Lo había logrado: Invicta 8 años y pico hasta que la peor pesadilla de una madre se materializó en letra roja: mi hijo de 8 años me dijo –y por escrito- que me odia. Para mi sorpresa no me acabé el bar ni me sentí malherida, todo lo contrario. Comparto sin vergüenza que me sentí sinceramente satisfecha.
En este agotador oficio de criar, en el que corregir es ir en contra vía con la libertad de expresión; guiar es castrar la creatividad; y gritar -luego de muchas advertencias- es traumatizar, me permito con beneplácito esta pequeña victoria. Victoria que tiene todo que ver con que no caí en manipulaciones ni me martiricé con culpas.
Mis hijos, como los suyos, son niños privilegiados hasta el punto de la irresponsabilidad. Sí señor, hasta ese punto. Porque cuando pasamos una hora y media comprando uniformes escolares, la culpa es mía y tengo que darles explicaciones; porque cuando los llevo –¡y les pago!- a clases de tenis, natación, guitarra, zumba, bisutería, fútbol, o cualquier actividad que según los libros contribuye a su bienestar, es idea mía y me toca convencerlos de que es por su bien; porque cuando hay carne y quieren pollo les digo, deja la carne y cómete el arroz y la ensalada; porque cuando me piden el teléfono mientras esperan al médico, les digo que sí, ¡pobres!; porque cuando me acompañan al supermercado corro por los pasillos como si afuera se avecinara un huracán. Dígame, ¿no lo ha hecho usted? Exacto.
La buena noticia es que también mi laxitud tiene un límite, y en eventos como este me mira de frente: mi objetivo no es complacerlo sino educarlo. Si para que mi hijo me quiera debo rendirme sin conciencia a sus caprichos, o para ponerlo de otra manera, si para que no me odie debo dejar de contar las horas que pasa en frente del Xbox, prefiero sin miramientos la alternativa.
Soy muy consciente de que en su corazón de niño privilegiado no hay odio sino frustración, como también soy consciente de que entre más pronto aprenda a lidiar con sus frustraciones, mejor. Mi labor como madre es ayudarlo a interpretar sus sentimientos, a guiarlo en sus decisiones y ponerle límites. Hacerle entender que la suya es efectivamente una vida de privilegios que amerita su gratitud e implica responsabilidades. También es mi labor detenerme y ajustar mis métodos cuando mis decisiones no son coherentes con mis objetivos de educar, y ¡claro!, no ceder cuando me falta la energía para lidiar con una pataleta.
En inglés hay un dicho: «Better you than me», antes que odiarme yo por ser una mamá excesivamente permisiva, sin conciencia y floja, prefiero que me odien ellos por ponerles límites. Yo estoy intentando educar a un adulto responsable, emocionalmente inteligente, y socialmente competente. Mientras tanto lidiaré con sus malinterpretaciones pueriles y disfrutaré de mis pequeñas victorias. ¡Ánimo!
Para la prueba, un botón:
Muy bien. Es un comienzo sin embargo yo le diría que no debería estar tan satisfecha y debería ir aún más allá en su reflexión.
Aunque para una sociedad en la que se habla mucho y se reflexiona poco antes de actuar y antes de ponerse en primer plano, estoy seguro que es todo un descubrimiento revolucionario, yo en cambio le diría que por ahora está observando solo la superficie de lo que ha venido pasando.
Y voy a empezar de atrás para adelante con el objeto que la llevó a escribir su artículo: el texto mismo de su hijo.
En su caso me estaría preguntando si no habría habido una opción para llegar a eso mismo que descubrió al final, es decir, que se está ante todo educando un futuro adulto, preparándolo para vivir en sociedad, sin que mi hijo lleve su rabia (que a veces es necesaria) a un plano personal de: “te odio mamá”.
Si mi hijo en su reacción instintiva supone que el problema soy yo (o cualquier otra persona) por un limite que encuentra en la vida, quiere decir que llevo 8 años equivocándome profundamente. Si la reacción ante la frustración es encontrar al culpable significa que lo que lo anima, lo que le he inculcado, el ejemplo que le he dado, está totalmente equivocado porque ya tiene un automatismo que es injusto. Ahí estoy cultivando para la sociedad el abusivo del mañana. No solamente tengo razón y este hijo mío no entiende un límite apenas justo que le estoy imponiendo (si claro muy bien que le de rabia si quiere) sino que además cuando expresa esa rabia el desgraciado soy yo? No de ninguna manera!
