Por estos días puede que sean muchos los que se hacen esta pregunta. Bien sea por falta de tiempo o por falta de interés, parece que son cada vez más los estudiantes que recurren a tácticas non sanctas para aprobar las asignaturas de la U. Si usted está dispuesto a pagar para que le hagan sus tareas, tal vez le interese leer este artículo antes de tomar una decisión.
El mercado de empresas y personas que ofrecen sus servicios para hacer ensayos, ejercicios de matemáticas, reseñas, proyectos y hasta monografías de grado, está por estos días más vigente que nunca: se anuncian en las fotocopiadoras de las universidades, en páginas de internet, en los postes de las zonas universitarias… algunos usan como fachada volantes de asesorías de tareas o corrección de estilo, otros son más directos: “Si necesita realizar un trabajo escrito urgente para el colegio o universidad, contáctenos. Estamos en capacidad de realizar cualquier trabajo relacionado con las ciencias sociales de forma inmediata poniendo fin a su urgencia académica. Se garantiza que el trabajo entregado es original, cero plagios. Nuestros precios y calidad nos posiciona como los más indicados para su necesidad”.
Lo cierto es que con relativa facilidad cualquier estudiante desesperado puede apelar por unos pesos a este comodín. Las tarifas varían si es un trabajo de Cálculo o de Literatura, si es para el colegio o para la universidad, incluso, si es una tesis de pregrado o de maestría. Por ejemplo, si se trata de hacer un resumen del evangelio del domingo para un niño que prepara su primera comunión, el costo oscila entre 20.000 y 40.000 pesitos, si es una tesis de maestría, que incluye el anteproyecto, acompañamiento por tres meses y preparación para la sustentación, le puede costar entre dos y tres millones de pesos
Cuidado con los estafadores
Costos accesibles, facilidades de pago, absoluta reserva y garantía de originalidad son algunos de las ventajas que ofrecen estas empresas dedicadas a hacerle las tareas a los estudiantes mediocres: un buen servicio a un precio razonable si no nos detenemos a analizar las consecuencias éticas. Sin embargo, no todo es tan bonito: personas inescrupulosas – si es que acaso hay escrúpulos en estos negocios- aprovechan la urgencia de los perezosos para meterles trabajos plagiados como originales; así lo pude comprobar cuando contacté por internet a una mujer que dijo ser literata para que me elaborara un ensayo de tres páginas sobre “El coronel no tiene quién le escriba”, cuya tesis debía girar en torno a si esta novela corta de García Márquez tenía o no rasgos de realismo mágico. Un trabajo sencillo para una profesional que, según sus palabras, lleva más de cinco años haciendo trabajos escritos y monografías, no sólo del ámbito literario sino también de otras áreas de las ciencias humanas.
Dos días después recibí el trabajo a un correo que había abierto previamente con el nombre de Sara Noriega, un personaje de “El amor en los tiempos del cólera” –sospechoso que una profesional de la literatura que hace un trabajo sobre García Márquez no se percatara de la coincidencia-. El ensayo de casi cuatro páginas era un collage de frases e ideas sobrepuestas tomadas de diferentes fuentes poco confiables, entre las que puedo destacar monografías.com y el célebre rincondelvago.com. Si bien el trabajo cumplía con un uso respetable del idioma y la extensión excedía lo solicitado, se quedaba corto en ofrecer una definición de la categoría a analizar y en citar el enfoque crítico que se había seguido para la lectura. Un trabajo mediocre para un estudiante mediocre. Pero ese no es el problema, seguramente alguien que paga por un trabajo no espera obtener un 5.0, el problema es el plagio y las consecuencias disciplinarias que trae para el estudiante que firma el trabajo: en la Javeriana, por ejemplo, universidad en donde supuestamente estudia Sarita Noriega, el plagio es una falta gravísima que castiga al infractor con un 0.0 en la asignatura, la suspensión del semestre y la cancelación de la matrícula por un tiempo que varía dependiendo de la gravedad de la infracción y que incluso puede terminar en la expulsión.
