El ejemplo de Seúl: tumbar autopistas para hacer espacios públicos.
Foto: Jaime Andrés Fajardo
Las ciudades son sistemas cambiantes que van evolucionando de acuerdo a sus dinámicas y necesidades. Hubo una época en la que el desarrollo de estos sistemas fue guiado por el automóvil, el cual aparecía como un sinónimo de libertad para que los ciudadanos se movieran dentro y fuera de las urbes. Sin embargo, el uso de este medio de transporte ha traído consigo una serie de afectaciones al bienestar de la población. Además del tráfico que genera (lo que se traduce en horas y horas perdidas), la polución y el aumento en los siniestros viales (que nos arrebata vidas a diario), este vehículo ha hecho que los sistemas urbanos comiencen a trabajar en un nuevo horizonte de desarrollo.
Un ejemplo de esta nueva visión de ciudad, es el proyecto del río Cheonggyecheon en Seúl, ciudad capital de Corea del Sur. Allí, se cambió una autopista de seis carriles, por un espacio público de calidad que sirviera a todos los habitantes de la ciudad. Esta es la historia:
Después de la Guerra de Corea, la poca infraestructura urbana de la ciudad quedó totalmente afectada. El país se encontraba en medio de una crisis económica y comenzó una enorme migración desde las áreas rurales hacia las ciudades. Seúl, siendo la ciudad más importante del país y el centro de gobierno, recibía a cientos de miles de habitantes. La poca capacidad de gobierno, para esa época, hacía que los habitantes comenzaran a asentarse en la ciudad de manera irregular, por lo que cientos de familias se ubicaron alrededor del río Cheonggyecheon, justo en frente de uno de los palacios más importantes del país.
Así lucía el río para esa época:
Foto: Frame house along Seikei-Sen(Cheonggyecheon). Source: Korean book «Seoul under Japanese rule(1910-1945)» published by Seoul Metropolitan City History Committee.
Y es allí, precisamente, donde comenzó el milagro económico de Corea del Sur. Para 1953 se estimaba que Corea era más pobre que una gran porción de los países de América Latina. Sin embargo, una serie de factores, entre los que se resalta el fortalecimiento industrial, hicieron que la economía del país creciera de manera exponencial, lo que se tradujo en una mejoría en el bienestar de la población. Consecuentemente, Seúl invirtió millones en su infraestructura urbana y en conjunto con el boom mundial del uso del automóvil, se construyó una autopista encima del río Cheonggyecheon, el cual había sido previamente contaminado por cuenta de la actividad humana e industrial a su alrededor. Hasta este punto, esta historia es similar a lo que ha sucedido en algunas ciudades de la región latinoamericana, tal es el caso de Brasilia, ciudad desarrollada en la era del modernismo arquitectónico; o el caso de varias ciudades colombianas, en donde hemos enterrado los ríos para beneficiar la movilidad de carros particulares.
Lo interesante, es que para el año 2000 se inició la idea de recuperar este rió, pues queda en el centro de la ciudad frente del palacio más importante del país. Guardando las proporciones, iniciativas similares ya ha tenido espacios en Colombia. Una es el eje ambiental de la ciudad de Bogotá, proyecto que recuperó el trayecto del río San Francisco en el centro histórico de la capital, pero al cual le falta cariño por parte de los ciudadanos. Otro, es Parques del Río en Medellín, el cual enterró una parte de la autopista sur de la ciudad y abrió un espacio público con juegos para niños, cine al aíre libre y zonas verdes, lo cual sirve de eje para unir diversos módulos de servicios de la capital antioqueña.
Después de tres años de arduo trabajo y de un sistema gubernamental que permitió en poco tiempo la ejecución de proyectos de infraestructura de grandes magnitudes, se inició en julio 2002 la recuperación del río Cheonggyecheon. Lo que implicó tumbar una autopista para recuperar un rió y hacer un parque lineal capaz de traer de vuelta una porción de la fauna y flora que en algún momento habitó ese lugar. Se trató de desarrollar un eje de 5.8km de longitud con un río en el medio, lleno de vegetación en el centro de una de las ciudades con mayor densidad de habitantes por kilómetro cuadrado del mundo.
Es así como para octubre del año 2005 fue inaugurado este proyecto que desmitificó al automóvil como prioridad en las ciudades. Con una plaza pública en el centro de Seúl y un corredor verde que se desplaza hacia el oriente de la capital coreana, lleno de peatones, deportistas, bicicletas, arboles, pájaros y peces. La gente se tomó este espacio y cada centímetro de este corredor se encuentra repleto de familias, de amigos compartiendo y de trabajadores que prefieren desplazarse por este circuito para moverse unas cuadras dentro del centro de esta urbe. Esto es una prueba de que los sistemas cambian, evolucionan. La ciudad no es una excepción a esta regla, por tanto, podemos y debemos trabajar conjuntamente para que evolucionemos hacia sistemas que aporte al crecimiento económico a la medida que garantizan una mejor calidad del bienestar de sus habitantes. Esto se logra por medio del desarrollo de urbes sostenibles que prioricen lo colectivo por encima de los intereses individuales.
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