Por Lorena López-Galvis
La preocupación mundial de los efectos de la acumulación de gases de efecto de invernadero (GHGs-greenhouse gases) principalmente dióxido de carbono, en la atmosfera en el bienestar de los seres humanos ha sido un tema de mucho debate en los últimos veinte años. Los cambios en el uso de la tierra y en agricultura por modificaciones en el clima, el descongelamiento de los casquetes polares, los desastres naturales por lluvia excesiva o sequia y el costo de nuestras emisiones de carbono para mantener nuestro nivel de vida alertan a la población en general y sobretodo a los gobiernos quienes son los que deben regular y enseñar a la población las medidas necesarias para mitigar las consecuencias del cambio climático.
Aunque mucho se especula acerca del cambio climático, del calentamiento global y de los cambios que pueden hacer los seres humanos en su actividad diaria para reducir las emisiones de carbono a la atmosfera, tanto los científicos como la población en general entran en debate al considerar las causas y las consecuencias del calentamiento global. ¿Cuáles son los puntos que generan debate?
El clima siempre es cambiante
Principalmente el gas carbónico y también el metano han sido modeladores de la temperatura global durante la vida de la tierra, cambios abruptos en las concentraciones de GHGs se han asociado con la extinción masiva de los dinosaurios y la era de hielo. Es por la acumulación de gases en la atmosfera que la tierra atrapa el calor y mantiene una temperatura y clima para la vida en la tierra, al estar tan lejos del sol dependemos de los GHGs para no congelarnos. Esta cantidad de CO2 se refleja como un balance que durante el tiempo se ha ajustado entre la vida en la tierra, la química de los océanos y los gases en la atmósfera. Este nivel era de 280 ppm antes de la revolución industrial, pero ahora es 400 ppm, un incremento que se ha atribuido como el efecto antropogénico para el desarrollo de la sociedad. Lo que significa que el actual cambio en clima tiene un componente determinante que ha sido el hombre, situación que no sucedió en los eventos anteriores de cambios drásticos en el clima de la tierra.
La causa son los cambios en la radiación solar
La radiación solar, radiación UV y rayos cósmicos se han mantenido estables en los últimos 30 años, sin embargo, la actividad solar y la temperatura del planeta han correlacionado positivamente durante siglos mucho antes de que la actividad solar se estabilizara, por lo tanto es incorrecto deducir que el sol ha influenciado directamente el calentamiento global, inclusive, diferentes análisis de este tema han concluido que el sol está afectando negativamente el incremento en temperatura global [1, 2] (Figura 1).
Los cambios no son malos
La historia de la tierra muestra diferentes momentos en los cuales cambios de temperatura congelaron la tierra y permitieron el desarrollo de nuevas formas de vida y de vivir en la tierra, ese cambio ha sido benéfico para nuestro establecimiento y aprovechamiento de la faz terrestre. Sin embargo, en el caso del cambio climático sus impactos sugieren muy pocos beneficios y más bien un gran costo para el hombre, la agricultura, la salud, la ecología, etc.
De acuerdo al IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) un cambio de 2°C en la temperatura de la tierra significaría sequias pronunciadas en zonas temperadas, daños en las costas por inundaciones y tormentas, blanqueamiento de corales y cambios en la frecuencia de lluvias y tiempos secos. Teniendo en cuenta que los análisis muestran cambios de 0.2-0.3°C por década, en unos cuantos años estaríamos enfrentándonos a un escenario global muy desalentador [3].
En la agricultura las zonas agrícolas actuales se están viendo afectadas por los cambios en periodicidad de lluvias que son básicos para establecer la época de siembra y cosecha de cualquier cultivo, adicional a esto muchos cultivos no toleran las altas temperaturas (>30 °C) y por esto muchos agricultores se han visto afectados por grandes pérdidas en productividad. En este caso las opciones son modificar las fechas de siembra de acuerdo a las predicciones de clima, principalmente de suministro de agua, desarrollar variedades mejoradas que sean “inteligentes” frente al cambio climático (tolerancia a altas temperaturas, sequía, inundaciones) o cambiar las zonas agrícolas del planeta ya que en las áreas temperadas un incremento en temperatura y modalidad de lluvias permitiría cultivar la tierra mayor número de meses por año, o podrían establecerse cultivos diferentes de acuerdo a la temporada de siembra, sin embargo algo asociado con esto es el hecho de que dichos suelos no son los más fértiles del planeta, por lo tanto requerirían muchas enmiendas de fertilizantes o un plan de manejo sostenible de uso eficiente del suelo [4].