Sarita Noriega se negó a consignarle a la mujer los 60.000 pesos que le cobraba por el trabajo y vía correo electrónico le explicó que ese ensayo no le servía porque era un plagio. La literata no volvió a aparecer pero su anuncio sigue campante en la red.
No todos son tan malos
Pero que yo haya tenido una mala experiencia con el ensayo de García Márquez no quiere decir que sea la constante del negocio, de hecho, si fuera una constante, no sería negocio. Conozco también un par de casos de éxito: el primero de ellos, el de un profesor de un seminario de investigación en una pequeña universidad. Este profesor contactaba a sus clientes en sus propias clases y a cambio de 1.500.000 les garantizaba una monografía de calidad en menos de un mes. Sus clientes, que debían presentar un pequeño trabajo escrito para recibir su diploma de especialización, nunca se dieron cuenta de que su monografía había sido reciclada una y otra vez para graduar a decenas de “emprendedores” en alguna rama de la administración. Y como este mismo profesor era el encargado de evaluar las monografías, el negocio era redondo y garantizado.
También hace poco tuve la oportunidad de entrevistar al fundador de una de las páginas de internet que más éxito tiene en el campo de la realización de monografías y trabajos escritos. Según cuenta, todos los encargos que acepta con su grupo de colaboradores son elaborados de manera personalizada y garantiza calidad y eficiencia, así lo corroboran los muchos testimonios que decoran su página de internet. Su servicio es tan apetecido que se da el lujo de rechazar trabajos que considera inviables o que chocan con su curioso concepto de ética –por ejemplo, su organización no acepta realizar trabajos de Medicina-. Lo mejor de todo es que el cliente no tiene que pagar nada hasta que no recibe el producto a satisfacción, por lo que poco pierde si cuenta con el tiempo suficiente para probar el servicio. Lo malo es que no habla de precios hasta que no fija la “viabilidad del proyecto” y estudia con su “equipo de trabajo” un posible cronograma. Todo un profesional.
Tenga por cierto que contratar los servicios de los mejores le va a costar más y que, finalmente, la última palabra siempre la va a tener el profesor. Por más que un tercero se esfuerce en hacer bien el trabajo de una clase a la que nunca ha asistido, jamás le podrá garantizar una buena nota. Se pueden reducir las posibilidades de fracaso pero eso le va a traer esfuerzos extra, como fotocopiar los apuntes de clase de alguien a quien sí le interese aprender, escanear las fotocopias del curso y enviárselas al hacedor de tareas (generalmente el negocio se pacta por correo electrónico) y hasta hablar largos minutos por teléfono explicando especificaciones que si usted no entiende, difícilmente va a entender su colaborador.
Por último, no olvide que no existe una Superintendencia en la que pueda quejarse porque el trabajo que mandó a hacer no le quedó bien, así que asuma las consecuencias de su desidia.
¿Cuestión de ética?
Sin duda alguna, quien contacta a alguien para que le haga una tarea, ya ha superado el dilema ético que eso implica. Más allá de preguntarnos si está obrando bien al pretender engañar a su profesor, la pregunta sería más bien qué lleva al estudiante a recurrir a estas soluciones fáciles. Quizá una respuesta simple la encontramos en su propio contexto: está aquel que estudia por la noche y trabaja de día, por lo que carece de tiempo para hacer las tareas extracurriculares, también habrá algún perezoso que paga el ensayo con la mesada generosa que le da una madre sobreprotectora. Podría ser cuestión de desinterés o falta de química con la asignatura o el profesor o una de las muchas consecuencias de estudiar una carrera impuesta por los papás o, qué sé yo, si culpamos a los estudiantes habría mil excusas, algunas más razonables que otras. Más bien hay que buscar la raíz del problema y preguntarse por qué mandar a hacer tareas se convierte en un negocio para algunos emprendedores.
