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“Esto no es una elección, es una pelea de enanos, que va a acabar nuestro país”, porque la arrogancia de todos esos políticos que creen que pueden ser presidentes, puede llevarnos al fin de la democracia.

Esto me lo decía un analista político muy calificado hace pocos días, refiriéndose a la enorme cantidad de candidatos con baja intención de voto, que son los que están poniendo en riesgo la democracia como la conocemos.

¿Por qué está en riesgo nuestra democracia?, es simple: los dos candidatos que lleguen a la segunda vuelta pueden tener votaciones muy bajas, mostrando que la segunda vuelta solo llegarían representados menos del 40% de los votantes, reduciendo el nivel de representatividad del voto.

Esto significa que cerca de 6 de cada 10 votantes deberá cambiar su decisión de voto en segunda vuelta, y deberán plegar su voto a quien consideren que pueda representar sus ideales, sacrificando en muchos casos, sus propias ideologías.

El problema de tener tantos candidatos es que se dispersa mucho el voto; situación que se da tanto en la izquierda como en la centro derecha, que parecen estar optando por llevar sus consultas internas a la primera vuelta, causando una “repartición de la torta”, que le dará una enorme oportunidad a otros para seguir en la contienda; para comprender esto, supongamos que “el que diga Uribe”, puede llevarse el 35% de la intención de voto, pero al no haber un consenso y salir a buscar el voto en la primera vuelta, los 5 candidatos rompen el bloque de votación y es posible que un candidato logre obtener el 15%, ganándole a sus contendores “copartidarios”, pero con el riesgo de que otros candidatos saquen más votación, dejando por fuera de la segunda vuelta al Centro Democrático.

El ego y la vanidad de los políticos está poniendo en riesgo nuestro sistema, porque ya casi que destruye en su totalidad el sistema de partidos políticos, bajo la idea de que la popularidad es lo importante y no las instituciones que respaldan los procesos. Eso nos está llevando a que escojamos candidatos populares y no idóneos, que al no estar apoyados en una estructura de partido, no existe una forma clara de garantía con el votante, más allá de partidos de papel que duran menos de 10 años.

La lógica de los políticos hoy es simple: “me lanzo de candidato presidencial por firmas, el estado financia la campaña, saco una votación baja y los candidatos que pasan a segunda vuelta tienen que buscar una alianza conmigo, y así tengo espacio político en el próximo gobierno, soy excandidato presidencial y, quién quita, en esa confusión de votos, es posible que llegue a segunda vuelta, más por los errores de los demás, que por mis virtudes”.

Esta lógica perversa pone a la democracia al servicio de los egos y no de representar a los votantes.

Esto ya ocurrió en Bogotá en 2011, cuando los candidatos de centro derecha se atomizaron para enfrentar a Petro y este último quedó de alcalde, porque no había segunda vuelta. Hoy, Petro puede estar viendo el mismo escenario, con la ventaja de que la izquierda también esta atomizada, y los partidos tradicionales no tienen candidatos fuertes para la pelea electoral, dándole una enorme oportunidad de llegar a la segunda vuelta, al punto que hoy por hoy es “matemáticamente probable” que la segunda vuelta sea Claudia López contra Gustavo Petro, escenario que le encantaría a López, porque cualquiera que enfrente a Petro, suma el antivoto.

Así, todos ven posible llegar a segunda vuelta y el ego les hará mantenerse hasta la primera vuelta, causando que el 60% de los votantes voten engañados y deban cambiar su posición para la segunda vuelta.

Al final es un problema puro de mercadeo: la primera vuelta se parecerá a un supermercado, donde usted puede escoger más de 15 marcas de café, y puede tomar la que usted quiera, porque es la que más le gusta o bien porque es la que le recomendaron; en dos meses cuando vuelve a comprar se lleva la sorpresa de que ya no hay 15 opciones, sino solo 2, porque la tienda decidió dejar las que más vende, y usted debe tomar una decisión compleja: no comprar café o bien comprar una marca parecida a la que usted ya había escogido, con algunas diferencias que pueden o no ser fundamentales, con una situación adicional, porque el tendero le informa, que según la marca que la gente compre ese mes, solo dejará una marca por 4 años…

Esto nos puede llevar incluso a profundos cambios de votación entre la primera y la segunda vuelta, porque es posible que la dupla que quede para mayo, sea lo suficientemente predecible que nadie quiera ir a votar o todo lo contrario.

Lo cierto es que estamos sufriendo el fin de los partidos políticos y la predominancia de los candidatos por firmas, donde solo tienen como garantía lo que han hecho en su pasado y no una estructura que los acompañe, apoye y controle. Esta anemia política, nos llevará muy probablemente a un régimen presidencial de “estado de opinión”, donde lo importante es la popularidad del mandatario y no lo que el país necesita, lo que causa que el presidente de turno evite tomar las medidas que son necesarias para mejorar las condiciones del país, para no perder su imagen pública y por ende su gobernabilidad; pero esto claramente es una condena para todos, que se profundiza en el caso de alcaldes y gobernadores, donde pesa la amenaza de la revocatoria, solo por tener un bajo apoyo de la opinión.

Estamos pasando de un estado democrático a un estado de opinión, donde los votantes que intentan votar de manera reflexiva son aplastados por las mayorías que se dejan llevar por las popularidades y los egos de los políticos; a esto se suma que a menos de 8 meses de las elecciones ni sabemos quiénes serán los candidatos ni mucho menos sus propuestas, lo que indica que los acuerdos serán más burocráticos que programáticos.

Esperemos que se decante la lista de candidatos, que los partidos tradicionales retomen su vocación de poder y que la democracia con todas sus imperfecciones, permita que el voto sea más importante que las encuestas de opinión.

 

Este tipo de reflexiones, sobre los fantasmas de la economía colombiana y por qué no estamos tan mal como creemos, las pueden encontrar en mi libro publicado en 2017:

POBREZA & PREJUICIO

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www.camiloherreramora.com

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