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Hoy se entregan oficialmente más de 7.000 armas de las FARC, lo que significa que es el desarme más grande de la historia y del país, y que desde hoy, estas miles de armas no serán potenciales amenazas para los colombianos.

Julia Galef, estadígrafa de profesión y analista por convicción, se preguntó en su charla TED “¿Por qué pensamos que estamos en lo correcto, cuando sabemos que no es así?”, en la que plantea que las personas tienen por lo menos dos mindsets en la cabeza: el guerrero y el explorador.

El guerrero defiende a toda costa sus creencias y el explorador analiza los hechos antes de tomar posición. Pone como ejemplo los hinchas en un partido de fútbol: cuando se comete una falta, según el conjunto al que usted siga, tomará rápidamente posición “para defender a su equipo”: desde “eso fue falta” hasta “se cayó solo”, dependiendo de lo que le convenga más su equipo. El explorador esperará la repetición (replay), para saber qué sucedió, sin importar si eso afecta a su equipo del alma o no.

Hoy, Colombia está más que nunca en un estado de “guerrero” y no de “explorador”, porque muchas personas creen que el proceso de paz en malo y por eso lo que ocurre hoy lo ven como algo negativo, o por lo menos como algo irrelevante, pese a que es un hecho que hoy el país tiene menos armas apuntándonos.

¿Qué hay más armas?, seguramente; ¿Qué esto no acaba la violencia?, Cierto; ¿Qué el narcotráfico no se va a acabar?, desafortunadamente no. El proceso de paz con las FARC nunca dijo que iba a acabar las armas, ni la violencia, ni el narcotráfico, y este es el centro de los ataques al proceso, con la participación en política de los exguerrillero y la Justicia Especial para la Paz.

Hasta donde entiendo, la mayoría de la gente no quiere el proceso de paz porque no acabó con la guerra, ni con el narcotráfico, pero sobre todo porque se negoció y no se venció a la guerrilla. Mucha gente quería verlos en la cárcel o incluso muertos, porque esa es la definición que tenemos de justicia desde hace mucho tiempo, siempre y cuando aplique para los demás y no para cada uno de nosotros, porque para nuestros casos particulares pedimos el perdón y la piedad.

Este pensamiento de “ganar la guerra” fue un sueño que se vio temporalmente posible en los gobiernos Uribe, y pensamos que eso sería así; pero ese mismo gobierno fue el que comenzó los acercamientos con las FARC para negociar la paz, porque lo que la historia muestra es que nunca una guerrilla ha sido vencida en ningún lugar del mundo, porque si solo queda una persona defendiendo el pensamiento, la guerrilla no se acaba.

Por esto era fundamental el proceso de paz, para acabar con las FARC como guerrilla. La idea del proceso de paz es finalizar el conflicto o guerra (como quieran o deban llamarlo), acabando con la marca “FARC”, que es una fuerza insurgente que quiere tomar el poder, y eso fue lo que se logró con el acuerdo. Hoy sus comandantes y militantes, dejarán de ser guerrilleros y comenzaran su vida pública, privada y política, como cualquier ciudadano, bajo la premisa que deben pagar sus crímenes según el marco del acuerdo y no que no volverán a usar las armas.

Este acuerdo no fue para acabar la violencia en Colombia, ni el narcotráfico, porque las FARC no son las responsables eso: las FARC “fueron” narcotraficantes, pero el narcotráfico no es la FARC, porque hay muchos más actores detrás de esto. Lo mismo ocurre con la violencia.

Por esto, sin importar si usted es Uribista o Santista, de izquierda o de derecha, de arriba o de abajo, blanco o negro, mestizo o indígena, hombre o mujer, hetero u homosexual, niño o adulto, desde hoy hay 7.000 mil armas menos apuntándole, y eso es un logro enorme de todos y para todos.

Quizá para algunos es como clasificar al mundial por repechaje y sin ganarle a Argentina 5-0, pero igual clasificamos, y ahora todos debemos prepararnos para “el mundial” que viene.

@consumiendo

@consumiendobien

www.camiloherreramora.com

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