¿De dónde vienen?
En este artículo queremos enaltecer a uno de los estudiosos de los OVNIs que nos merece un reconocimiento. Cuando de OVNIs se habla tienes dos opciones: aquellos que se quedan en el fenómeno y aquellos que entran en el ámbito más filosófico, al cual nos adherimos, ya que se hace más humana la lectura de la temática de los Objetos Voladores no Identificados .
Y es así que nuestros referentes se alejan de las etiquetas. Los estudiosos de la Ovnilogía bien escrita, han superado las etiquetas hasta llegar a ser olvidados. Algo similar a lo que ha sucedido con nuestra historia como humanos, como humanidad.
Tomamos como base la revista desarrollada por el investigador mas leído de la temática, J.J. Benítez.
El Mundo de los OVNIs, fascículo 20, hace parte de la biblioteca más extensa del CIO y lo tomo como base pues responde a las preguntas más recurrentes en el tema.
JJ Benítez en esta oportunidad hace referencia al Investigador Ignacio Darnaude, quien titulares ha sido llamado el filósofo de los OVNIs. Una condecoración a quien pone una pausa a la hora de hacer lectura de estos temas.
https://www.periodismoymisterio.com/ignacio-darnaude-el-filosofo-de-los-ovnis/
Estas preguntas las transcribimos como lo hace el señor Juan José Benítez en el inicio de este fascículo presentado:
Y llegamos al momento culminante: ¿Cuál puede ser el origen real de los OVNIs?
¿De donde pueden proceder? ¿Son astronaves que controlan el tiempo? ¿Proceden de las estrellas de nuestra galaxia? ¿Son nuestros tataranietos, “haciendo arqueología en el tiempo”?
Uno de los más prestigiosos ufólogos e investigadores españoles, Ignacio Darnaude Rojas-Marco, ha preparado para “El MUNDO DE LOS OVNIS” el documentado trabajo que sigue. Con sus palabras queda prácticamente dicho todo lo que sabe y conoce en torno al origen de estos misteriosos “objetos volantes no identificados.”
El Mundo delos OVNIs, Revista 20
JJ Benìtez
La procedencia de los ovnis: problema irresuelto:
Desde que se rompió la presa extraterrestre en 1947, la actividad insólita en nuestros cielos ha alcanzado cotas verdaderamente extraordinarias, hasta tal punto que deberían resultar alarmantes para cualquier comunidad en su sano juicio. Las cifras hablan por sí solas: 1000 casos diarios, 100.000 observaciones registradas y más de 50 millones de testigos en los últimos treinta año, y multitud de indicios de que nuestras “relaciones sociales” con los alienígenas se remontan a milenios en el pasado.
El Dr. Jackes Vallee ha calculado que si solo se reporta públicamente un 10 por ciento de los incidentes totales, deberíamos guardar más de 300.000 episodios en nuestros archivos, y que en dos décadas han tenido lugar tres millones de aterrizajes. Enfrentados a esta masiva avalancha durante un tercio de siglo, es lógico que los ciudadanos reaccionen exigiendo respuestas a la clásica tetralogía de preguntas – clave:
- ¿Quiénes son?
- ¿De dónde vienen?
- ¿Qué pretenden
- ¿Porque no entran en contacto con nosotros?
Los tres primeros interrogantes se encuentran inextricablemente ligados entre sí, de tal manera que es casi inviable analizarlos por separados. En consecuencia, contestar al dilema “¿Cuál es la precedencia?” obliga a incursionar en la temática de la naturaleza de los O.V.N.I., e implica necesariamente comentar el propósito de los ufonautas y las motivaciones de su abrumadora presencia en la Tierra, lo cual complica el método de estudio y alarga un tanto, intentaremos ceñirnos escuetamente al tema del origen de los Objetos No Identificados, siempre que esto no perjudique la coherencia y comprensión del texto.
La primera y más llamativa característica del fenómeno ufológico reside en la asombrosa variedad de tamaños, formas y aspectos observados, tanto en los aparatos como en sus tripulantes. Esto sugiere de entrada una tremenda multiplicidad de fuentes, y asimismo la más desconcertante diversidad en la naturaleza intrínseca de los ocupantes y en sus finalidades al visitarnos tan asiduamente. Como corolario, nos resignaremos al hecho comprobado de que estamos atacando una cuestión de extrema complejidad, con mil y una caras, donde las explicaciones contundentes y las soluciones lineales simplemente no existen, por lo que resulta imprescindible andar con pies de plomo y “afinar” en sumo grado los juicios de valor.
