Me ofende ver un hueco pintado de amarillo, para que la gente no se meta en ellos
Me duele sobremanera que los bogotanos terminemos aprendiéndonos donde están los huecos en las calles, pero me ofende enormemente que ya hay unos pintados para que la gente no se meta en ellos.
No sé cómo comenzó esto, pero sé que fue en la administración de Petro, y clamo a Peñalosa que esto acabe inmediatamente. Lo que se comenzó a hacer fue usar la misma pintura con la que se pintan los carriles de las calles, para rodear los círculos que no han sido capaces de arreglar, para evitar que la gente los coja y se causen accidentes.
No tengo claro si fueron las autoridades, los contratistas o los vecinos los que lo hicieron, pero en todo caso es el signo que muestra la inoperancia de muchas instituciones de la ciudad y de nuestra rendición ante el problema: como lo se pude arreglar el hueco, señalémoslo.
Como consecuencia de esto, los motociclistas están pintando más huecos, sin permiso de nadie, porque prefieren salvar sus vidas, ya que la ciudad se ha convertido en una trampa mortal y prefieren que algún policía los detenga por vandalismo, que permitir que alguien más caiga en estas trampas. Eso es consecuencia de la desidia de las autoridades de tránsito y de infraestructura de la ciudad, que por los motivos que sean, han dejado que la ciudad se llene de huecos desde hace años y tome ese infame apodo de “Huecotá”.
Quizá el día que un ciudadano pueda demandar a la ciudad a bajos costos y con una justicia limpia, por el daño que un hueco le causó a su carro, o el tiempo que se perdió en un trancón por la presencia de un agujero en una avenida, las cosas cambiarán; pero mientras sigamos condenados a la inoperancia de las instituciones defendidas por la ineptitud de nuestro aparato judicial, incluso pequeñas cotidianidades como exigir que se repare un carro que se dañó por un hueco en la calle, se vuelven imposibles, y deprime al ciudadano, lo desmotiva a participar y básicamente nos hace claudicar ante un Estado que no está.
Ese hueco que sé que lleva años en el mismo sitio y que un día lo vi pintado, es una de las cosas que más de duelen y ofenden de mi ciudad (me refiero al hueco que hay en la circunvalar entrando al túnel que baja a la séptima en la 92). ¿qué hay cosas más tristes y ofensivas que un hueco pintado en Bogotá?, ¡pero claro!: La gente que no es atendida en los hospitales, o que el portero de urgencias haga un pre-triage; que la corrupción nos haya robado recursos y tiempo, que hoy clamamos para mejorar nuestra calidad de vida; que un menor de edad robe unos tenis para tenerlos, e incluso que mate por un celular.
Bogotá, mi ciudad, fue ejemplo del país y hoy este abandonada y como si se hubiese detenido hace 15 años, y se hubiese avejentado, debido a que no cuidamos el patrimonio que se construyó, y todo se refleja en ese hueco que muchos ya se aprendieron y que hoy está infamemente rodeado de una pintura amarilla para evitar un accidente, diciendo claramente: nos rendimos, esto no lo podemos mejorar, pero por lo menos le avisamos.
Todos esos huecos fueron pintados por iniciativa privada de los motociclistas para de algún modo evitar accidentes, ya que al distrito le importa un bledo la vida, salud y bienestar de los ciudadanos. Esperemos que la nueva administración caiga en cuenta.
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y ofende mucho más que el desgraciado Peñalosa empezó a construir andenes por todas partes y para las vías sólo hay pintura para los millones de huecos, es una vergüenza lo que está haciendo ese sinvergüenza.
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Esto de los huecos es verdad y le corresponde al estado el cual parece inexistente ante soluciones, pero también como sociedad debemos contribuir en no rayas las paredes puentes y hasta la misma plaza de Bolívar, o tal vez sugerir que en lugar de mandar a los delincuentes a carceles donde no hay espacio, paguen sus sentencias haciendo trabajos civicos de limpieza de puentes, pintar muros, recogida de basuras etc.
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Gracias por su blog. Cien por ciento de acuerdo con cada palabra que escribió. Me siento exactamente igual cada vez que veo esos huecos pintados en esta ciudad que parece no importarle nada a nadie, descuidada, sucia, rota, sin parques, sin futuro. Qué triste porvenir ora quienes decidimos quedarnos acá.
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