La respuesta es sencilla: los estudiantes mandan a hacer sus trabajos porque tienen la certeza de que no serán descubiertos. Nuestro sistema educativo es falible y ridículamente laxo. Creemos que mandar al estudiante a hacer un ensayo garantiza que sus habilidades argumentales y de escritura se están poniendo a prueba cuando en realidad estamos consolidando el negocio de los ensayistas por encargo. Nos convencimos de la importancia del concepto y de la nota y nos olvidamos de desarrollar habilidades para la vida. Si a eso le sumamos las mil oportunidades que por ley se le deben dar a los estudiantes de bachillerato y la falta de hábitos de estudio con que llegan a la universidad, no debería sorprendernos que, según mis cifras, que carecen de cualquier rigurosidad estadística, cinco de cada diez estudiantes hayan pagado alguna vez por un trabajo.
Algunos consejos para profesores
Si usted es profesor y quiere evitar que sus estudiantes apelen a este mercado emergente, use en sus clases algunas de las siguientes estrategias:
- Siempre que asigne un trabajo escrito o una tarea, cerciórese de compartir con sus estudiantes la matriz de evaluación con la que va a asignar la nota.
- Optimice el tiempo de su clase: si es indispensable asignarles un trabajo escrito, permita que en clase hagan esquemas, mapas mentales, esbozos, borradores. De ser posible permítale al estudiante hacer la tarea o el trabajo en la misma clase o en un espacio extracurricular en el que usted pueda guiarlo.
- No califique únicamente la entrega, valore también el proceso.
- Abra en sus clases espacios para los debates, los foros y otras técnicas de comunicación, como el Seminario Alemán. Esto le permitirá evaluar las habilidades del estudiante in situ.
- Complemente la nota del trabajo escrito con una sustentación oral que dé cuenta de las habilidades que quiere desarrollar en el estudiante.
- Comunique a sus estudiantes de forma asertiva las consecuencias disciplinarias del plagio en su institución.
- Si sospecha de un posible plagio, hay herramientas en internet que le ayudarán a detectarlo. Le recomiendo Turnitin (http://turnitin.com/es/) que además ofrece otros recursos útiles para profesores.
Twitter: @andresburgosb
Triste realidad pero analizando el fondo de la situación podemos ver la falta de pasión que se esta transmitiendo en las aulas que se ve reflejada día a día en los profesionales hacer las cosas por que les toca o por un salario, esto mismo se ve en las aulas se estudia por la nota y por pasar y se olvido «aprender por aprender y no por una nota» … El miedo al perder la materia invade a los estudiantes y mas aun si no les gusta o les atrae el tema genera un educación mediocre y sin valores éticos, estos sitios no existirían si la demanda no fuera alta, pero que pasa el terror infundado en las aulas y la mala orientación del cumplir por cumplir son el empujón principal para que un estudiante contemple la idea de acudir a estos lugares. Por otra parte aquellos que son estafados solo puedo citar una frase «el precio de la ignorancia es alto» y se paga día a día.
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total, es la pura realidad ahí esta el reflejo de lo que somos…facilistas.
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Estas cosas no ocurren sólo en Colombia, es decir, tampoco en esto somos originales. En el mundo entero se usan los plagios y las trampas, aunque eso no deba consolarnos. Recuerden que en Alemania, en la superdesarrollada y arrogante Alemania recientemente un Ministro tuvo que renunciar a su cargo porque le descubrieron que su trabajo de DOCTORADO no era de su autoría
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Un emprendimiento emergente propiciado por un sistema educativo agonizante, la cual no es para nada compatible con la sociedad del conocimiento. Estudiantes o todas las partes interesadas que conforman la comunidad educativa perdidas en el limbo generado por la transición del modelo productivo de la sociedad industrial a otros influidos por las tecnologías de la información y de la comunicación, que requieren dedicación y profundización en los saberes para convertirse en estratega atento al ajuste inmediato ante el entorno cambiante permanentemente.
