Tras las Huellas de Brunilda en Mejor Esquina, Córdoba
Cuando a Brunilda le proponen alguna actividad para los fines de semana en su comunidad, se asegura de que no sea el sábado. Los sábados se levanta a las 4 de la madrugada, respira profundo, se asoma por la ventana de su casa ubicada en una de las grandes fincas del corregimiento de Mejor Esquina en la que vive con su compañero y sus dos hijas, y entre la oscuridad, que aún se posa en el cielo acompañada por el canto sinfónico de los pájaros, se baña, prepara el desayuno, revisa los cuadernos para estar segura que las tareas van completas, y sale en busca de la moto que la lleva a la cabecera municipal de Buenavista para después embarcarse en el transporte que pase primero, para llegar a tiempo al Municipio de La Apartada.
Brunilda se caracteriza por su sonrisa acogedora, por su mirada atenta cuando está en alguna reunión de los procesos en los que participa en el Programa ANDA, y en especial, porque ha sido ejemplo y confirmación de que los nuevos liderazgos son posibles cuando se generan espacios de trabajo comunitarios en los que el objetivo es el mejoramiento de la calidad de vida. También es referente del fútbol femenino en Mejor Esquina pues es quien se encarga, con su camiseta del club Atlético Nacional bien puesta, de invitar a las mujeres a que vayan a la cancha a jugar partidos en sus ratos libres.
En Mejor Esquina la educación es un asunto en desarrollo, en donde a pesar de contar con institución educativa, aún los jóvenes se ven obligados a buscar la culminación del bachillerato en la cabecera municipal, o incluso en otros municipios, pues carecen de laboratorios de física y química, lo que impide que puedan cursar los grados décimo y once. Sin embargo, no todos los jóvenes tienen los recursos para salir a otras partes a estudiar, y ante la propuesta de un jornal o la imposición familiar de apoyar las tareas domésticas, pierden el impulso y se olvidan de la formación.
Ese fue el caso de Brunilda hace algunos años, ante la imposibilidad de culminar su proceso, optó por dedicarse a apoyar las labores del campo, siempre fundamentales para el desarrollo de la región, pero conflictivas, por la época y las situaciones violentas en el Sur de Córdoba. El año 2016 fue muy importante para su familia pues su hija mayor obtuvo el título como bachiller. La primera de varias generaciones, hecho que además significó un gran detonante para Brunilda, pues nació en ella el deseo por terminar sus estudios.
Cuando el Programa ANDA comenzó su intervención en la comunidad, Brunilda observaba en silencio los diferentes aportes de sus compañeros, hablar en público le costaba mucho trabajo, por lo que la mayoría de las veces prefería esperar en silencio. Sin embargo, a medida que el proceso avanzó, las ideas represadas se convirtieron en un festín de argumentos para el desarrollo de su comunidad, por lo que asumió un rol participativo en la construcción del Plan de Desarrollo Comunitario, en la formulación de los proyectos para los Fondos Concursables, y el colectivo de comunicaciones.
Los sábados de Brunilda son en la Apartada. Allí consiguió el cupo para completar su bachillerato. Aunque llega de lejos es la primera en entrar al salón. No es una escuela especializada para adultos, al instituto asisten jóvenes, incluso menores que su hija la que se graduó el año pasado, pero con el tiempo se ha ido adaptando a los pormenores de los jóvenes a los que también trata de darles ejemplo con su buen comportamiento.
A Brunilda le gusta la clase de química, disfruta cuando le hablan de la antigua Grecia y de los presocráticos y le cuesta un poco entender la trigonometría; sin embargo, disfruta cada momento en la escuela pues sabe que cada clase es un argumento que la fortalece y que reafirma el liderazgo que decidió asumir en su vida y para el bienestar de su comunidad.
No es la primera en tomar la palabra cuando se debate algún tema de interés general, ni en la escuela ni en la comunidad, primero analiza, estructura lo que va a decir, y luego interviene. Es estratega a la hora de pensar en la formulación de iniciativas que beneficien a las personas, de resolver un examen, o de plantear alguna jugada en medio del fútbol; por eso su comunidad cree en ella, porque saben que tiene criterio y se está llenando de conocimientos, pues como algún día le plantearon en una asamblea comunitaria, con pequeñas acciones es posible alcanzar grandes cambios.
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