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En común acuerdo con los gremios y autoridades de las regiones, Colombia tomó ayer la decisión de no autorizar el paso de vehículos desde Cúcuta y La Guajira a Venezuela para ‘tanquear’ combustible, tal y como lo había previsto el presidente venezolano Nicolás Maduro el 29 de diciembre pasado.
El gobierno venezolano había decidido de manera unilateral habilitar estaciones de servicio en las localidades de Paraguachón y Ureña para vender combustible a los colombianos, para lo cual se tendría que habilitar un “corredor vehicular” entre ambos países, según las autoridades venezolanas.
El lunes, Venezuela acondicionó las estaciones de servicio y removieron las vallas de esos pasos fronterizos a la espera de que el gobierno colombiano autorizara el paso de vehículos para poner gasolina a 4.542 pesos el galón, cuando en esas regiones, con el subsidio, vale 6.267 pesos.
Pero ayer el gobierno colombiano decidió, de común acuerdo con gremios y autoridades de la región, no permitir el paso de vehículos para ‘tanquear’ en Venezuela argumentando que Colombia prefiere mantener la soberanía energética y garantizar el abastecimiento nacional de combustible para la frontera y no hacerlos depender de abastecimiento externo, lo cual se ha venido realizando desde que Venezuela cerró la línea limítrofe en agosto del 2015.
Desde ese momento, las regiones, incluso la nación, se han visto beneficiadas por el incremento de la sobretasa de los combustibles y el impuesto de industria y comercio debido al aumento del consumo. En el caso de Norte de Santander aumentó desde los 4,1 millones de galones mensuales hasta los 13,5 millones.
La otra razón por la cual se tomó la determinación tiene que ver con la cultura de la legalidad que se instaló en Cúcuta después del cierre de la frontera, con la erradicación de los ‘pimpineros’, que vendían combustible venezolano de contrabando en cualquier esquina de la ciudad.
Por lo que los cucuteños tuvieron que ‘aprender’ a poner gasolina colombiana en las estaciones de servicio de la ciudad. Se teme que con que la apertura del paso aumente el contrabando de combustibles y la cultura del ‘pimpineo’ vuelva a la ciudad.
Además, desde el gobierno colombiano se considera que esto no cumple con el plan de trabajo para un modelo de frontera integral, que ambos países acordaron buscar, ya que fue una decisión unilateral del gobierno venezolano, sin previo aviso a Colombia.
Ahora queda esperar la reacción del presidente venezolano Maduro, quien se encargó él mismo de anunciar la medida para combatir “las mafias colombianas de la frontera”.

Apertura gradual

En un aparte del comunicado expedido por la cancillería colombiana, se deja claro que “De igual manera, se seguirá incentivando la apertura plena de la frontera mediante avances graduales y ordenados, para tal efecto se dispone de un plan y una agenda a trabajar con el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela que debe conducir a la construcción binacional e integral de las bases para un modelo de frontera estable y debidamente articulado con el desarrollo de las
dos naciones”.

 

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