Sin embargo, el anterior argumento no pretende desconocer la justificada denuncia sólida realizada por Andrés Burgos, más bien es el marco de una situación igual de grave que sucede y que por lo general no se aborda. Se trata del estudiante maqueta, del estudiante vividor que se apaña en el equipo de trabajo y se beneficia de la calificación que obtienen sus compañeros en razón de un único resultado que en desigualdad de condiciones reciben todos y cada uno de los miembros del equipo, claro está sin haber realizado nada y auspiciado con la inflexibilidad de las universidades, en primer término que no admiten el trabajo independiente así el estudiante justifique los motivos por los cuales debería desarrollar el trabajo solo, pues se impone que el grupo como se conformó en su origen, debe llegar hasta el final. Claro que lo expresan bien «Grupo» porque no mencionan «Equipo», de pronto si lo hicieran la realidad sería otra.
Este maqueta vividor, también encuentra el medio ideal para sacar beneficio de la imposición que hacen las universidades y otras instituciones educativas que fundamentan su modelo educativo en el constructivismo derivando de esta Escuela, estrategias de aprendizaje que inducen al trabajo colaborativo como el medio que permite la generación de sinergia en equipos de trabajo, fomento de la autonomía, del compromiso y la responsabilidad en función de alcanzar aprendizajes significativos muy bonito en teoría, pero que en la realidad son muchos los abusos que ha generado por parte de algunos estudiantes que solo buscan el título para lograr o mantener posiciones dentro de una organización, empresa o compañía de cualquier tipo.
Lo anterior, no son supuestos, ni comentarios que he escuchado de terceros pues responde a mi cruel experiencia en la obtención de mi MBA con especialidad en Sistemas Integrados Calidad, Seguridad y Medio Ambiente pues no solo trabajé todo un semestre gratis para mi compañero de Proyecto de Grado, porque no surtieron efecto llamadas, correos, mensajes en WhatsApp, entre otros para que hiciera el desarrollo del mismo conmigo (tras mucho sufrimiento, lucha y estar tras él, logré que me compartiera unas diapositivas, dos documentos y tres diagramas) sino que al final no me devolvió el 50% del dinero que le correspondía por gastos de impresión, plóter, CDs y envío a otro país. Todo gratis y pero aún se graduó así de simple, sin esfuerzo alguno.
Entonces pregunto:
Cuál situación devela mayor gravedad, cual caso evidencia mayor descomposición de un sistema educativo y del cáncer de un sistema económico que soporta la calidad en evidencias documentadas respecto a la competencia de su talento humano, con títulos mentirosos, obtenidos como sea y por encima de quien sea…:
Los que pagan ensayos, informes y otros trabajos para obtener calificaciones o también el desarrollo de su Proyecto final para graduarse? o
Los que se gradúan usufructuando beneficios derivados de la imposición de trabajo en grupos y que les brinda la oportunidad de incluso tomar prestado dinero sin fecha de devolución establecida?
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ANDRES muy interesante su comentario, seria muy bueno que alguien se interesara en encontrar la raíz del fenómeno,que muy seguramente comienza desde que:
«Los PAPITOS le hacen la tarea al bebe ,para que su nota sea sobresaliente »
«Los PAPITOS se enfrentan con el inhumano profesor que le exige a su bebito cumplir con sus deberes »
«La complicidad de los PAPITOS con sus hijitos , para que los trabajos que presente en el colegio requieran el menor esfuerzo, así lo tenga que copiar de un primo ,su hermano mayor o el vecino lo importante es que lo presente »
Considerando la mediocridad de algunos profesores , lo numeroso de los grupos y el facilismo es comprensible que esto suceda, sin embargo considero que la ética se tiene que formar en el alumno desde el hogar, porque los resultados saltan a la vista,el porcentaje de profesionales mediocres es mayúsculo y los resultados están a la vista, en nuestro país , para cualquier empresa es una labor titanica encontrar profesionales de calidad .
