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Hace casi un año, por días 10 días no lo fue, circuló blogger counterla primera entrada dedicada a este gigante, grata coincidencia. La idea del post anterior era medir en parte la acogida de un posible concierto. Las visitas al blog fueron considerables pero las opiniones no. Esta vez los invito en verdad, a que dejen consignada su opinión, sería importante enterarnos si hay expectativa e interés. Obvio, partiendo del hecho que en nuestro medio no se programa su música y se sabe muy poco después de su carrera con los Beatles y aun cuando el porcentaje de conocimiento sobre ellos llegua sea «alto». Veamos lo que produjo a miles de personas a finales del año pasado.

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Un hombre que arriba a los 70 años, lleva más de una hora cantando sin beber una gota de agua, cuenta chistes, juega y recuerda a su esposa fallecida con la preciosa ‘My Love’. Pone atónitos a miles de fans derretidos en admiración ante semejante vitalidad, sin un parpadeo, contando historias en cada lírica como si fuera la primera vez. Desde otro lugar del estadio, el policía observa sin poder evitar moverse al ritmo de otro himno calador. Las imágenes no pueden ser más evidentes, apuntadas las 75 Filpcámaras por los propios asistentes, entregadas antes de iniciar el show, muestran el sentimiento más buscado por el hombre, presente en cientos de situaciones, todas en un mismo lugar. El beso de una pareja danzante con tal sinceridad, arruga hasta el corazón más duro, sin embargo Paul recuerda mientras desliza sus dedos diáfanos sobre las teclas del piano, que el camino al amor es extenso y tortuoso, nada fácil, pero quien lo encuentra entenderá su significado. Asomado tal poder generado en la voz, en la figura, en la realidad hecha música, en la semilla del pasado ahora flor, hay tiempo para que humildemente el maestro se tome el tiempo de leer los carteles con expresiones tan divertidas como conmovedoras. «toda mi vida estuve esperando por este momento», las lagrimas ya han intentado rodar varias veces (las mías) pero obligadas se detienen. «último chance de casarte conmigo Paul o firma mi poster» le parece más sensato la última propuesta. Black Bird ya se ha echado a volar hace rato con el acompañamiento acústico bajo sus alas, las ilusiones de los rostros vuelan igual, lejos de acusaciones, lejos de prejuicios que dañan al ser humano desde la palabra, no espacios, libertad para estremecerse, para ser real, para jubilarse sin remedio alguno en una época que miles no vivieron, ahora la teletransportación musical asciende de los pies a la cabeza para hacer justicia, de la mano de un joven inglés, simple, sencillo, errado, sin adornos, pero sabio, capaz de absorber y sutilmente expulsar cada instante transpirado por él y su tres amigos de sangre. Momento de sacudirse en medio de la histeria femenina, presentación en el Shea Stadium 1965, perfectamente alienada en tiempo y espacio con el Citi Field 2009 , dos momentos van y vienen, preciosa dualidad. «Yo telling lies thinking I Can´t see – You Don´t cry  ‘cos you’ are laughing at me- I ‘m Down ( I Really Down) I ‘m Down (Down on the ground). Lagrimas ruedan, curiosamente mientras escribo.  

¿Qué tal esto por aquí?

   

 

 

 

¿Qué desean sentir ahora? Quien haya perdido un amigo entiende el valor de recordarlo en un aroma, en un lugar, en una canción, Here Today – Something. Presente el amor en otra faceta, se toma el corazón del estadio y revive la amistad en abrazos de hombres y mujeres, en corazones, en los ojos de un joven que parado sobre el césped observa el cielo diciendo un trozo de la letra: «yo no lo sé… yo no lo sé» pero la presencia del testigo es la pieza fundamental para resolver el caso, Paul toca la última nota y en un rito de paz pone su atención en la pantalla viendo el rostro joven de su hermano George, tal vez recordando instantes junto a él, preciosa captura. Las palabras a veces no suelen decir mucho o simplemente sobran, entonces para eso las proyecciones de hechos son más efectivas, este no es el caso, sin embargo, argumentos constantes recorren la pantalla de dimensiones descomunales a espalda de Paul, cuentan aventuras Beatle, a través de fotografías, videos, sentimientos, acciones, emociones. Impacto destellante de millares de pixeles se refleja en las líneas de expresión de miles de almas. ¿Fiesta? Claro que hay fiesta, la niña de 5 años danza en brazos de su padre, los amigos con cerveza en mano regocijados bailan a ritmo de rock and roll, la producción del show y consola hacen lo propio con naturalidad. Incalculables momentos durante el concierto por no decir que todos, pero la ceremonia tiene sello, preludio de un juego pirotécnico de la directa ‘vive y deja morir’, la comunión entre músico y público fue creada hace casi cinco décadas, el himno donde todos nos sentamos en la mesa y hablamos el mismo idioma: Hey Jude. Primera tonada que recibió mi cerebro inconsciente del fenómeno Beatle, cuando apenas entraba a secundaria, con la que aprendí a amar el rock años después, esa misma en donde los Beatles reunieron a varias personas e hicieron corear su estribillo, coreado en noviembre pasado por un ejército de 70 mil personas que balsearon los brazos de un lado a otro, mientras sus voces a capela conmovían.

