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Ya es evidente que el Gobierno descartó, por el momento, la idea de llevar a votación de los colombianos los acuerdos de La Habana, a través de un Referendo. Y por eso está haciendo rodar propuestas a ver si calan, buscando encontrar la manera de que ese pacto de paz pueda ser legitimado y que puedan crearse las otras normas legislativas que tendrán que desarrollar lo acordado en Cuba.

Por eso es lo del ‘Congresito’. Se le llama así porque en 1991, cuando la Asamblea Constituyente promulgó la Constitución, se conformó una comisión que redactara las leyes, decretos o resoluciones que se necesitaran para implementar los cambios ordenados por la Asamblea.

A esa comisión se le llamó ‘Congresito’, porque ejerció esas labores legislativas correspondientes al Congreso, en momentos en que el legislativo estaba revocado por la Constituyente.

Esa es la gran diferencia con la propuesta actual del Gobierno, porque en este caso sí está sesionando el Congreso, que es absolutamente autónomo para legislar, y no hay Constitución ni ley que permita crear un organismo paralelo con las mismas funciones.

El presidente Juan Manuel Santos explica que él no habló de ‘Congresito’, que ese nombre se lo dieron otros, y que su planteamiento busca es que el mismo Congreso cree esa comisión a través de un Acto Legislativo. Es decir que sería el Congreso el que aprobaría una reforma constitucional para crearlo.

Ya quedó visto que el Congreso no va a hacerlo. El rechazo a lo que llamaron desde el primer momento ‘Congresito’ ha sido casi unánime entre senadores y representantes.

Santos explica que no es que quiera una comisión paralela al Congreso. Dice que busca que se reúnan las comisiones primeras de Senado y Cámara (las encargadas de estudiar las reformas constitucionales) con guerrilleros de las Farc para que desarrollen, a través de proyectos de Acto Legislativo y leyes, lo que se acuerde con las Farc.

¿Pero entonces qué queda?

Hay dos asuntos distintos. Uno es el de las leyes y actos legislativos que se deben hacer para desarrollar los acuerdos de La Habana, y otra es la refrendación del pacto de paz. Lo del ‘Congresito’ se refiere a lo primero.

La refrendación

Veamos las posibilidades que existen para refrendar los acuerdos de La Habana:

Referendo. Esa fue la primera carta del Gobierno. A la guerrilla no le gusta. Y con los últimos hechos, que hicieron que la mayoría de colombianos se declararan pesimistas sobre el acuerdo de paz con las Farc, llevar ese tema a un referendo sería enterrar el pacto, porque, por lo menos en este momento, no hay ambiente en el país para dar el sí.

Para llevar los acuerdos a Referendo, el Gobierno debe pasar un proyecto de Ley al Congreso, que debe ser aprobado por la mayoría en el Senado y la Cámara. Si se aprueba, cada tema de lo pactado con las Farc se lleva a votación de los colombianos, de tal manera que estos tengan claro, en cada punto, qué votan sí o qué votan no.

Para que los puntos sean aprobados deben pasar dos cosas: 1. Que hayan votado 8’208.964 personas (la cuarta parte del censo electoral) y que la mitad más uno de todos los sufragantes haya dicho que sí.

Asamblea Nacional Constituyente: El Gobierno ha rechazado de plano esta posibilidad. Las Farc están presionando para que esta se haga, porque quieren cambiar la Constitución. Para hacerla, el Congreso deberá aprobar una ley por mayoría.

Si esa ley pasa, se convocará a la ciudadanía para que vote por el ‘Sí, la convoco’, o el ‘No la convoco’. Será convocada si 10’945.286 ciudadanos votan por el sí (es la tercera parte del Censo Electoral, que para las elecciones de Congreso fue de 32’835.856 personas).

Si el pueblo convoca la Constituyente, habrá otra votación en la que los ciudadanos elegirán sus integrantes.

El problema de la Constituyente es que uno sabe cómo empiezan las cosas pero no cómo terminan. La Asamblea de 1991 se creó para modificar la Constitución de 1886, pero en una noche histórica, esta decidió ¡derogarla en su totalidad! Y se abrogó el derecho de redactar una totalmente nueva.

Facultades extraordinarias al Presidente. Esta es casi imposible. Tendría que dárselas el Congreso y eso, como están las cosas, no se ve que vaya a ocurrir. Tendría el menor respaldo popular porque nadie querrá que se haga lo que muchos llaman ‘la paz de Santos’. Y si por milagro se le dieran esas facultades, lo pactado y lo hecho no tendrían la legitimidad necesaria, a no ser que lo acompañen los partidos, las demás instituciones del Estado y los propios colombianos.

¿Usted qué cree que se debe hacer?

@VargasGalvis

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