Por otro lado, una cosa es alegrarme de que por fin estamos quedando claros de que no estamos aquí simplemente para ser amigos, y otra cosa es que ahora me vuelva yo el blanco de su odio cuando le va mal. Tiene que haber una mejor manera de diferenciarnos sin que el problema se vuelva otra vez contra mí y sin que este hijo mío incurra en otro error suplementario.
Entonces para mí, usted ha descubierto aquí el agua tibia, y en vez de satisfacerse con su primera corta victoria, con el primer gesto acertado, debería interesarse en todo el camino y revisar el contexto de sus acciones pasadas para volver evaluar si de pronto no tendría que reescribir muchas de las lecciones y muchos de los ejemplos que le quiso dar empezando desde otra base: una en que se despersonaliza al máximo la comunicación y se confronta rigurosamente a la realidad y las consecuencias de sus actos, tanto con respecto a la sociedad como con respecto a esa persona que puede llegar a ser. Y esto se hace con el único fin de que justamente llegue a ser, lo que todos deseamos, la mejor versión de si mismo!
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Muy bien, esa es la actitud. Porque para crear personas utiles y equilibradas no se necesita ser «el mejor amigo» de los hijos sino el padre, la madre, esa figura que les guia y no esta ahi simplemente para darles gusto o ser un instrumento de su malcrianza.
Los niños no son malos en su naturaleza, no miden las consecuencias de lo que dicen y como lo identifico es como es, solo estan expresando su frustracion.
Adelante y no de el brazo a torcer … pues como dice el adagio, es mejor corregir al infante que tener que castigar al adulto.
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True blue!! me vino además como anillo al dedo
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bien dicho y bien hecho. Aparte de la corrupción, uno de los males que afecta la productividad y el desarrollo social es el síndrome del princesito y la princesita; especialemmte por parte de papás que cuando fueron niños la tuvieron difícil, y para ellos educar es cumplir todos los caprichos y atender todas las pataletas de los hijos ‘para que no les toque como les tocó a ellos’ (caso Colmenares?). Mientras los educan, son unos caprichosos que viven armando pataleta y no incomodan sólo a los padres, pero éstos sí se preguntan por qué salieron tan caprichosos, sin poder reconocer lo que para todos es más que evidente. Cuando crecen salen unos sociópatas que no aportan nada y sólo parasitan al resto de la sociedad, creyendo que la sociedad les debe algo porque ellos son especiales, sin haber hecho nada en absoluto más que tomarse el crédito por lo que otros hacen
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Bueno no me siento tan mal ahora.
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Llama la atención que la autobiografía de la autora sea casi tan larga como el propio texto. Eso es significativo, aunque no estoy seguro de qué.
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Excelente raciocinio. Si todos los padres fuéramos así este sería un mundo mejor.
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Por lo general leo estos blogs, en especial los de educación, para usarlos de ejemplo de lo que no se debe hacer y explicarles a mis estudiantes, por que los papas, no saben nada sobre sus hijos. Pero en este caso, lo utilizare para demostrar, que no se necesita ser perfecto, para ser una excelente madre. Su hijo es un privilegiado, pocos tienen la mama que al parecer es ud.
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Soy padre de 4 hijas tres ya mayores profesionales super exitosas y una de 11 años . Creo que se puede formar a los hijos con amor, disciplina, responsabilidad, sin tener que llegar a esos extremos «que nos odien» ¡ absurdo!
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Estoy de acuerdo porque antes que amigas somos madres y eso implica una responsabilidad frente al hijo y la sociedad. Creo que para los hijos debe quedar muy claro que nuestro papel es más importante que el de escuchar y ser condescendientes. Aún cuando algunas madres hayamos sido bendecidas con hijos extraordinarios, no podemos olvidar que como los adultos mayores con la experiencia y sabiduría que nos da la vida, tenemos una obligación que cumplir que no podemos evadir ni trasladarla a otras personas y a los mismos hijos.
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A ciertos chinos Hijue madres es conveniente de cuando en cuando, ponerlos a comer m*****!!
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Excelente aporte para muchos padres confundidos. De esa forma eduque dos hijas, hoy día adultas y con vidas propias que disfrutar. La felicito por no dejarse manipular.
