CAPÍTULO CLXXXIX. La IGLESIA y la MUJER

En nuestras mesas de CAFÉ , que surgen de manera casi NATURAL en las éntrañas mismas  de la FÉ que no es otra COSA que la PAZ y DESARROLLO una INSTANCIA que tiene en JULIÁN RICARDO RINCÓN RINCÓN; nace el 31 de Octubre de 1999 en el municipio de Pacho CUNDINAMARCA, COLOMBIA,  donde cursó sus estudios de educación primaria y secundaria, en el año 2018 ingresó al Seminario Conciliar de Tunja, donde actualmente se encuentra formando con miras a la vida sacerdotal; un ADALID de una pluma con CONTENIDO y nos deja esta REFLEXIÓN…Con la sola PRETENSIÓN de COMPARTIR con todos NOSOTROS este…

“La IGLESIA y la MUJER

En un plano de concepción teológica, se concibe la Iglesia como la madre en la fe, la madre de los cristianos, ya que es también la esposa de Cristo, según las descripciones bíblicas. En un plano de concepción antropológica, filosófica, sociológica, la perspectiva es muy diferente. La mujer, signo de la delicadeza y belleza de la naturaleza, aún en pleno siglo XXI, es expuesta al machismo, a la negación de sus cualidades y potencias intelectivas, y, en ello, la figura bella y hermosa de la mujer se difumina en el viento, como las hojas secas de un árbol.

Mutatis mutandis. En esta época de caos, aceleración social, la mujer halla un lugar para colarse en las grietas espacio-temporales de la sociedad, y, en este caso, la especialidad se enmarca en el campo de acción de la Iglesia. Al hablar de Iglesia, se piensa inmediatamente en los sacerdotes, en el índice de identidad clerical que estos manifiestan, sin embargo, la perspectiva es muy diferente a la que por primera noción se tiene. La proposición que gira en torno a esta filosofía del lenguaje, es la acción de la mujer en la Iglesia en cuanto carácter de igualdad, y, bajo la condición de identidad al ser hijos de Dios por filiación adoptiva según lo enseña la constitución Dogmática del Concilio Vaticano II Dei Verbum.

En este proceso de la igualdad, es importante reconocer las apreciaciones de la constitución pastoral Gaudium et Spes(9), que reacciona a la discriminación de la mujer, estipulando con certeza y autoridad su dignidad e importancia en la vida de la Iglesia, en añadido, es importante determinar que las consecuencias en el actuar de la mujer en la vida de la Iglesia, supone un hecho excepcional, ya que su trabajo dentro de la Iglesia, alcanza proporciones enormes, y, en ello, tiene un alcance a gran escala.

En definitiva, la Iglesia promulga los derechos y la importancia de la mujer en la vida de la Iglesia, un ejemplo claro es la carta apostólica mulieris dignitatem de S.S. Juan Pablo II, que, especifica la dignidad de la mujer y la vocación de esta en el desarrollo y aplicabilidad de los procesos sociales, y, también sus efectos en la vida de la Iglesia.

A modo de axioma se estipula que la mujer es innegable en la vida de la sociedad, y, mucho más en la vida de la Iglesia, dado que su ser materno, está destinado a la protección y promulgación de la vida y la Verdad, que, en sentido de fe, es la forma viva de Cristo, revelado y resucitado, que, acompaña a su Iglesia en el caminar hacia ese Ser desconocido, que, por certeza de fe, llamamos Padre.

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