Hay un regalo del día del padre que casi nunca llega. Esposas e hijos, se devanan la cabeza pensando en qué darle a ese hombre que parece tenerlo todo y que nunca saben que le falta. Pero al final el regalo es simple.
Un buen regalo en muchas ocasiones es esa cosa que alguien siempre ha querido tener, pero por alguna razón nunca lo ha comprado. No me refiero a una corbata, colonia o zapatos, sino a ese libro, esfero, juguete e incluso cuadro, que siempre ha visto y nunca ha tomado la decisión de pagar por él. Mucha gente se confunde pero hay que decir que ese no es el regalo que un padre quiere.
El día del padre es una celebración olvidada, menospreciada y casi sin intensidad, pese a que ese hombre tiene un peso en la espalda enorme. Es el cazador de la casa, trae la comida, el dinero, los servicios pagados; su cansancio en la noche, su sonrisa silenciosa oculta un pesado día de labores, para que al llegar a casa no se le reciba como él desea. Los saludos y los abrazos han quedado atrás, los pequeños detalles que le hacía sonreír se han ido desdibujando, al punto que algunos padres se sienten más un cajero electrónico que una persona. En Colombia, estamos acostumbrados a que sean los padres los que mantengan el hogar, y cuando una mujer es la que lo hace, la aplaudimos como heroína, porque ella sola logró levantar un hogar; y esta situación ha hecho que el rol de los padres sea considerado como normal, y que se convierta en un acto cotidiano que no merece en muchos casos ni un simple gracias.
A los padres la vida nos va desplazando. Éramos los sabios de la tribu hasta que Google nos arrebató ese honor; éramos los arreglatodo hasta que el dolor de espalda no nos dejó ni cambiar una llanta; éramos los cocineros del fin de semana hasta que fue mejor salir al norte; y así, muchas de esas cosa que hacíamos desde el corazón y con esa necesidad de los caballero de brillante armadura de la casa, se van quedando atrás, y el mundo cambia, convirtiéndonos en proveedores y dejando de ser esos superhéroes de antes.
Por eso, algunos padres no quieren solo cosas de regalo ese día sino que, de alguna manera muy particular y anclada a esas mágicas memorias del pasado, le digan que lo admiran, que le agradecen, que valoran su esfuerzo y que sobretodo aún son el Supermán de la casa, así ya no lo sean, por la edad o la enfermedad; no digo que lo pongan a cocinar, a arreglar la gotera ni mucho menos a hacer tareas, pero sí háganlo sentir especial, único, como cuando los niños hacían sus regalos en el colegio, como cuando eran novios y le daban cosas especiales. Les juro que eso los emocionará más que el último celular del mercado, porque ese lo puede comprar él, pero hacerlo sentir nuevamente el superpapá solo lo pueden hacer ustedes.
bellas palabras de camilo una persona sensible y muy humana. gracias Camilo es cierto todo lo que dices
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Gracias!
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MUY BUENA LA CARICATURA DE MAFALDA..
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