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Mi hija de 15 años dijo hace unas semanas a su mamá ,» En estos momentos no sabes cuanto te odio», quedé bloqueado, jamás pensé que una hija mía dijera semejante cosa, en la vida se me permitió utilizar ese lenguaje con mis padres, esas palabras le costaron quedarse sin celular hasta el próximo año, la pataleta fue monumental, pero estamos ganando la pelea, el respeto y el trato amable y considerado en el hogar no se negocian, muchas gracias por su blog.
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Que columna tan oportuna. Y tan interesante reflexión. Bien por esas madres inteligentes que entienden su labor. ¡ Proteger a sus niños incluso de ellos mismos ! Corregirlos, reprenderlos, ponerles límites y amarlos. No se trata de ser sus amiguis y dejar que se los devore el mundo. Se trata de levantar hombres y mujeres de bien. Que Dios te bendiga y te siga dando fortaleza ( que la tenes de sobra ) y sabiduría.
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Rock on! El unico camino a la felicidad es el sacrificio. Te lo agradecerá. Te felicito. Somos pocos.
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Algo debe estar haciendo usted bien.
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apoyo y comparto 100%
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Es muy interesante que lleve a un niño de ocho años a clases de zumba. Los chichombianos estamos j o d i d o s.
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Muy interesante tu columna y excelente reflexión
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Excelente!! Soy de las que piensa que los chicos de hoy en día se tienen que ganar las salidas, los regalos, el uso del celular… mami quiero una bici! ganatela!! Como te fue en el colegio? bien te la ganaste si te fue mal.. no hay bici así de sencillo… quieres jugar un rato con el celular ; debes tener un horario porque sino pasas 12 horas pegado ah pero antes me ayudas a arreglar la mesa… sencillo.
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La crianza es de las actividades mas complejas que puedan haber… el equilibrio entre disciplina y amor es la clave del éxito, fácil decirlo difícil aplicarlo… felicito a todos los padres que combinan de la mejor manera las responsabilidades laborales con la labor de formar a las nuevas generaciones… que gran responsabilidad!!!!
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Buena esa!!! estas son las mujeres que realmente quieren a sus hijos, las que son capaces de enfrentar el que dirán y más aún una demanda de alga persona que considera normal dejar en manos de un niño las decisiones que le corresponden a los mayores…. estas son las únicas mujeres que en realidad están haciendo algo por disminuir la violencia contra las mujeres, por criar hombres con un mínimo sentido de respeto por la mujer y por quererse antes que sucumbir a las demandas de un hombre malcriado por una mujer sin pantalones….
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Buena esa!!! estas son las mujeres que realmente quieren a sus hijos, las que son capaces de enfrentar el que dirán y más aún una demanda de algún metiche que considera normal dejar en manos de un niño las decisiones que le corresponden a los mayores…. estas son las únicas mujeres que en realidad están haciendo algo por disminuir la violencia contra las mujeres, por criar hombres con un mínimo sentido de respeto por la mujer y por quererse antes que sucumbir a las demandas de un desgraciado que malcrió una mujer sin pantalones….
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Muy de buenas el pelao, en nuestros tiempos una frase asi ameritaba una tanda de correa o la consabida volteada de mascadero para que no solamente quedara claro que no era el que manda, sino que debía respetar.
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Excelente tu columna, mi esposa vive día a día esta dicotomía entre ser la bruja mala y «the perfect mom». No es que yo me haga a un lado, sino que soy muy permisivo, pero lo que escribes me pone a reflexionar un poco….Gracias.
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me parece muy bien lo que hiciste, a los hijos se les puede dar todo pero con medidas y restricciones, te felicito.
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Marga, te respeto y admiro…pero creo que en esta o no escribes en serio, o estas proyectando en tu niño tus temores, frustraciones, reproches, deseos, etc. y te desahogas en el, o simplemente estas repitiendo alguna b.s. teoría gringa. Si, los niños se enverracan porque no les dejaste el Nintendo, Xbox, etc., pero PRECISAMENTE eres tu las que le has dado y ponderado esos valores materiales olvidando (tal vez?) que los verdaderos valores son los que jamas se compran en Toys’ r’us.
Buena suerte cuando tu nene
llegue a los 15 añitos.
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No entiendo para que siguen trayendo niños a este mundo a cultivar miseria. En pleno siglo XXI uno pensaría que una persona que se graduó «con honores» de un colegio debería tener el sentido de común de que reproducirse no es el único propósito del ser humano.
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