En el caso de la salud, muchas de las ondas de calor afectaran más a la población que las actuales ondas de frio que se dan en invierno [5], adicionalmente insectos vectores de enfermedades empiezan a aparecer en zonas donde no era su nicho, esto dado a que muchas especies animales están migrando hacia las zonas templadas desde el trópico [6].
En la ecología una de las grandes preocupaciones es el deshielo polar, que causa el aumento en el nivel de los océanos y en la temperatura de la tundra ártica y antartica, de la cual se desprende un GHG, el metano, cuando pasa de estar congelada a temperaturas que favorecen su descomposición. En cuanto a las especies animales y vegetales se asume que su capacidad de adaptación puede ser asombrosa teniendo en cuenta el gran efecto que ha tenido la actividad antropogénica (agricultura, crecimiento poblacional, desarrollo de ciudades, vías, etc) en las poblaciones de los diferentes ecosistemas del mundo, sin embargo, estudios en predicciones de escenarios de calentamiento global y su efecto en la distribución de las especies han estimado que entre un 15-37% de las especies se extinguirán hacia 2050 [7]. Adicionalmente, las migraciones de aves hacia latitudes más altas o bajas del planeta están siendo notorias y el riesgo de blanqueamiento y enfermedad en los corales es evidente por océanos más cálidos que es donde realmente se ha visto el efecto del calentamiento global en incremento de temperatura (Figura 2).
Una fuente adicional de debate recae en la actividad del hombre como causante del cambio climático, un 97% de los científicos están de acuerdo con que la actividad antropogénica ha sido el acelerador de un incremento en la temperatura global. El ciclo del carbono permite la circulación de C y tanto la biomasa vegetal como los océanos liberan y absorben CO2, sin embargo, el uso de la tierra en agricultura y la quema de combustibles fósiles son fuentes de CO2 que pueden ser absorbidos por las plantas y mares hasta en un 40% (Figura 3), el 60% restante se ha venido acumulando en la atmósfera. Por esto el grave efecto que ha tenido el hombre en la acumulación de GHGs y la alta prioridad que se le ha dado a nivel mundial y gubernamental para mitigar los efectos del calentamiento global por medio de legislaciones dirigidas, sobretodo, a las industrias en países desarrollados que pueden ser los grandes actores en la reducción de emisiones.
Referencias
[1] Lockwood, M. 2008. Recent changes in solar outputs and the global mean surface temperature. III. Analysis of contributions to global mean air surface temperature rise. Proc. R. Soc. A vol. 464 no. 2094 1387-1404. Disponible en http://rspa.royalsocietypublishing.org/content/464/2094/1387.abstract
[2] Foster, G. y S. Rahmstorf. 2011. Environ. Res. Lett. 6 044022. Disponible en http://iopscience.iop.org/1748-9326/6/4/044022
[3] Climate Change 2007: Working Group I: The Physical Science Basis. Disponible en http://www.ipcc.ch/publications_and_data/ar4/wg1/en/spmsspm-projections-of.html
[4] Porter, J.R., L. Xie, A.J. Challinor, K. Cochrane, S.M. Howden, M.M. Iqbal, D.B. Lobell, and M.I. Travasso, 2014: Food security and food production systems. In: Climate Change 2014: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. Part A: Global and Sectoral Aspects. Contribution of Working Group II to the Fifth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [Field, C.B., V.R. Barros, D.J. Dokken, K.J. Mach, M.D. Mastrandrea, T.E. Bilir, M. Chatterjee, K.L. Ebi, Y.O. Estrada, R.C. Genova, B. Girma, E.S. Kissel, A.N. Levy, S. MacCracken, P.R. Mastrandrea, and L.L.White (eds.)]. Cambridge University Press, Cambridge, United Kingdom and New York, NY, USA, pp. 485-533. Disponible en: http://ipcc-wg2.gov/AR5/images/uploads/WGIIAR5-Chap7_FINAL.pdf
[5] Assessment reports, working group II: Impacts, Adaptation and Vulnerability. 2001. Disponible en http://www.ipcc.ch/ipccreports/tar/wg2/index.php?idp=353#941
[5] Assessment reports, working group II: Impacts, Adaptation and Vulnerability. 2001. Disponible en http://www.ipcc.ch/ipccreports/tar/wg2/index.php?idp=358
[6] Thomas, C., Cameron, A., Green, R. et al. 2004. Nature 427: 145-148. Disponible en http://www.rivm.nl/bibliotheek/digitaaldepot/20040108nature.pdf
[7] Climate Change 2007: Working Group I: The Physical Science Basis. Disponible en http://www.ipcc.ch/publications_and_data/ar4/wg1/en/ch7s7-3.html
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