Después de una semana llena de diligencias burocráticas es difícil ver la gran belleza del mundo, aunque así me sucedió con una imponente película que lleva ese nombre.
«La gran belleza» de Paolo Sorrentino me tomó por sorpresa: me dejó cautiva y me conmovió profundamente, no por su historia —o sus historias—, si no precisamente por la belleza en cada una de sus imágenes. Tan efímeras como la belleza que buscamos por el mundo.
En este homenaje que Sorrentino hace de la «Dolce Vita» de Federico Fellini logra bajarnos del cielo al infierno en cuestión de segundos. Literalmente no pude despegar los ojos de la pantalla porque no quería perderme ninguno de sus grandes diálogos (aunque esta no sea una de esas películas de largos diálogos) o una de sus potentes imágenes: desde la terraza de su protagonista, Jep Gambardella (Toni Servillo), con vista al Coliseo Romano, fiestas memorables entre música electrónica y latina, palacios antiguos que se visitan en la noche con llaves que solo abrirán sus puertas a unos cuantos visitantes, sillas, funerales, cardenales, monjas y hasta una santa. Es la representación exacta del amor y el desamor, la vida y la muerte, el bien y el mal, todo representado en un juego de luces y sombras.
https://www.youtube.com/watch?v=8lj0xPZruRc
Llegué bien tarde a esta película (ganadora de un Óscar en 2013), es cierto, pero llegar a un lugar que te hace sentir pleno y a la vez miserable no ocurre todos los días. Así que debía retratarlo para antojarlos o aburrirlos un poco a ustedes, para atraerlos o alejarlos, para que busquen en las imágenes de sus días el ardor que se esconde en el mundo del bien y del mal. Si quieren solo un ejemplo que les abra los ojos, como hace el buen arte, allí está Jep Gambardella con sus miedos y pasiones para que lo sigan por una ciudad tan mundana y majestuosa como lo es Roma.
«A far l’amore comincia tu» resuena en mi cabeza. Qué bonito que es el arte para hacernos olvidar de una mala semana burocrática…
Ariabedell una emoción de verdad duradera. Yo aún no me la puedo quitar. Abrazo y gracias por leer!
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Bellísima película. Una sola película que hace pasar magistralmente por tantas emociones es una obra de arte. Me reí como una niña con la toma de la vista desde el penthouse al Coliseo Romano. Ese simple paneo en apariencia tan simple y accesorio, revela mucho del personaje y de su pensamiento respecto a la vida y a su entorno, pero ahí mismo está lo gracioso. En fin… yo es que no la supero y no la superaré, la he visto cuatro veces y ha quedado como una de mis películas favoritas. Abrazo sororario por ese compartir de la emoción de esa película, emoción que a uno le dura días y que no se desprende fácilmente.
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