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Excelente artículo en el cual se evidencia una mirada crítica hacia una realidad llamada Colombia. Quiero Guardar el artículo pero no sale la opción.
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SOMOS COLOMBIANOS…Q MAS SE PUEDE ESPERAR..MALICIA INDIGENA..CREO Q LE DICEN..JAJA
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Buen escrito. Me gusta el rigor y la distancia que guarda el autor de los extremos que casi siempre acompañan el abordaje de este tipo de opinión. Creo que de la lista de consejos para profesores, destaco la de la sustentación, la cual permite auscultar el conocimiento que sobre el tema, tiene el expositor. Aquí ya hay una ganancia al saber que, por lo menos, el estudiante leyó y asimiló algo del ensayo ajeno. buena nota para el señor Burgos.
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Esto de los trabajos que algunos mandan a hacer y que ellos solamente meten la mano al bolsillo es hasta cierto punto un negocio legal, eso si quien lo hace tendrá un cargo de conciencia hasta el final de sus días y jamás podrá exigirle a sus hijos que estudien y les quede algo en la cabeza.
Otro problema mayor es el plagio de los trabajos.
A mi esposa le plagiaron la tesis de Postgrado en un 99%, solamente le cambiaron los nombres de las personas y demás páginas de protocolo, el resto de la tesis es exactamente igual.
Mi esposa denunció el caso ante las dos universidades involucradas y lo que han hecho es absolutamente nada.
La denuncia se hizo también ante el Consejo Profesional que agrupa a dicho gremio, pero salieron con la respuesta que los «presuntos» plagiarios cometieron el hecho por fuera de el ejercicio profesional de su profesión. Yo me pregunto, presentarse ante una universidad como un profesional par realizar un posgrado no es ya estar ejerciendo?.
Hasta el momento no se ha podido hacer nada y los plagiarios siguen ejerciendo su profesión impunemente.
Si alguien puede ayudarnos por favor escribirme al correo empleocaribe@hotmail.com.
Gracias
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Ahí están pintados los tales Tutores o Asesores de sus dichosas Tesis o trabajos de grado. ¿Alguien tenía dudas que los tutores no hacen absolutamente nada?. El trabajo de un tutor está en la revisión detallada del trabajo antes que pase a los Jurados, debe estar empapado de la temática y no comer cuento del alumno. Debe ser investigador y revisar bases de datos, el trabajo es incluso mayor que el del estudiante mismo, pues para eso les pagan. Acá en Colombia, los profesores universitarios son muy mediocres y siempre dicen «su trabajo de grado es problema suyo, yo soy un Ph.D. y mi trabajo es «Asesorar» más no se lo voy a hacer» y con esa excusa, nunca trabajan, dictan unas horitas semanales y se sienten cansadísimos y son los que más cobran, toda una mafia legalizada en las Universidades.
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Andrés, muy importante y preocupante este asunto que trae usted hoy a consideración. Está claro que el sistema educativo en Colombia es pésimo y contribuye a reproducir los vicios de nuestra cultura: el atajo, la imposición violenta, la «mamadera de gallo». Les exigimos a los estudiantes que den cuenta de habilidades que no han podido desarrollar y los premiamos cuando nos entregan ensayos plagiados o mandados a hacer, porque a veces literalmente no tenemos tiempo para determinar si son productos propios o no. Y en todos los niveles (hasta en la universidad privada, lo digo con conocimiento) algunos profesores dar notas con tal de evitarse problemas con alumnos y padres violentos que llaman y amenazan. Creo que no es solamente un problema de pensar que serán descubiertos o no.
Algunos maestros en Colombia son buenos y disciplinados, pero yo que he conocido muchos puedo decir que también muchos están mal formados y lo que más les interesa es aferrarse al escalafón y sacar clases de rincondelvago.com, y con ello contribuyen a perpetuar el estancamiento de nuestro sistema educativo. Así las cosas, ¿cómo no esperar que todos esos vicios también se reflejen en lo laboral, lo social y lo político?
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