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En una reunión con empresarios mexicanos, me preguntaron por qué el gobierno corporativo se ha vuelto tan importante en el mundo empresarial. Los motivos son variados y dependen, en parte, del contexto de cada país. Pero, en lo personal, me gusta destacar sobre todo tres razones: 1) es una manera de generar o reconstruir la confianza de los actores claves del mercado; 2) reduce el riesgo de pérdidas al que se exponen todos los actores económicos relacionados con las empresas; y 3) colabora de manera relevante en el fomento de una cultura de la legalidad y de la ética en la sociedad.
De hecho, el creciente interés por el Gobierno Corporativo se ha debido al hecho de que las crisis económicas de algunos países evidenciaron la estrecha relación entre la gravedad de la crisis y las malas prácticas corporativas que fueron la causa de esas debacles financiero-económicas. Estas crisis mostraron con nitidez y rotundidad la necesidad de que las empresas tengan un sistema transparente de dirección y control del negocio o de la actividad económica que desarrollan.
A mis clientes -y a mis estudiantes de los programas MBA- me gusta compartir algunos principios del buen Gobierno Corporativo, que bien pueden ser una hoja de ruta para el futuro de la organización:
- La organización debe informar con claridad sobre el nivel de cumplimiento de sus compromisos corporativos.
- Los órganos de gobierno deben funcionar respetando los principios de transparencia e información pertinente debida a los grupos de interés.
- La corporación debe impulsar el diálogo y el ejercicio de los derechos de los grupos de interés.
- La organización debe contar con mecanismos de supervisión y control que proteja el propósito común y el interés social.
- La empresa favorecerá la gestión con estándares validados internacionalmente y cuidará la representación de los intereses de todos los socios y accionistas, también de los minoritarios.
- La organización promoverá la diversidad en los directores, no sólo en cuanto a las áreas de conocimiento y experiencia, sino también de culturas, género y generacional.
- La corporación impulsará una toma de decisiones razonada en todos los niveles organizacionales, alimentando una cultura de comunicación interesa profesional, asertiva y socialmente responsable.
- La empresa convocará a los órganos de gobierno encargados de la estrategia y de la administración y control con la frecuencia y antelación necesarias, así como también velará por la remuneración justa, para garantizar el correcto desarrollo de sus funciones.
- La organización favorecerá una cultura del desempeño por resultados y, por tanto, apoyará los procesos recomendados de evaluación de los líderes y colaboradores, incluyendo a los directores de la empresa con el fin de otorgar a todos ellos la oportunidad de mejorar en el desempeño y crecer profesionalmente.
- La corporación contará con una estrategia y con unas políticas de responsabilidad social corporativa, y asignará los recursos necesarios para su ejecución, además de poseer entre sus directores a un experto en ética, compliance y sostenibilidad.
Celebro que este nuevo espíritu empresarial, organizacional e institucional se esté impulsando en América Latina, con avances importantes en la distribución de derechos y responsabilidades de todos los grupos de interés, empezando por los que administran la empresa y los que invierten recursos en la misma, así como también en la transparencia en el proceso de toma de decisiones estratégicas y operativas. No es un camino fácil ni rápido, pero hay motivos para la esperanza cuando hay tanta gente haciendo las cosas bien.
Pablo Álamo PhD
CETYS Universidad
@pabloalamocoach