Viernes de lluvia y partido de la selección Colombia. ¿Toca pedir un Cabify?

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Ya estrené Cabify en Bogotá. Lo tomé para ir al trabajo y grabé el episodio desde el carro blanco, igual que un año atrás lo había hecho con Uber. Oiga el audio para que se forme su propia imagen del servicio.

Soy tan gomoso de la tecnología y de las cosas novedosas que el año pasado ya había instalado la app Cabify por las buenas reseñas de su uso en España. Me asombraba en especial que surgiera en el único país que hasta ese momento había logrado bloquear a Uber y que con emprendimiento español hubiese logrado el estatus de legalidad que le permitió seguir operando con fallos judiciales favorables. Porque también la quisieron bloquear los taxistas, pero logró un modelo de operación que para el cliente es muy parecido a Uber en las cosas favorables. Consiguió el aval del estricto sistema legal que ya había obligado a los proveedores de Internet a bloquear a Uber en ese país, que resultó más estricto que el nuestro al menos en eso.

Pues la alternativa legal correcta de Cabify en Colombia parece que fue esperar el decreto de la semana pasada reglamentando los taxis de lujo. Mientras tanto el servicio que prestaba era solo empresarial, tal como se estipula que debe ser para los taxis blancos de Servicio Especial, con contratos firmados de respaldo con una empresa de transporte, además de la de tecnología.

Si, Cabify te conecta con taxis de lujo. No hay carros privados, son todos de placas blancas, de servicio especial, los mismos que atienden a hoteles y empresas con contratos fijos.

Y como el servicio hasta mayo de 2016 era solo empresarial, pues yo el año pasado no pude usar la app. La borré. Y hace un mes la volví a instalar porque vi que algunas personas estaban poniendo en instagram, Twitter y Facebook que ya estaban usando Cabify. Error mío de percepción y de ellos por afanados, eran «embajadores» de la marca que como influenciadores de alguna campaña estaban apoyando el lanzamiento, solo que empezaron el «hype» y a «dar cova» antes de tiempo y me produjeron una sensación de frustración muy fuerte cuando la app me negó el servicio. Y cuando pedí ayuda en las redes con muchísima gentileza y paciencia por mi actitud troll en Twitter los queridos de @Cabify_Colombia con asombrosa amabilidad me explicaron que había que ser una empresa para tener el servicio en ese momento. Entendí que respetaban la ley. Pero eso no me ayudó cuando abrí mi cuenta empresarial como trabajador independiente que soy con todos mis papeles en regla. Estuve dispuesto a pasarles el RUT y la planilla parafiscal, certificaciones bancarias, personales, cartas de recomendación de mis clientes y proveedores y hasta a llevarles exámenes de sangre y de medicina preocupacional. Acostumbrado estoy a que en este país le pidan a uno hasta mandar los PDF impresos o por fax, ya nada me asusta de la burocracia, o casi nada.  Y en realidad veía un beneficio enorme en la cuenta corporativa de Cabify que te ofrece expedir facturas de los servicios pagados. ¡Buenísimo para mi declaración de IVA!

Pero al abrir mi cuenta empresarial la frustración fue doble porque de momento siguió sin ofrecerme el servicio de transporte que yo necesitaba y quería. ¿Sería por el NIT? Porque la aplicación, diseñada en España, me pidió un código fiscal que yo supuse que era el equivalente a nuestro NIT, pero no lo aceptó. Me permitió en todo caso usar la app pero si darme el servicio de transporte. Sensación de inutilidad increíble ¿para qué usar la app si no me conecta con los conductores? Pero yo no sabía aún que esperando unas semanas todo iba a cambiar, porque desde el miércoles pasado ya hay servicio para todos los que instalen la app y abran una cuenta. Bueno, no es para todos todos, aún hay algo de exclusión porque hay que tener smartphone y tarjeta de crédito.

Pero yo ya me declaró satisfecho ¡Y hasta me dieron crédito de bienvenida! Porque tengo un código para compartir la app otorgando 30.000 pesos a los nuevos usuarios que yo recomiende.

Y si antes desaconsejé la app hoy la recomiendo, porque todo cambió desde el 1 de junio.

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