Segunda entrega de viernes de película, esta vez, el turno es para una un registro que logra acoplar la música con una historia real, de conciencia, reflexión y libertad. Dos caminos salvajemente radiantes. Bienvenidos.
Cuando la canción Setting Forth se echa a rodar, otorga ese primer impulso para arrogarse a una aventura tan esperanzadora, como incierta. Recorrer el universo tan solo con los pies con la fuerza del cuerpo y de la mente. De esta manera Eddie Vedder abre el sendero armonioso para construir una obra musical, tan inspiradora como la película que lleva el mismo nombre. “Into the Wild”, es una cinta que fue estrenada en septiembre de 2007, dirigida y producida por el destacado actor Sean Penn, basada en el libro homónimo, escrito por Jon Krakauer que cuenta el fascinante y a la vez extremo viaje de Christopher McCandless, un joven que luego de terminar con honores la universidad, decidió abandonar su vida cómoda y de lujos para recorrer por sus propios medios, parte de Norte América,- Arizona, California, los Ángeles…-, una aventura que termina en lo que era su meta, su sueño, la encantadora pero salvaje, Alaska. Hechos reales acontecidos entre 1990 y finales de 1992.
Vedder reconocido por ser el líder de la agrupación Pearl Jam, ya había tenido contacto en el pasado con el actor Sean Penn, realizando un par de canciones para películas como ‘Dead Man Walking’ y ‘I Am Sam’, donde el actor participó. Penn, esta vez desde la silla decide entregarle al músico, la responsabilidad de componer la banda sonora del film, -primera producción en solitario- dejando a su amigo rockero ver parte de la cinta, a partir de allí, según el vocalista las cosas fluyeron “fácilmente” pues es menos complicado sobre un guion, o narrativa construir una pieza; no obstante, al ser la primera vez que el músico componía música exclusiva para una película, además de abandonar por entonces sus vacaciones para dedicarse por completo al proyecto, que entre otras desarrollo con versatilidad, logra un estupendo y conmovedor trabajo.
Incrustarse o mejor encarnarse en el cuerpo de alguien, cuando nunca se estuvo allí, momentos memorables y también extremos no palpados, instantes de rencuentro con uno mismo, no es nada fácil de recrear, pero el talentoso Eddie, liga perfectamente la historia de esta maravillosa cinta con las notas reproducidas en: guitarra, ukelele, banjo y piano, junto a esa voz impactante, melodías folk con visos de rock, que transportan, 11 himnos, 11 viajes extensos, de innumerables noches de reflexión. Canciones que luego de introducirse, realmente son inevitables, como no adentrarse en este camino armónico entre la música y un relato tan duro como hermoso, juego de palabras, cortejo inmortal. “No tengas miedo – Pues cuando estoy solo- Estaré mejor- De lo que estuve antes- Tengo esta luz- Estaré cerca para crecer- Quien era antes- No puedo recordar…”“Long Nights”.
Rise y la ganadora del Golden Globe Award en 2007, Guaranteed, también hacen parte de este paisaje de naturaleza, verde, naranja, blanca y azul, de escenas musicales y de actuación, literalmente diáfanas. Y por supuesto el respaldo justo en conciencia -aunque en realidad la conciencia está presente durante toda la película- con llamados a despertar como Society original de Jerry Hannan, o cantos de esperanza como Hard Sun de Gordon Peterson, ‘Indio’, las únicas no escritas por Eddie Vedder.. Tantos odios, perjuicios, tantas rarezas por destruir, tanta pureza, cuestionamientos, tanto por descubrir, por responder. Todo en transición con punteos acústicos, riffs y solos serenos, de órgano, guitarra y piano; enlazada a la a veces melancólica, a veces rasgada, o a veces profunda, voz, de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo. En búsqueda de limpieza de un el alma herida.
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Que sería de una gran película sin una buena partitura musical, sin la belleza de los sonidos, o viceversa, sin duda deben conjugar, y parece ser que especialmente en ‘Into the Willd’,- film y banda sonora- nacieron como el canto de dos retratos paralelos, como The Wolf, el aullido número 9 del disco, cohesionado grito de libertad. Así se comporta esta perfecta simbiosis, como aquella canción que nos lleva a otro lugar, que, en ocasiones sana, o en otras nos presta por tres minutos la inocencia. Sin embargo, existe un truco, pues de otra manera no se obtiene el pasaje, no escuchar el disco sin antes haber visto la película, porque tan estrecha es la relación de ambas obras que: “felicidad sólo es real cuando es compartida”.
Soundtrack completo:
1. Setting Forth
2. No Ceiling
3. Far Behind
4. Rise
5. Long Nights
6. Tuolumne
7. Hard Sun (Indio)
8. Society (Jerry Hanna)
9. The Wolf
10. End of the Road
11. Guaranteed
Todos necesitamos un “Into the Wild” en algún momento de nuestras vidas… sin duda… pero que cada cual le ponga su final.
Dedicado a Furoesma
Permanezcan Rockosos
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