lo imposible por recuperar la dignidad de estas niñas de estratos diferentes; hay una violación, un futbolista humilde que se quiere superar y otros muchos lugares comunes que ustedes conocen mejor que yo.

El asunto es que desde la semana pasada, mi mamá se ha indignado profundamente con RCN porque ustedes se atrevieron a cambiarle el horario de su novela favorita, y ahora la transmiten en la tarde justo a la hora en que ella no puede verla. Su arbitrariedad, señores, no sólo afecta a las muchas mamás que siguen esa telenovela, sino que es un atentado contra la misma paz del hogar de cada una de ellas, porque al menos la mía no hace más que quejarse de su atropello.

Creo que mi mamá merece una explicación de su parte. Yo ya le he insinuado que tal vez cambiaron su telenovela de horario porque el argumento y las actuaciones de los actores no resultaron convincentes y nadie la ve, o tal vez porque su estrategia de arrastre no funcionó, o simplemente porque quieren estrenar otra telenovela y les pareció muy inteligente irrespetar los horarios que ustedes mismos han puesto. Yo no sé qué más decirle, porque además hay que hacerlo con tacto, ya que no puede creer que el canal que escogió ver desde hace años, le pague con semejante irrespeto a su fidelidad.

Señores de RCN, yo sé que ustedes tienen muchas cosas en qué pensar. Yo sé que cada mes estrenan la mejor producción de los últimos años y que hacen negocios millonarios con presentadoras bellas y actores flojos, pero les sugiero que se disculpen con mi mamá y con todas las mamás que sufrieron su atropello, porque al televidente hay que respetarlo y de pronto por andar pensando en sus negocios, un buen día se quedan sin quien les sintonice sus telenovelas.

Muchas gracias por su atención y espero una gentil respuesta de su parte.

Andrés Burgos Bohórquez.

Twitter: @andresburgosb

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