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Recientemente diferentes medios de comunicación e influenciadores han publicado información referente a la presencia de micro (nano) plásticos en el océano, así como en bebidas embotelladas. Sin embargo, este no es un tema nuevo, desde hace varios años estudios han evidenciado que las micropartículas de plástico pueden encontrarse en todas partes, incluso en el líquido amniótico.

Esta información se interpreta con frecuencia como que, en todo ser vivo se pueden encontrar partículas muy pequeñas de algo inocuo y que no tiene interacción alguna con los organismos vivos. Pero se desconoce u omite que los plásticos se elaboran a partir de diferentes sustancias químicas que generan inquietud por sus potenciales riesgos para la salud humana. Entre estos se encuentran, por ejemplo, los denominados ftalatos, que en términos prácticos, son químicos que hacen más flexible y suave el plástico utilizado para tuberías, botellas, bolsas, empaques, juguetes, utensilios de cocina, entre muchos otros.

Adicionalmente, los ftalatos no sólo se utilizan para fabricar plásticos como tales, sino también para la elaboración de  esmaltes de uñas, fijadores para el pelo, desodorantes y diferentes productos de aseo y cuidado personal, por lo que nos encontramos constantemente expuestos a ellos, ya que también pueden ser absorbidos por la piel.

¿Existen factores que aumentan la trasferencia de ftalatos de los envases a los alimentos?

Para el caso del agua embotellada o empacada en bolsas, por ejemplo, se ha evidenciado que el tipo de almacenamiento (refrigeración, temperatura ambiente interior o exterior) y el tiempo de almacenamiento, que puede ser de meses posterior a su fabricación, tienen una correlación positiva en las concentraciones encontradas en el agua, es decir, a mayor temperatura y tiempo de almacenamiento la concentración de éstos, que se transfiere al agua o bebida que contiene, sería mayor.

En Colombia también se han realizado estudios con diferentes marcas tanto nacionales como importadas de bebidas embotelladas. Como resultado, se ha identificado por ejemplo, que las bebidas carbonatadas son un factor con alto grado de influencia sobre la cantidad de disruptores endocrinos en el líquido contenido.

Efectos en la salud humana de la exposición a ftalatos

Entre los riesgos potenciales a la salud humana se encuentran alteraciones de la homeostasis energética, trastornos de los sistemas circulatorio, reproductivo, inmunológico, endocrino y nervioso.

  • Sistema endocrino: existe evidencia de que los ftalatos actúan como disruptores del sistema endocrino y pueden interferir en la función de la hormona tiroidea. En hombres pueden afectar la calidad del esperma. En niñas la exposición se ha relacionado con alteración de niveles hormonales y desarrollo temprano. En mujeres la exposición se ha asociado con disminución en las tasas de embarazo, aumento de abortos espontáneos y complicaciones durante el embarazo.
  • Sistema nervioso: de acuerdo con estudios experimentales los ftalatos pueden causar cambios estructurales y funcionales en el hipocampo, la parte de nuestro cerebro relacionada con la depresión y ansiedad.

¿Cómo evitar la exposición a ftalatos?

Mientras la industria implementa alternativas sostenibles y libres de tóxicos al uso de componentes como los ftalatos, algunas recomendaciones útiles para evitar la exposición y los efectos de los ftalatos son:

  • Revisar las etiquetas de los productos cosméticos y de aseo personal, para evitar aquellos que los incluyan como ingrediente. Aquí también cabe resaltar que los ftalatos no son los únicos compuestos potencialmente tóxicos, también se recomienda evitar los productos que en sus etiquetas incluyan parabenos, perfumes, bisfenoles, formaldehído, entre otros.
  • Evitar consumir bebidas embotelladas o empacadas en bolsas, así como alimentos envasados en plástico. Además del alto impacto ambiental del uso de este material, diferentes factores como el tiempo y temperatura de almacenamiento aumentan la migración de nanopartículas de las botellas, bolsas y empaques a los alimentos.
  • Usar filtros para el agua, por ejemplo de cerámica, para remover los contaminantes que persisten los procesos de potabilización y que son desprendidos por las tuberías especialmente las de PVC, así como botellas reutilizables de materiales como acero inoxidable (que no contengan componentes tóxicos como metales pesados) para evitar el desprendimiento de microplásticos, especialmente cuando se trata de alimentos calientes, aunque existen botellas reutilizables y empaques que tienen sellos que indican que son “libres de BPA”, éstas pueden desprender otros de los químicos usados para su fabricación.

Por: Eliana Yineth Ortiz, docente de la Escuela de Administración y Competitividad del Politécnico Grancolombiano

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