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medico fumando

La salud no se puede financiar con impuestos a productos que son “malos” para la salud, eso no tiene sentido, es antitécnico e ilógico. En diversos países, ha tomado carrera la idea de ponerle impuestos al cigarrillo, el licor, el azúcar y las gaseosas, para que la gente deba pagar de más por ellos si los quiere consumir, logrado así un mayor pago que se iría a las arcas del Estado para financiar las externalidades causadas por estos consumos. Esta premisa, ni en el marco de la teoría económica es lógica y es completamente absurda en la ejecución.

La idea es simple: como el fumador fuma y genera humo, causa que los demás sean fumadores pasivos. Si una persona quiere fumar, es una decisión personal, pero los que están a su lado, están siendo víctimas de una externalidad generada por una decisión egoísta, que genera impactos en el sistema de salud, porque el Estado debe asumir el costo de las enfermedades pulmonares y cáncer generados por este consumo; por ende, se le pone un impuesto a los cigarrillos, para financiar estos gastos y buscar desmotivar el consumo aumentando el precio del producto, y golpeando directamente las finanzas de los fumadores.

El concepto es simple, pero enormemente equivocado, y más aún para Colombia. El cobro de estos impuestos y recaudos por el consumo de ciertos bienes para financiar instituciones estatales como los departamentos y el sistema de salud genera una interdependencia perversa de los productos “malos para la salud” y las finanzas del sistema: si la gente deja de fumar, el sistema de salud se queda sin esa plata.

En algún punto de la historia, en el país se decidió que los departamentos recibirían ingresos por impuestos a licores y cigarrillos, y tendrían monopolios en la producción de licor, lo cual es claramente absurdo, porque partía de la premisa que estas instituciones se financiarían del consumo de licores y tabaco de los colombianos, lo que realmente significaba que debían motivar su consumo; a esto se suma que el sistema de salud hizo lo mismo, y se financia con los juegos de azar y el IVA a la cerveza. Hoy, cuando la gente está fumando menos, como consecuencia de una tendencia global y una serie de políticas públicas, la salud y los departamentos están sin recursos, pero con un menor problema de incidencias pulmonares por cigarrillo.

Tarde comenzaron a cambiar su posición, y ahora quieren cobrarle impuestos a las gaseosas bajo la premisa de reducir consumos y aumentar recaudos, lo cual es una contradicción obvia, pero que es popular, porque cada vez más la gente ve como “perversas” a las gaseosas y los azucares, y con esto se logrará tapar temporalmente el hueco fiscal dejado por el éxito en el tabaco, los licores y los juegos de azar, pero se mantendrá la torpe filosofía de financiar la salud con impuestos a productos “malos” para las personas, jugando con la dicotomía del “no consumas”, pero financiémonos de eso. Es absurdo.

La salud de los colombianos y el presupuesto de los departamentos deben tener recursos más sólidos y coherentes, que seguir jugando a capturar rentas de las cosas malas antes que se acaben. Quizá se puede pensar en impuestos a los condones, que es un consumo que el mismo Ministerio de Salud promueve, o a otros elementos de salubridad y medicamentos, como los de libre circulación, multivitamínicos, bloqueadores solares o cosas como estas; pero ante una idea como esta, inmediatamente saldrán personas a decir que la salud no se puede financiar con impuestos a los medicamentos, porque esto aumentará sus precios y los hará inalcanzables para las personas, y adicionalmente, que eso genera que sean los enfermos quienes paguen su salud. Lo cual es cierto, pero no es diferente a lo que tenemos hoy, donde los impuestos al consumo de cerveza financian la salud de los colombianos, y más del 80% de esos recaudos vienen de personas de bajos ingresos, que casi su único y principal entretenimiento es tomarse unas “frías” de vez en cuando: causando que los pobres financien la salud de los pobres.

La salud y los departamentos requieren una reforma presupuestal seria, no paños de agua tibia que no son técnicos y que viven de las pasiones temporales del mercado; por ejemplo, si le ponen impuesto a las gaseosas por ser dulces, ¿qué van a hacer con las que son light, zero o bajas en calorías?, ¿les pondrán impuestos diferenciados como hacen con los grados de alcohol del licor?

Debemos dejar atrás el sistema de financiación de instituciones con productos “malos”, como la sobretasa a la gasolina, que cuando los carros sean eléctricos, o la gente ande en bicicleta, o se mejore la calidad de la gasolina, se quedan sin discurso y sin ingresos. Los impuestos deben ser claros, transparentes y se deben apoyar en productos con demandas crecientes y positivas para el consumidor y el medio ambiente, o de lo contrario, cada ministro y gobernador que llegue al despacho, dirá en plaza pública que se debe fumar menos y en privado mirar cómo hace para que la gente fume más.

@consumiendo

www.camiloherreramora.com

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