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Aunque no es el target de la Caja, hombre, qué pesar la partida de Rocío Dúrcal. Como la de todos los vinculados a la música. Hay algo que conecta a Dúrcal con Mozart, con Sid Vicious y con Yo Yo Ma: Dan vida a nuestras pasiones musicales. Paz en la tumba de la española más mexicana.
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Hace poco Jimmy Arias, colega de El Tiempo impreso, me dijo que por qué no hablaba de Fischerspooner en la cajita. Me dio pena reconocer que no le había parado bolas. Él entrevistó a Casey Spooner reciéntemente acerca del disco "Odyssey". Lamentablemente no les tengo el enlace (cosas de servidor).

Oiga a Fischerspooner en este enlace.

La afrenta era grande: No soy muy allegado al tecno-pop. No me había gustado "Emerge", su single exitoso de años atrás. Sin embargo, empecé a oír su último disco y me encantó. Sobre este dueto impera un aura que evoca lo oscuro de una generación sentimental y a la vez descontenta, pero no es ese descontento como el del grunge, que es explosivo, sino ese que se guarda adentro. Remembranzas de Depeche Mode y los orígenes de New Order, pero traídos a nuestro siglo. Pero hay que aclarar: Fischerspooner no es británico.

Una manera de explicar la intensidad del sonido de un proyectoes entender los ingredientes combinados, y en los de Fischerspooner se trata de una simbiosis muy particular: Casey Spooner (el monito de la derecha) es un polifacético artista de la escena neoyorquina, esa que ha heredado lo mejor de los 70 en esa ciudad y que sigue haciendo performances inigualables. Esa que defiende la cultura de los lofts, de Warhol y del action-painting. Spooner es además actor de teatro, video-artista y escritor. No son gratuitas las semblanzas de Broadway en su garbosa presencia.

Por otro lado está el músico de academia Warren Fischer. Creció estudiando a Mozart pero conoció a David Bowie. No tiene la teatralidad de Spooner, pero sí un exacerbado talento musical. Además, se cocinó en medio de una depresión: Cuando el arte no da, toca dedicarse a un trabajo de escritorio. Lo intentó por buen tiempo, pero no era feliz, y con Spooner decidió dedicarse a la música. Y vea lo que salió.

Los dos se conocieron en la Escuela de Arte del Instituto de Chicago. Esa mezcolanza de ingredientes ha tenido cabida en las salas de arte de Nueva York. Es innegable que los rodea la pompa intelectualoide de las élites, pero… ¡Qué diantres! Suenan muy bien, y eso es lo importante.

Pero "Odyssey" es más profundo que su primer disco, "Fischerspooner #1", Conjuga precisamente la influencia sensacional de artistas como la escritora Susan Sontag o el genial David Byrne. Además, cuenta con un backup muy fuerte, el productor musical suizo Mirways, quien ha estado detrás de éxitos de Madonna.

Su canción "We need a war" es en realidad un poema de Susan Sontag que es, obviamente, un llamado contra el letargo social.  "Susan Sontag nos hizo pensar en cómo integrar nuestras ideas políticas en nuestra música sin convertirlas en filosofía barata", dijo Spooner en esta entrevista de Mondosonoro.

Sin embargo, amigo lector, si lo que usted quiere es poner algo bueno en el radio de su auto, la mejor elección podría ser la canción "Never win", que es igual de estomacal a la anterior, pero si no se fija en la letra, es como para cabecear en medio de un trancón por la carrera séptima.

Pero definitivamente este nuevo disco ratifica que el dueto está hecho para sonidos serios, sentimentales, de esos que recorren la introversión humana.

A continuación, unos links con sorpresitas:

– Wallpapers
Una página tributo que contiene algunas remezclas, entre ellas una insensata de su sencillo "Emerge" con "Smells like teen spirit" de Nirvana.
Otra graciosa página tributo a Casey Spooner y su multitalento. Se llama "Fuckyoucaseyspooner", y básicamente se llama así porque sus fans lo quieren tanto que se lo quieren comer…

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Quiero pasar una cuenta de cobro por un acontecimiento ocurrido en la publicación del viernes: Es la primera vez que la fuente de un post, por iniciativa propia, participa respondiendo comentarios de los lectores. Ojalá pase más a menudo. Procuraré que así sea. Roberto Fiorilli, desde Italia, resolvió inquietudes que nadie podía responder mejor que él. Mil gracias, Roberto.

Sin embargo, en medio de la afluencia de nuevos blogs en este portal (los de colombianos en el exterior, el de TV, el de sexo, el gastronómico y algunos de tecnología) es evidente el pulso caótico que se vive a través de las críticas destructivas en esos espacios. Las buenas críticas son geniales, creo que a todos los bloggers nos encantan, pero las destructivas reflejan algo incomprensible de nuestra idiosincracia.

No lo digo por La Caja, que no es un espacio masivo sino más bien selecto y que no le toca vivir el tejemaneje violento de muy concurridos blogs que llevan ese peso a cuestas. Aquí vivimos una discusión sensata, y eso me encanta.

Una insólita paradoja de ese negativismo caótico lo representa fielmente el caso del blog de televisión, el de Gullit. Las críticas destructivas acabaron con el blog de su antecesor, Omar Rincón -no lo defiendo, entiendo por qué lo boicotearon- y cuando llegó Gullit, con una energía muy diferente, lo apoyaron. Pero en el segundo post lo acusan de inventarse sus propios comentarios y de querer quitarle el puesto en el impreso a Omar Rincón… (¿?) Qué ironía: Gullit ya tiene puesto aquí hace rato.

Entiendo cuando surgen las críticas: La voz del lector es, por primera vez, la más importante. Estamos democratizando esta vaina, y eso es REQUETEBACANO. Si los lectores no quieren a alguien, se lo hacen saber. Si quieren algo mejor, lo piden. Eso está bien. Pero lo violento es raro. Es un reflejo extraño. No se de qué. Una inconformidad latente. Ganas de tumbar a eltiempo.com por ser grande, ganas de desahogarse con el mundo. No sé.
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Suerte y pulso, amigos.

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