La crisis sin precedentes causada por el nuevo coronavirus nos ha dejado con un conjunto igualmente inédito de emociones desconocidas. Fluctuamos dentro de un espectro amplio de estados de ánimo, en una constante desazón.
A lo largo de estos últimos meses nos hemos enfrentado a un sin número de pérdidas; algunas de seres amados, de empleos, de abrazos, de seguridad económica y de rituales importantes que representan hitos en nuestras vidas: grados, matrimonios, cumpleaños, funerales. Y a pesar del esfuerzo consciente de aferrarnos a la suerte de sabernos sanos, nada se siente bien con respecto a estas pérdidas tan intangibles y ambiguas.
Lo que estamos viviendo es un duelo a lo que era hasta hace solo tres meses una vida normal. También un duelo a un futuro que predecíamos con casi total certeza y que se evaporó en un par de semanas dejándonos en una realidad aún más ambigua, que cambia quincenalmente, y que no nos permite planear ni organizarnos. Una realidad que nos ha bajado del asiento del conductor: no solo hemos perdido la “normalidad” que conocíamos, sino también el control de hacernos a una nueva «normalidad».
La buena noticia es que dentro de esta crisis hay oportunidades para reparar y para hacernos hábitos que nos harán bien aún superada la crisis. También es cierto que en este momento tenemos a nuestro alcance herramientas para navegar mejor estos días. Comparto las que me han servido mucho en los últimos meses.
Mantén una rutina
Cultivemos una rutina diaria y aprovechemos agregándole hábitos para los que antes no teníamos tiempo -meditar, llevar un diario, ejercitarnos-. Los simples actos de bañarnos, cambiarnos, desayunar bien, y plantearnos pequeñas conquistas, nos ayudarán a mantener el propósito en nuestros días.
Mueve tu cuerpo
La actividad física tiene un impacto positivo no solo en nuestro cuerpo y mente, sino también en nuestro sistema nervioso. En este momento hay innumerables plataformas en línea con igual número de alternativas para mantenernos activos. En mi caso, una práctica diaria de yoga es especialmente importante y una cita imperdible con mi bienestar.
Trae a tu cuerpo emociones positivas
En momentos en que el entorno no nos provee de muchas oportunidades para sentirnos felices, prósperos y tranquilos, busquemos activamente situaciones que nos generen emociones positivas: mantenernos en contacto con nuestros amados, almorzar juntos remotamente, organizar los álbumes familiares, una lectura que nos inspire. Meditar.
Cultiva una práctica meditativa
La ansiedad que sentimos es real. La meditación ayuda a activar nuestro sistema nervioso parasimpático y a generar sustancias que ayudan a contrarrestar el cortisol y la adrenalina presentes en nuestro cuerpo ante una amenaza -el virus- que no se ha ido. Hoy en día hay muchos acercamientos a la meditación que la hacen posible hasta paras los más nerviosos, busca la que te funcione. https://www.ibelongstudio.com/programa-virtual
Llama a cada emoción por su nombre
No nos ayuda encasillar todo lo que estamos sintiendo en la trillada categoría ‘estrés’. Lo que sí contribuirá a que nos movamos hacia delante, es reconciliar en nuestros corazones el duelo a una rutina que ya no existe. Sentir y reconocer cada emoción, es también aceptar que algo ha cambiado. Los que acepten dicho cambio estarán mejor preparados para conquistar lo incierto.
Enfócate en lo que puedes controlar
De nada sirve que pasemos horas divagando sobre cuándo abrirán los aeropuertos, cuál será el modus operandi de los colegios, o cuándo podré salir de la ciudad. En cambio, ocupémonos de aquello que sí podemos controlar, por ejemplo, el ambiente en casa entendiendo que todos tenemos diferentes mecanismos de afrontar dificultades y diferentes medios para procesar nuestras experiencias. Bajo la ansiedad constante, algunos de nosotros nos volvemos altamente lógicos, y otros altamente emocionales. Usemos estas diferencias para equilibrar el ambiente y no para exacerbar tensiones. El ambiente en casi sí afecta cómo nos sentimos, y es algo que sí podemos influenciar.
Desconéctate de tanto ruido
Informémonos en fuentes confiables y certeras, seguir minuto a minuto las estadísticas le corresponde al Dane. A nosotros nos corresponde hacernos a información que nos ayude a protegernos, llenarnos de pánico afecta nuestro sistema inmune y nos nubla el juicio. Esto aplica también a las redes sociales, en las que compartimos los buenos momentos, aun atravesando los peores.
Aunque en este momento no nos sea evidente, las pérdidas y las tragedias traen oportunidades. La pérdida de estabilidad y seguridad deja espacio para el crecimiento en lugares que necesitaban reinventarse. La pérdida de planes es una oportunidad para romper patrones y crear unos más coherentes con quien somos. Es difícil verlo de esta manera, de acuerdo, pero hacerlo nos ayudará a navegar mejor hacia una nueva «normalidad».
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