Hay noticieros que dan noticias, hay otros que hacen denuncias y hay otros que explican. ¿Qué tipo de periodismo de televisión es el que tenemos en Colombia? ¿Cuál es el mejor? ¿Cuál es la función del periodismo en este momento histórico para Colombia?
No voy a pontificar aquí. Solo voy a decir algunas cosas para que usted decida qué es lo mejor.
Una vez escribí una entrada titulada Se dictan clases de robo y atraco. Y hablaba de un tipo de noticieros que tenemos en Colombia. Juegan a obtener una gran audiencia a través de videos espectaculares que hasta podrían parecer salidos de un libreto de una película policíaca.
Muchos televidentes los consumen con avidez, los comparten, los comentan, los idolatran. O simplemente los consumen porque son los únicos que se presentan a esa hora.
Citynoticias pensó que debía existir un periodista que trabajara en la noche para reportar lo que pasara. Lógico. Es que en las noches también se producen noticias. Y los periodistas nos íbamos a dormir y muchas de estas no eran reportadas.
Por eso, el Noctámbulo de Citynoticias fue un éxito. Porque los televidentes empezaron a conocer de primera mano lo que pasaba en la noche.
Pero la idea de ese noticiero no era presentar una serie de noticias de muertos o accidentes, sino reportar lo que pasaba en la noche.
Muy pronto los demás canales empezaron a ver que eso era ‘un machete’. Un hit. Y uno de ellos se llevó al periodista noctámbulo de Citynoticias para sí. Y Citynoticias puso a otro y el otro canal contrató a otro y nos encontramos ahora con unas mañanas bañadas de sangre de lo que ocurrió en la noche, por cuenta de la competencia.
No sé en qué momento alguien empezó también a emitir los videos de atracos, de asesinatos, de amenazas, de todo tipo de delitos, que lograron grandes audiencias. Y todos, por la competencia, hicieron lo mismo.
Por eso tenemos ahora noticieros que abren, sacando pecho, con la exclusiva. “Tenemos el video del atraco a la estación de gasolina”, es el titular. La noticia ya no es la inseguridad que se vive, sino el video quién tiene el video.
Y si vemos las informaciones políticas, la noticia es lo que dijo el uno y lo que contestó el otro. Que las Farc dijeron, que el Gobierno respondió. Que el Centro Democrático no está de acuerdo. Que los guerrilleros dijeron y que el Gobierno no respondió. Que el Gobierno anunció y que está vendiendo el país.
Pero…. ¿Y el contexto? ¿Dónde está el contexto? “Nosotros damos noticias y no hay tiempo de más”, me dijo una vez una directora de un importantísimo medio de comunicación.
Es decir que, por lo menos ese medio, lanza la información pero no la contextualiza. Y lo que estamos haciendo con eso es que cada vez la audiencia está más confundida.
De qué se trata entonces el periodismo: ¿de dar noticias o de informar a la audiencia? Si damos las noticias como dice esa directora, no estamos informando. Estamos diciendo algo que ha pasado, pero no hemos dicho por qué, ni para qué.
Tampoco se vale que traigamos a escena a quien hable a favor y a quien hable en contra, si el noticiero tiene una tendencia y lo que hace es aplacar a quien no sea de su línea editorial, tratando de aparentar una imparcialidad.
De lo que estoy hablando es de una crisis en el periodismo de televisión en Colombia. A tal punto que he tenido que decir en algunas charlas que dicto en universidades, que si quieren estar bien enterados del proceso de paz no se queden con un solo informativo. Que vean varios. Y que identifiquen a los que están a favor y en contra y de esa misma manera sepan qué es lo que les están mostrando. Para que no se queden con una sola versión, sino que comparen y se formen la propia.
En estos momentos en los que está en juego el futuro del país, nadie se puede quedar con un solo noticiero. Tiene que ver varios y analizar. Como Red+Noticias que le explican la noticia, o como CMI que le dará siempre más elementos de juicio, sin tomar partido. O como otros que no están en el juego de opositores o defensores a ultranza de la paz.
No hay que quedarse con una sola versión. Y más en estos momentos, en los que está en juego el futuro de nuestro país.
Caracol es el peor de todos solo atracos y robos y en todos por cualquier cosa entrevistan a la gente en la calle que fastidio
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Yo e dejado de ver noticieros al contrario pongo musica
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No hay que quedarse con un solo informativo ( de television ). Hay que expandir nuestras fronteras a medios alternativos en internet que jamas tendran espacio en la television, con opiniones muy diferentes a las de la prensa oficial ( parece que todos los medios de comunicacion fueran del Estado ) y sobretodo leer los comentarios de cualquier noticia ( y aqui esta la gracia de internet ) cuando el medio de comunicacion lo permita ; ahi, si establecemos quien es el que esta diciendo la verdad o si esta manipulando, mintiendo, tergiversando y cuantas mañas mas del periodismo actual … de resto, estoy de acuerdo con su articulo, que como dice el forista anterior, se quedo corto. Solo basta agregar que los noticieros de television y los programas de opinion – que son solo la vision desde un solo angulo, la conveniencia – son una verdadera porqueria que insultan al intelecto.
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Exactamente por eso es que no veo noticieros nacionales. Y ni hablar de las violaciones de menores por los padrastros, del robo en las raciones de los niños de la Guajira y las aburridas secciones de farándula; y todo esto porque ya no hay atentados teroristas, secuestros masivos y ataques a la infraestructura de país. Renuncio también a ver las interminables franjas de comerciales. Buen artículo, pero se quedó corto.
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Transmitir la noticia tal como se dieron las cosas o sea objetivamente, es informar, explicar el contexto como usted dice, también puede serlo si esa explicación responde a la realidad, lo cual en muchos casos puede ser bastante difícil y seguramente es una oportunidad para manipular. Si se quiere dar oportunidad a líderes de «opinión» o sea personas cuya opinión se considera valiosa, es correcto siempre y cuando se haga evidente que lo que esta persona diga corresponde a su opinión y no a hechos reales.
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