Sin sonrojarse dice Get Back, una y otra vez, alimenta almas agotadas de recibir disparos desde todos los flancos, de un mundo desatado e intolerante. En su casa no hay censura, en ella caben razas, colores, sabores, todas las generaciones, el rico, el pobre, y el marginado. ¿Donde se puede hallar tanta felicidad junta? justo allí, sobre los hombros de Paul Maccartney, el  encarna a cuatro adultos que revolucionaron  la forma de hacer música e influyeron las generaciones posteriores y las que aun no nacen. Tarea prolongada hasta nuestros días, la piel de este hombre ha mutado  evolucionando la formula en discos como Electric Arguments. Dos horas treinta minutos son suficientes para capturar la atención de todos y culminar  un relato inmerso en sentimientos, 33 canciones contienen el mar del estilo y sus variantes. Elocuencia en vivo que parece llegar a su fin con el actual tour.

 

        

                     

 

 

Luego de ver el contenido de este hermoso e invaluable DVD grabado en tres presentaciones realizadas en New York y luego de experimentar tal emotividad  atragantada  aún en un porcentaje medio. Me disculpo ante la pasión desmedida del post, pero es difícil evitarlo, menos cuando la posibilidad de ver a este maestro se desvanece, hace un año tenía la esperanza pero el calendario es claro, dos fechas  a finales de mayo en México (sold out) e incluso una posible tercera será lo más cercano. Tuve la intención de crear un grupo en facebook, pero leyendo un comentario de la entrada de hace un año, recordé que  ya hay uno y viene haciendo «bulla»  buscando llamar la atención de algún empresario.

1965, The Beatles regresan a Norteamérica,  renace la locura en el estadio Shea, con tamaña algarabía parece la primera y no la tercera visita, dejan el record de mayor asistencia a un concierto hasta ese momento. 44 años después uno de sus miembros vuelve para ofrecer tres presentaciones, registradas en dos CD’S y un DVD. Good Evening New York City quedará marcada en la piel sincera del rock.

Sentimientos encontrados abordan a muchos dueños de una deuda otorgada sin razón, tal vez lejos de ser redimida, no habrá oportunidad de contar una historia que también nos pertenece, esa que algún día entro en nuestra casa para quedarse, la de acetatos, tiras cómicas, juguetes, fotografías, la de submarinos amarillos.

 

 

Aerosmith Decada ochentera

 Rock In A Hard Place / Agosto 1982

Con sus dos insignias de la guitarra fuera, J.Crespo y R. Dufay asumen y el grupo graba el séptimo trabajo, entrando a otra dimensión de faceta experimental como sucede en Prelude to Joanie e incluyendo la voz de Tyler en la agudeza extrema y bohemia. A penas un suceso tibio en los registros de su historia. Sin duda el mejor tema es Jailbait

  

 

 

Done With Mirrors

La vuelta de la alineación original marca una nueva etapa, Perry se «sale con la suya»  incluyendo el tema Let the Music Do the Talking grabada mientras estuvo en  The Joe Perry Project. Retorna ese juego sucio de guitarras que los hizo famosos y la voz de Steven recobra  fuerza, con variadas atmosferas dentro de sus canciones, sintiéndose más compactas. Con sello y productor nuevo, Geffen y Ted Templeman, (Van morrison, Eric Clapton), la banda recorre mediados de los ochenta, con 15 abriles bajo su lomo y varias cosas por entregar. En  esta esquina me quedo con el fuego de la guitarra acústica simuladora del medio oeste de tonos lentos, slide y estelas eléctricas de She’s on fire

 

 

 

 

Permanezcan Rockosos

 

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