De lo poco que podemos estar casi seguros es de que nos está rondando un número muy elevado de entidades inteligentes, ampliamente diferenciadas entre sí, que se originan en incontables planetas físicos, planos dimensionales y/o estados de conciencia que se parecen poco entre sí. Tal vez nuestros visitantes sean increíblemente dispares en su personalidad y procedencia, y pudiera ser que lo único que compartan en común sea su propósito al acercarse a la Tierra, aunque los objetivos de los humanoides también pueden ser contrapuestos. La situación se complica aún más por el chocante costumbre ultraterrestre de disfrazarse y presentarse ante los humanos protegidos por caretas teatrales y fingiendo papeles que no se corresponden con la realidad. Los OVNIs no son lo que parecen, y mucho menos lo que ellos mismos intentan hacernos creer. Igualmente no vienen de donde dicen, ésta es otra farsa en la patraña que representan ante nuestra mirada impotente. Quiere decir que el contenido de las observaciones, junto con lo que “ellos” arriman, son coartadas amañadas, que los datos que tan laboriosamente hemos recolectado son meras apariencias, y que si queremos evadirnos de la gran ilusión ufológica, que está siendo tan hábilmente desplegada para que nos formemos una imagen irreal de lo que son los OVNIs, hemos de desechar la montaña de información espúrea que se nos ha ofrecido con tantos subterfugios, y partir de cero. Si tendemos arrumbar en la cuneta los “cuentos chinos” con los que nos han bombardeado por más de treinta años, tenemos que horadar antes que nada los profundos cimientos apoyados en roca firme que exige la nueva Ufología, y aprender no solamente a reconstruir su edifico, sino incuso a fabricar por nosotros mismos los ladrillos, la cal y el cemento, pues los que se venden en el polvero solo sirven para castillos de naipes. Este es el alto precio que nos obliga a pagar la “inflación” de la Ovnilogía, aceptada sin protestas desde el final de la década de los cuarenta´
Si son tantos los ufonautas, y cada uno de su padre y de su madre (el primero no siempre conocido), las explicaciones sobre su ascendencia se multiplicaran, como es lógico, hasta límites casi inmanejables. Efectivamente: en el presente trabajo exponemos más de 220 exegesis sobre la cuna de los extraterrestres, entre hipótesis y subhipòtesis. Como la materia prima alienígena es un auténtico cajón de sastre, ninguna teoría explicará la totalidad de los hechos, casi todas tendrán algo de verdad, y una por una elucidaran con validez de dónde dimana un determinado grupo de objetos no identificados, sin que nada nos autorice a extrapolarla a otras familias de aeroformas.
El Paciente lector está en su derecho de considerar inaceptable una situación tan complicada, pero por desgracia “eso es lo que hay”, y el autor se ha limitado a desbrozar una tupida selva de hipótesis, en la que de ninguna manera podemos asegurar “estas son verdaderas” y “Aquellas son falsas”, sino que casi todas son parcialmente factibles e informan con razonable fidelidad sobre los antecedentes de una fracción de la gente del espacio que llama a nuestras puertas. ¿Y por qué son tantos, y de extracción tan desesperantemente variopinta?, interpelarán ustedes. Buena pregunta, que el autor no sabe responder, remitiéndose si acaso a la versión ofrecida por Don Elkins y Carla Rueckert en el número 59, y que tampoco puede garantizar. También nos cabe refugiarnos en paquetes” de soluciones eclécticas, pues no sería raro que ciertos hatos de ovnis encajasen en más de una hipótesis no excluyentes, es decir que se den mezclas y explanaciones hibridas.
http://www.ignaciodarnaude.com/revelacion_extraterrestre/Rueckert,Carla,Material%20de%20Ra.%20Ley%20del%20Uno.%20Libro%20I.%20Introduccion.pdf
Nos hubiera gustado elaborar una limpia imagen euclideo-cartesiana de la génesis y razón de ser de los ovnis, y tranquilizar así la conciencia del lector, pero es justamente lo que no son. La primera regla en ufología (Ovnilogía) es aprender a sobrellevar una convivencia pacífica con la incertidumbre permanente, el rasgo institucional más característico de los objetos no identificados, y el más irritante y desalentador también. Los UFOs (O.V.N.I.s emergen del océano insondablemente complejo de “Lo Real”, y cualquier versión estereotipada que nos busquemos para salir del paso será en el mejor de los casos una simplificación inoperante de la realidad que subyace, mucho más conflictiva de lo que nos agrada creer. Quizás la réplica más oportuna a la típica pesquisa “¿De dónde vienen los ovnis?” se encuentra implícita en la paradoja de J.B.S. Haldane, el famoso epigrama del lucido biólogo británico: “El universo no es solo más extraño de lo que imaginamos, sino mucho de lo que imaginamos, sino mucho mas extraño de lo que podemos imaginar.” Inmejorable presupuesto para atacar con realismo y en toda su esplendente crudeza el gran problema del origen de los objetos nunca identificados, que Alvin H. Lawson define con honesta objetividad: “la única certeza en el inmenso misterio de los UFOs es nuestra ilimitada ignorancia.”
http://www.revistaenigmas.com/secciones/grandes-reportajes/secuestrados-ovnis
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